relato

Moviola

Moviola

Me desperté a las 6 de la mañana y, tras ducharme y vestirme, dudé si ponerme el gorro y la bufanda del Español. Los disfraces no van mucho conmigo, pero corría una alerta por bajas temperaturas y mi amigo Rafa me había aconsejado que fuera abrigado, pues de la estación de autobuses a Mestalla iríamos en su vespa. El caso es que ir de incógnito me pareció más artificioso que lucir los colores de mi equipo. Se me ocurrió entonces que Rafa había aterrizado en Twitter porque, según él, hay ausencias demasiado clamorosas, lo que me condujo a ese aforismo que dice ‘no alardees de humildad: no eres lo bastante importante’. Hay mañanas en que el pensamiento se abre paso como un rompehielos.

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