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6 regalos puñeteramente poco navideños que hacer a un Grinch

Qué queréis que os diga, odio estas fiestas: Comes en exceso, te acuerdas muchísimo de los ya no están y para colmo resultan carísimas. Sí, soy un Grinch. Un Grinch que nació en una familia que adora la Navidad hasta rozar el ‘frikismo’, con sus disfraces de elfo, sus diademas de reno y gorritos de abeto el último Fin de Año. Y jamás he podido robar ni siquiera la Nochebuena, menos con semejantes pintas.

6 regalos puñeteramente poco navideños que hacer a un Grinch

Qué queréis que os diga, odio estas fiestas: Comes en exceso, te acuerdas muchísimo de los ya no están y para colmo resultan carísimas. Sí, soy un Grinch. Un Grinch que nació en una familia que adora la Navidad hasta rozar el ‘frikismo’, con sus disfraces de elfo, sus diademas de reno y gorritos de abeto el último Fin de Año. Y jamás he podido robar ni siquiera la Nochebuena, menos con semejantes pintas.

Lo peor de ser un Grinch no son los disfraces, ni el lucerío, ni tener que escuchar villancicos cantados por niños que parecen psicofonías. Lo realmente fastidioso es que ni con los regalos atinan. Cuando tenía nueve años pedí a los Reyes Magos “algo monstruoso”, así lo escribí en mi carta. Ellos, en cambio, me trajeron un costurero… Por eso, porque los Grinch unidos jamás serán vencidos y porque ahora que soy una adulta (o eso dicen) puedo quejarme a gusto, he decidido listar los regalos menos navideños, pero más molones, que se nos pueden hacer a quienes nos sentimos como el haba del roscón de Reyes. Ahí va mi nueva carta.

 

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Disfrazadas de abeto el último Fin de Año. ¿He dicho ya que odio la Navidad?

1. Una experiencia extrema (o mejor dicho, la última)

Abres los ojos, estás dentro de un ataúd y te cuesta respirar. Este es el comienzo del escape room más pequeño y posiblemente el más angustioso del mundo, al menos para los claustrofóbicos. La productora de espectáculos barcelonesa Horror Box ha creado ‘Catalepsia’, la recreación de cómo será tu entierro, con una única salvedad… ¡Estás vivo! Esta experiencia extrema está inspirada en el miedo que nos produce ser enterrados vivos y despertar en un ataúd tras haber sufrido un episodio de catalepsia, cuando el cuerpo queda rígido y no responde a estímulos pese a seguir estando conscientes o semiconscientes. Hasta principios del siglo XX el pavor que producían este tipo de errores llevó a inventar ataúdes de seguridad, con campanillas y alarmas para avisar de que “hola, aún no me he ido”.
Este escape room tiene una duración aproximada de 30 minutos de encierro y es para dos personas, así que si piensas regalarlo puede que vayas de acompañante, ojo con eso.

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Catalepsia, el escape room más pequeño del mundo. Foto: Horror Box.

El manual de cabecera para los Grinch amantes del paganismo

La Navidad no la inventó Amazon, ni tampoco ese viejo con un saco que se cuela por las chimeneas (por cierto, ¿cómo puede no resultar inquietante que un tipo entre a hurtadillas en tu casa con un camión de juguete?). Esta festividad, que tiene su origen en las mitologías orientales y los ritos paganos del solsticio de invierno, está unida a sacrificios y oscuras ceremonias que se realizaban en lo más profundo de los bosques. Y así lo recoge el libro ‘Navidades paganas. Raíces y sombras de una liturgia’, que acaba de publicar la Editorial Hermenaute. Una particular postal en forma de ensayo coral que pretende desentrañar los misterios de una celebración que se sumerge en las creencias de la antigua Mesopotamia, Egipto y las culturas clásicas.

¿Por qué hay seres extraños que premian o castigan a los niños que se portan mal? ¿De dónde viene la dichosa manía de alumbrar un arbolito? Y, sobre todo, ¿no podríamos volver al tiempo en que en vez de la cena de Nochebuena se celebraban orgías? Jou, jou, jou… ¡Felices Saturnales!

