A Vox le vuelven a salir grietas. Aparecen, otra vez, a su derecha. Un grupo de exmilitantes ha registrado un nuevo partido, Juntos por España, ante la «deriva» de la formación que lidera Santiago Abascal. Se trata de la cuarta escisión en apenas dos años. Su promotor es Andrés Santo, un gestor inmobiliario valenciano de 55 años que llegó a ser portavoz de la Junta Nacional de La Falange. La organización se inscribió en el Registro de Partidos Políticos en mayo, aunque sus primeros actos se han celebrado en octubre. Entre sus ideas fuerza destacan suprimir las autonomías, ilegalizar los partidos separatistas, derogar las leyes de género y LGTB, dejar sin efecto la Ley de Memoria Histórica y abandonar instituciones internacionales como la UE y la OTAN.
«Vox es una estafa. Un negocio montado por Abascal y su entorno», asegura Santo. En su opinión, esta organización ha cambiado el discurso en los últimos años hasta adecuarlo a posturas liberales. «Se han convertido en parte del sistema», insiste el ahora líder de Juntos por España. Santo afirma que Vox ha copiado ideas y lemas del «patriotismo social» que antes difundieron organizaciones como Fuerza Nueva, Falange o el Frente Nacional. «Solo hay que repasar los discursos de Abascal cuando dice aquello de que los ricos son los únicos que no tienen patria, algo que dijo Ramiro de Maeztu. O que no hay que tener miedo a nada ni a nadie, que ya mencionó en su día Blas Piñar”.
Juntos por España, según el manifiesto fundacional, no es un partido político al uso, sino «un antipartido» con vocación de unir «a los patriotas de todas las tendencias ideológicas». Para ello propone un programa «muy sencillo» basado en ideas, valores y principios «que comparten la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro país». Además, anima a «los defraudados, los desengañados y los decepcionados» del resto de partidos a unirse a ellos. Afiliarse cuesta 30 euros al año, pero es gratuito para jubilados, estudiantes y desempleados. Santo reconoce que aún son «pocos militantes» y que su proyecto es una «travesía en el desierto», ya que a día de hoy es «muy difícil competir con Vox, que está en apogeo». No obstante, se muestra optimista: «Lo haremos a largo plazo. Abascal tiene un discurso que machaca al Gobierno, juega con los sentimientos, pero no hay proyecto. Eso tiene un recorrido. Luego caerá, como Podemos o Ciudadanos», avanza.
«Vox no cuenta con una base ideológica, como Giorgia Meloni en Italia o Marine Le Pen en Francia. Sus partidos penetran en zonas obreras, pero Abascal no lo consigue. Lo único que puede hacer es alentar con el miedo a los migrantes en barrios obreros», insiste Santo. Su partido también propone un «mejor control de la inmigración» y cupos en función de la situación del mercado laboral. Además, les exigiría «la adaptación a nuestra cultura y a nuestras tradiciones». Juntos por España, que tiene su sede social en Valencia, quiere construir «un movimiento nacional alternativo al sistema». Su objetivo es obtener representación institucional. Prevén presentarse a las próximas elecciones municipales, regionales y europeas, pero desisten de hacerlo a las generales «para no dividir el voto de derechas y echar a Pedro Sánchez y a la izquierda radical» del Palacio de La Moncloa.
Sus detractores sostienen que se trata de un partido residual y que ese argumento es una excusa. «Es una formación sin músculo que no puede formar candidaturas en todas las provincias y, por tanto, es imposible que pueda competir con Vox», indican fuentes de esta formación a THE OBJECTIVE. Aseguran no estar preocupados por esta nueva escisión, la cuarta que se produce en los últimos dos años. Los primeros disidentes en formar un nuevo partido fueron los de TÚpatria, liderado por Carmen Gomis. Se presentó oficialmente en julio de 2019 en un acto discreto en Madrid y en él militan una nutrida representación de antiguos cargos de la organización de Santiago Abascal. Se definen como liberales conservadores y su ideario político se encuentra, dicen, entre el PP y el propio Vox.
«Un paso al frente»
Unos meses más tarde, José Manuel Martínez Ayala, que fue elegido concejal por Vox en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), registró España Suma, un nombre que el PP barajó para unificar a todas las formaciones de derecha para hacer frente al socialista Pedro Sánchez. Martínez Ayala abandonó Vox por tener una «estructura piramidal repleta de amigos y conocidos donde los militantes están para poner dinero y obedecer». En diciembre del año pasado irrumpió Valores, otra escisión. Fue presentada en el Hotel Nelva de Murcia bajo el lema «El futuro es la familia». Su creador es Alfonso Galdón, expresidente del Foro de la Familia y uno de los ideólogos del llamado pin parental. Se manifiestan en contra del matrimonio igualitario y están muy conectados con grupos ultracatólicos.
Juntos por España es la cuarta y última escisión. «Ha habido que dar un paso al frente por las incongruencias de Vox. A mí me hubiese resultado fácil quedarme y haber trepado, pero prefiero ser fiel a mis ideas que ganar con las de otros», se sincera Santo. El fundador de la nueva formación afirma que su actitud política difiere mucho de la de Abascal, pues si de él dependiera nunca entraría en un gobierno con el PP, aunque fuese autonómico, ni negociaría los presupuestos. «No queremos ser sistema. No venimos a pisar moqueta ni a ocupar sillones, sino a suprimir autonomías. Para eso hay que ganar las elecciones, no basta con entrar en el gobierno», insiste. Para Santo, ese era el discurso original de Vox. Por eso, dice, se siente «estafado por Abascal».