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Seguridad pública

  • Un oso polar mata a un hombre canadiense que protegía a sus hijas

    Aaron Gibbons, de 31 años, ha fallecido este martes en una zona de caza y pesca en Sentry Island, en el archipiélago ártico canadiense, tras enfrentarse a un oso polar que intentaba atacar a una de sus hijas. «Ha muerto como un héroe», ha dicho uno de sus familiares, que ha admirado su valor al decirles a las niñas, que no han resultado heridas, que corrieran mientras él se interponía entre ellas y el animal. Unas horas más tarde otro hombre disparó y mató al oso.

  • Un ministro israelí plantea el asesinato selectivo de líderes de Hamás en Gaza

    El ministro de Seguridad Pública israelí, Guilad Erdán, ha proclamado este martes que los asesinatos selectivos de líderes de Hamás, como hizo Israel durante la Segunda Intifada (2000-2005), es parte de la solución a la situación actual de la Franja de Gaza, tal y como recoge el diario Yediot Aharonot. «Debemos volver a los asesinatos selectivos, y los líderes de Hamás deben volver a esconderse bajo tierra y temer por sus vidas», ha expresa Erdán en una entrevista con el diario.

  • Una revuelta carcelaria en una cárcel brasileña deja 60 muertos

    Por su parte, el secretario de Seguridad Pública, Sergio Fontes, apuntó a enfrentamientos entre dos facciones criminales dentro de la prisión – el Primer Comando de la Capital (PCC) originario de Sao Paulo, y el grupo local FDN o Familia del Norte – como causa principal de lo que derivó en un motín que ya ha sido controlado por las fuerzas de seguridad. «Es la mayor matanza cometida en una prisión de la Amazonía», afirmó Fontes, quien asegura que los grupos de narcotraficantes se disputan dinero y territorio. La revuelta se extendió durante 17 horas en el complejo penitenciario Anisio Jobim, en una zona periférica de Manaos. Florencio explicó que la policía había logrado «preservar la vida de rehenes, tanto de funcionarios como de internos».
    En octubre pasado, enfrentamientos entre facciones dentro de una cárcel del estado de Roraima, también en el norte del país, dejaron 25 muertos. Los episodios de violencia son comunes en las superpobladas cárceles brasileñas, donde los grupos criminales se disputan el control del tráfico de drogas.