Teresa Viejo

¿Me retuiteas?

En una primera mirada no se nota; necesitas desenfocar a la pareja para advertir el pescuezo del calvo y entonces el higadillo que supura por el cuello te sale a ti por la boca.

Trapos sucios

Trapos sucios

Sus ropas colgadas son los jirones de una existencia truncada sin ambages: uno abre la puerta del armario, toma cualquier prenda -un chándal, unos vaqueros, ese par de zapatillas que soporten un peregrinaje más duro que cien Caminos de Santiago juntos- y la cierra como quien da carpetazo a un amor al que hay que dejar atrás porque el destino te obliga a elegir entre él o tú. Durante la fuga los trajes y las corbatas son un lastre en ese viaje a ninguna parte donde la indumentaria es un artificio tan prescindible como frívolo.

Juego de niños

Juego de niños

Si no existieran fotografías como esta que ponen rostro a lo que cuentan los periódicos, el refugiado que se hacina en las fronteras de la UE sería mera carne de titular. Difuso, prescindible… alejado de nuestra rutina.

Tengo hambre

“¿Qué hacemos con esto?”. A la basura sin contemplaciones, porque quien se va a meter en el cuerpo un arroz recalentado cuando hay gazpacho en la nevera y una ración de gambas recién pescadas en el chiringuito. “¿A ti no te sabe rancio este queso?”, preguntas al día siguiente zascandileando entre los envoltorios del embutido. “Tíralo”, sugiere tu mujer, y al cubo que va.

Gibraltar, ¿español?

Gibraltar, ¿español?

o viene al caso entrar en el debate eterno sobre si el Peñón es nuestro o no, aunque no deja de sorprender que pocos quieran sumarse a este país y en cambio sí escindirse, pero querría relatar la extraña sensación que produce visitar ese lugar.

A Dios rogando

El ser humano es capaz de levantar un hogar en mitad de un estercolero y entre mierdas y ratas hallará algún motivo capaz de desperezarle una sonrisa. En Calais los inmigrantes se arraciman en “La jungla” y, si bien lo hacen con la provisionalidad del que desea salir por piernas de allí, también urden una red asistencial entre ellos.

Mi vida sin ti

No termino de entender porqué nos afanamos en cuidar lo nuevo y arrumbamos lo añejo, contribuyendo con ese poco celo a su deterioro. De igual modo nos sucede con las personas: ponemos gran entusiasmo en las que acabamos de conocer y prestamos menor atención a aquellas que llevan junto a nosotros una vida.

Regresión

Regresión

Si bien en la imagen es invisible una mano adulta, se intuye nítida tras los apéndices del pequeño. Se sospecha la frialdad del hombre en los ojos de quien coquetea entre la vida y la muerte como si lanzara pelotas contra los jugadores de madera de un futbolín.

Sopa china

Los niños se socializan a través de juegos, sin abandonar su educación. En cada una de sus actividades despliegan media docena de emociones puras que irán contaminándose después con los años.

La mujer corriente

La mujer corriente

El votante no ha soportado la falta de empatía de quienes le tiraban de las orejas acusándole de despilfarrar, cuando el sueldo no le daba ni para llenar el depósito a final de mes. Ponerse en los zapatos del otro es un ejercicio tan necesario como gratificante.

El marido del Presidente

El marido del Presidente

Algún cast@ se colará en las listas de las próximas elecciones e incluso algún adict@ al sexo. Se aburrirán con la postura del misionero o probarán las “Cincuenta sombras de…”, látigo incluido.

La isla melancólica

La isla melancólica

Pisar La Habana es una regresión. E implica acercarse a una herida del tiempo descrita por una generación agónica y pesimista que vio con sus propios ojos el derrumbe de un país.

Habla la tierra

Habla la tierra

Somos un suspiro en mitad de moles de piedra humeantes a punto de reventar, de terrenos sólidos que se resquebrajan sin aviso. Pulgas en mares, sorteando olas que nos tragan a la mínima.

Lo insoportable

Lo insoportable

Por más que el runrún mediático hable de economía o elecciones, no se me van de la cabeza las familias de los espeleólogos españoles antes de embutirse en el luto.

Millonarios

Millonarios

En un mundo polarizado los extremos serán tan opuestos que, salvo gestos de filantropía o gastos suntuosos muy sonados, no nos enteraremos de cuán ricos son. La pobreza es evidente. Explícita.

Emergencia

Emergencia

Voy a esforzarme en escribir con prudencia y sentido común, algo que se presupone al periodista pero no siempre cumplimos. Esto es porque como humanos se nos escapa la imperfección entre tecla y tecla, más si leemos en la fotografía “emergencia”.

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