Así es Carampa, la escuela de circo de Madrid
El circo surgió hace 250 años, concretamente en 1768, de la mano de Philip Astley, un antiguo oficial de caballería del ejército británico que asombraba al público son sus números de acrobacias ecuestres acompañados de bailarines, acróbatas, malabaristas y payasos, que rellenaban las pausas entre actuaciones.
El circo surgió hace 250 años, concretamente en 1768, de la mano de Philip Astley, un antiguo oficial de caballería del ejército británico que asombraba al público son sus números de acrobacias ecuestres acompañados de bailarines, acróbatas, malabaristas y payasos, que rellenaban las pausas entre actuaciones. Gracias a todos ellos, que realizaban su espectáculo en un escenario circular, el circo se convirtió en realidad, y hoy, está más vivo que nunca gracias a escuelas como Carampa, que desde 1994 forma en Madrid a los profesionales de las artes circenses.
El sonido de los pájaros y del viento sacudiendo las ramas de los árboles tan solo se ve interrumpido por el paso del metro y la música que suena dentro de la carpa blanca y azul de Carampa, la escuela de circo más antigua de la capital española. Situada en la popular Casa de Campo, cuenta entre sus filas con profesionales de altísimo nivel que, cada año, enseñan a los alumnos a dominar las técnicas del circo, y que le hizo ganar en 2011 el Premio Nacional de Circo que otorga el Ministerio de Cultura.
En la puerta nos espera Javier Jiménez, director artístico de Carampa, que cuenta con una gran experiencia en malabarismo, los espectáculos de payasos y las marionetas. Con estas últimas estuvo varios años en las conocidas noticias del guiñol del extinto Canal+.
Es viernes, toca practicar equilibrio y baile. En la carpa principal una joven realiza ejercicios de equilibrio sobre cuerda y sus pies se deslizan con gran maestría, como si estuviera flotando en el aire. Mientras, dos de sus compañeros practican malabarismos con pelotas y el resto ensaya ejercicios de equilibrio de manos bajo la atenta mirada del profesor que corrige, una y otra vez, las posturas de los alumnos. De fondo suena un famoso tema de Avici, el grandioso DJ de música electrónica que, por desgracia, nos dejó este año. En la otra carpa, la más pequeña, cerca de 12 alumnos reciben clases de danza.
Curso profesional de dos años
Cada año, Carampa cuenta con 40 alumnos, 20 en cada curso. En 2017 se presentaros unas 80 personas, pero solo un 25% logró acceder al curso. Carampa lleva a cabo una selección previa en la que los alumnos deben demostrar sus habilidades físicas y artísticas. Durante dos días son examinados, trabajan junto a los profesores y finalmente presentan dos o tres minutos de un pequeño espectáculo o exhibición que les dará el pase, o no, a la escuela.
Llegados desde diferentes partes del mundo, los alumnos seleccionados aprenden acrobacia, tanto de suelo como aérea, equilibrio sobre aparatos, equilibrios de manos, acrodanza, portés acrobáticos, flexibilidad y contorsión, malabares, mástil, mástil chino, clown. Junto a todas ellas, no es menos importante la formación teórica que reciben, como historia del circo, anatomía, producción, teoría del teatro o dramaturgia.
La escuela también tiene un convenio con la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) para una formación de cuatro años. Se trata del primer itinerario circense universitario en España. Como opción dentro de su Grado de Artes Visuales y Danza (AVD), junto con las especialidades de Ballet, Danza Contemporánea, Danza Española, y Teatro Físico, ahora los alumnos pueden elegir la especialidad de Circo (Artes y Técnicas Circenses). No obstante, Jiménez asegura que allí las formación es mucho más teórica y que en Carampa es mucho más práctica.
Carampa lleva adelante un gran proyecto formativo, pero el camino no es sencillo. Javier Jiménez reclama una mayor atención por parte del Estado, y asegura que en otros países europeos, como Francia, las escuelas de circo están subvencionadas por el Gobierno, «no como aquí». Reconoce que reciben ayudas, que, junto con la cuota de inscripción de los cursos, les permiten salir adelante, pero las califica de «insuficientes».
Antes de abandonar Carampa, Javier nos acompaña a ver el secreto mejor guardado de la escuela, la biblioteca. Sita en un pequeño barracón adjunto a la carpa principal, contiene manuales en diferentes idiomas sobre la historia del circo, acrobacias, magia, técnicas de malabarismo o inclusos anatomía aplicada al arte circense. Javier abre la puerta con cuidado y mira los libros como quien acaba de descubrir un gran tesoro. Dice que es una de las mejores colecciones de libros de circo de España, y pregunta: «¿Sabes de donde viene la casulla y el vestuario que suelen llevar los domadores?. Yo respondo con un rotundo «no». «Muy fácil, es una herencia militar del grandioso Astley». Lo dice con entusiasmo y sabiendo de lo que habla, ya que él mismo imparte clases de historia del circo en Carampa.