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‘Navidades paganas. Raíces y sombras de una liturgia’, Editorial Hermenaute.

Más socorrido que las flores, una planta carnívora

Aunque la más famosa y común es la ‘Venus atrapamoscas’ (puede comprarse incluso en IKEA), hay hasta 630 especies diferentes que atraen y atrapan a sus presas, la mayoría insectos. Algunas de estas carnívoras tienen pinzas, pelos pegajosos, parecen jarrones y utilizan complejos mecanismos para ‘cazar’.

La ‘drosera capensis’ es una de las plantas insectívoras más bellas y resistentes. Y dado su origen, el Cabo de Buena Esperanza, considerado uno de los lugares más extremos de la tierra, puedes escribir algo sentido en tu tarjeta, como por ejemplo: «Contigo al fin del mundo». E incluir el primer tratado de insectívoros que se publicó, cuyo autor fue Charles Darwin. Y si no te sale nada bonito que redactar en la dedicatoria, siempre quedarás como un tierno pirado con un «eres como una mosca atraída por mi dulce néctar. ¡Ñam!»

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La ‘drosera capensis’ es originaria del Cabo.

El ‘pongo’ más marciano del mundo

Es probable que hayas celebrado alguna vez ‘el amigo invisible’. El ‘pongo’ (‘pongo, pongo… ¿dónde lo pongo?’) es la versión pirata de esta tradición navideña en la que lo esencial es regalar algo feo, inútil y, sobre todo, grande, para que la persona que lo reciba lo lleve al ‘pongo’ del año siguiente e intente endosárselo a otro primo. Nuestra sugerencia, como siempre, es ‘hackear’ la costumbre y que lleves a tus ‘pongos’ un meteorito. En webs como Meteorites for sale o Meteorite Market puedes comprar incluso ‘supuestas’ rocas lunares y marcianas por unos 40 dólares (unos 34 euros).

Ten cuidado, no vayas a creer que es alienígena todo lo que reluce, sobre todo porque la casa Christie’s subastó recientemente una colección de raros meteoritos por entre 1.000 y 37.000 dólares el ejemplar. Pero, ya sabes, menos da una piedra…

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Roca ‘supuestamente’ lunar en venta.

Una escapada a Puerto Hurraco

Sigue siendo uno de los destinos habituales del llamado ‘turismo negro‘ por una masacre que conmocionó a España en 1990, cuando los hermanos Izquierdo tirotearon por las calles a los vecinos de este tranquilo municipio pacense asesinando a nueve personas, algunas de ellas de la familia rival, los Cabanillas. Una historia de rencillas familiares, amores no correspondidos, incendios y puñaladas que empezó a finales de los años sesenta y que culminó, tres décadas después, un día de verano en que Emilio y Antonio Izquierdo les dijeron a sus hermanas: “Nos vamos a cazar tórtolas”, y así hicieron.

A pesar de que Puerto Hurraco lastre todavía con el sambenito de escenario de la España Negra (y que esté en esta lista por la misma razón) es un lugar bastante bonito, se come bien y es uno de los mejores sitios, según National Geographic, para avistar grullas. Y tal vez incluso para realizar un viaje en familia; eso sí, mejor no molestar a los vecinos con preguntas morbosas…

https://www.youtube.com/watch?v=NB4DdbRL0Z4

 

Música para cambiar la zambomba por una guitarra eléctrica

La web Misantroph realiza unas recopilaciones de música llamada Holy Fucking Antichristmas y aunque los temas no son especialmente navideños, solo las portadas ya merecen la visita. Y aquí viene lo mejor… Tal vez recuerdes a Kim Wilde, la de Kids in America. Pues bien, ella afirmó en una entrevista que la mejor versión del tema la había hecho el grupo de trash/punk británico Lawnmower Deth. Y ahora, unos veinte años después, han vuelto a reunirse para tocar juntos un temazo antinavideño. Prepara tus puntiagudas orejas de duende…

 

No hace falta que me beses bajo el muérdago, querido Grinch… Basta con que no des de beber a los camellos, ni asistas a la lapidación masiva de la cabalgata de Reyes y, sobre todo, que NO desfallezcas en el empeño de robar la puñetera Navidad.

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