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La sociedad ha perpetuado la asociación de la fortaleza con el género masculino, siendo el llanto la mayor expresión de debilidad. La joven fotógrafa de 19 años ha querido derribar esos atavismos y ha realizado varios retratos que muestran, con mucha sensibilidad, a sus mejores amigos, compañeros de clase y hombres cercanos a ella llorando. Estas imágenes las contrarrestaba con retratos de mujeres riéndose a carcajadas. El método empleado por Fernhout para tomar las fotos consistía en sentarse con ellos en silencio y, de forma relajada, hablaban sobre momentos de su vida, escuchaban música, se contaban cosas, esperando a que llegara el momento. De esta forma, la fotógrafa demuestra que, cuando se sienten confiados y seguros, libre de prejuicios y estereotipos, los hombres lloran con la misma facilidad que las mujeres.