«El ojo que todo lo ve, no vio —o vio, pero prefirió seguir grabando— un presumible edredoning no consentido»
Convertimos las escenas típicas del cine en las únicas posibles porque no somos capaces de imaginar aquello que no hemos sufrido en carne propia
Había ayer debate sobre la chica presuntamente violada por un grupo de chicos en un polígono de Sabadell. ¿Qué debatir?, se preguntarán.
Maura, una víctima real, no se victimiza. Rompió esquemas en su momento, y los rompe ahora. Ahora asume en una entrevista en El Mundo que las cosas han cambiado a mejor y que vivimos en uno de los países más libres. Y, como hizo con el revisionismo sobre la Transición, ha renegado de este pseudo feminismo que pretende victimizar a la mujer por el mero hecho de serlo. Ha puesto sentido común entre tanto alarmismo, sentimentalismo y puritanismo. Ella, que sufrió una violación, ha salido en defensa de los hombres con el mismo espíritu conciliador de la Transición.
Saltó la noticia días atrás: en Chile se ha desatado la polémica a cuenta del nuevo nombre que habrá de tener el aeropuerto de Santiago. En un primer momento se había decidido que lo más conveniente sería rebautizarlo con el nombre de «Pablo Neruda», por ser éste un poeta de reconocido prestigio, pero los distintos movimientos feministas del país andino han montado gresca alrededor del asunto, pues consideran que el bardo de Parral es un violador que no merece semejante reconocimiento.
Un miembro de la llamada Manada tendrá que declarar este domingo ante el juez para dar cuenta del presunto robo de unas gafas de sol y por embestir, también presuntamente, a dos vigilantes de seguridad cuando huía en coche. Es algo relativamente sorprendente. Desde que salieron en libertad, los chicos parecen haber recuperado con un desparpajo un tanto sorprendente lo que parecía ser su vida normal. Quienes con gran alboroto descubrieron que eso incluía salir de fiesta no parecen muy sorprendidos de descubrir que eso incluya robar gafas de sol y darse a la fuga. Tal capacidad de invertir lo común me reafirma en la idea de que estos tipos merecen una entrevista.
Luego de haber leído la sentencia de la manada seis veces, Luján Artola sigue sin comprender muchas cosas, pero alega que prefiere una justicia imperfecta que la que se toman en sus manos los ajenos.
Estos días hemos vuelto a ver cómo políticos, periódicos y el gobierno se dejaban llevar por el populismo, se han apuntado a las críticas al sistema judicial y penal español a raíz de la concesión de la libertad provisional para los cinco acusados cuya condena aún no es firme.
Lo de La Manada es un no parar. Aún retumban el eco de la sentencia y de los excesos en las críticas y ahora la Audiencia de Navarra decreta, con un voto particular, la prórroga de la prisión eludible bajo fianza de 6.000 euros para los cinco integrantes del grupo salvaje, que fueron condenados a 9 años por abuso sexual con prevalimiento a una joven en los Sanfermines de 2016.