Portales como Sina, Sohu, Netease y iFeng han cerrado algunas de sus páginas de información después de que el departamento chino de control les acusara de llevar a cabo «gran cantidad de actividades que violan las leyes y las regulaciones». Pese a que la legislación prohibe la publicación de información sensible sobre cuestiones que conciernen al Gobierno, algunos portales, motivados por razones comerciales, han creado sus propios equipos de investigación periodística. El control férreo de la información ha aumentado considerablemente desde la llegada al poder en 2013 del presidente Xi Jinping. La estrategia censora se ha hecho con luz y taquígrafos. Hace cinco meses Xi hizo una gira de alto perfil por los medios de comunicación estatales, exigiendo «lealtad absoluta» a los periodistas y dándoles instrucciones para que sirvan como «difusores de las políticas y propuestas del Partido Comunista».
Qiao Mu, profesor de periodismo de la Universidad de Idiomas Extranjeros de Pekín, dice a The Guardian que las últimas noticias relacionadas con China -las mortales inundaciones y la sentencia de La Haya que niega los derechos a Pekín sobre las islas del mar de China Meridional- han puesto nervioso al Gobierno por miedo a perder el control de la información de los medios. «Esto no ha sido un verano tranquilo… las autoridades temen que tales informaciones pueden tener un efecto sobre la estabilidad social», apunta Mu.
Sólo en el segundo trimestre de 2016 el gobierno chino ha cerrado o suspendido la licencia de 1.475 webs y ha borrado 12.000 cuentas en internet en una ofensiva contra la «información ilegal en internet», anunció el viernes el departamento del ciberespacio.