Historias de San Blas
Tengo cariño al barrio de San Blas. Como buen distrito obrero, es feo, impersonal, desangelado. Como el Moratalaz en que crecí, a solo unos pasos. En San Blas viví un año y vivieron mis abuelos cuando el fin de su renta antigua los expulsó, viejos y felices, del centro de Madrid. La avenida de Guadalajara no tiene el carisma de la Gran Vía, pero hay un centro comercial con cines y acceso para minusválidos y a mi abuela ya le valía. No hay un Formentor, un Nebraska, un Viena Capellanes, pero en alguna cafetería nos daban batido de caramelo y pasteles y a mi abuela ya le valía. Los portales de San Blas no son el de la casa de la calle Hermosilla, pero tener ascensor al fin, cumplidos los 80, a mi abuela ya le valía.