En su trabajo, el británico hace referencia al concepto Dark Tourism (Turismo Negro) reflexionando sobre la conexión entre la muerte como espectáculo y el turismo, un campo en el que entran, por ejemplo, las excursiones a los campos de concentración y museos de la tortura. Tanto los medios de comunicación como las industrias culturales parecen normalizar la violencia como espectáculo, por lo que según el profesor británico, no resulta descabellado llevar dichos gustos a la acción en experiencias en primera persona en un futuro no tan lejano.
Entre otros motivos, señala el previsible aumento de las desigualdades económicas, la superpoblación de la Tierra y la falta de recursos básicos como factores que propicien el contexto para la caza entre personas. En un escenario social con brechas sociales y económicas tan pronunciadas como cabe prever, se abre la posibilidad de convertir la muerte en una actividad recreativa más.