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Esgrima escénica: cómo convertirte en un espadachín de cine

Jesús Esperanza es un MAESTRO de la esgrima, sí, con mayúsculas. Y es que, tras ser siete veces campeón nacional de florete y haber sido Olímpico en tres ocasiones –Moscú 80, Seúl 88 y Barcelona 92–, se lo ha ganado.

Esgrima escénica: cómo convertirte en un espadachín de cine

Jesús Esperanza es un MAESTRO de la esgrima, sí, con mayúsculas. Y es que, tras ser siete veces campeón nacional de florete y Olímpico en tres ocasiones –Moscú 80, Seúl 88 y Barcelona 92–, se lo ha ganado con creces. Ahora ya no compite, pero con sus conocimientos adquiridos forma a esgrimistas amateurs y profesionales en su escuela. Más allá de la esgrima como disciplina deportiva, Jesús también dedica gran parte de su tiempo a formar a los actores y actrices que blanden la espada con gran destreza en películas y series históricas. Actores de la talla de Viggo Mortensen, José Coronado, Blanca Portillo, Miguel Ángel Muñoz, Aitor Luna, José Luis Gil y William Miller, entre otros, han pasado por sus manos.

Las técnicas con la espada se pierden en el tiempo, y tanto ingleses como franceses, españoles, italianos y hasta alemanes se disputan el origen de la esgrima moderna. Con todo, como práctica de combate, la esgrima se origina en España con la famosa espada ropera –arma que formaba parte del vestuario y la indumentaria caballeresca– y es aquí donde aparecen los primeros tratados de esgrima, Verdadera Destreza (1472) de J. Pons, y El manejo de las armas de combate (1473) de Pedro de la Torre.

Jesús dice que se introdujo en el mundo de la Esgrima porque cuando era pequeño se quedaba «embobado» viendo películas de espadachines, y pronto empezó a practicar este deporte en su colegio, el San Estanislao de Kostka. Tanta pasión despertó este noble deporte en él, que estudiando Económicas en la universidad, decidió dejar la carrera y dedicarse profesionalmente a la esgrima, primero como atleta y después como maestro.

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Jesús Esperanza imparte una clase de esgrima escénica en su academia. | Foto: Rodrigo Isasi/The Objective

Con la desaparición del duelo en el último tercio del siglo XIX, aparecen también las reglas propias de cada una de las armas de la esgrima moderna –espada, sable y florete–. Jesús lo tiene claro, se queda con el florete, al que considera «el arma más técnica y elegante» de las tres, y reconoce que lo más difícil de su profesión es intentar clasificar a gente para los Juegos Olímpicos y ganar una medalla, «la guinda del pastel». Pero los triunfos siempre acaban llegando, Carlos Llavador, un tirador al que ha entrenado, acaba de conseguir la medalla de bronce en el campeonato mundial de florete.

La esgrima es el único deporte olímpico con origen español. En 1896 se incluye en los Juegos Olímpicos, por iniciativa del barón Pierre de Coubertin, que era esgrimista, pero solo en las modalidades de florete y sable, ambos en categoría masculina individual. La espada se introdujo en los Juegos siguientes, París 1900, y la participación de las mujeres floretistas no llegó hasta 1924 en los Juegos Olímpicos de París.

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Jesús Esperanza imparte una clase de esgrima escénica en su academia. | Foto: Rodrigo Isasi/The Objective

Jesús asegura que la esgrima tiene todavía, aunque en menor proporción, tres tópicos: que no se hace ejercicio, que es un deporte amanerado y que es caro y de aristócratas, y «ninguno de ellos es verdad.»

«Es un deporte en el que combinas tanto el físico como la mente, hay un intercambio, una interacción entre los dos combatientes de inteligencia, de ver quién es más listo, ya que los dos quieren engañarse y al final gana el tirador más listo», defiende, y destaca que más allá de la disciplina deportiva, la esgrima está muy ligada a la historia, al arte, a la cultura, al teatro, a la literatura y al cine, y ahí es precisamente donde entra en juego la esgrima escénica.

¿Qué es la esgrima escénica?

«La esgrima escénica es esgrima», dice Jesús, pero afirma que hay un componente esencial que la destaca de la disciplina deportiva. «El riesgo que significa trabajar a cara descubierta, sin protección». Para eso ha creado una metodología de la enseñanza para actores trabajando unos ejercicios que llevan a la seguridad, y pone como ejemplo el no situar nunca la punta del arma en una trayectoria de los ojos. «Un error supone que te pueden matar». Por eso sus alumnos repiten una y otra vez los ejercicios hasta que adquieren el gesto técnico adecuado y ya pueden pasar a armar una coreografía.

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En la esgrima escénica se trabaja a cara descubierta, sin protección. | Foto: Rodrigo Isasi/The Objective

Las tres claves primordiales para  adquirir los conocimientos necesarios y «dominar» la esgrima son: tener una buena forma física, una buena técnica ser listo, ser inteligente para poder engañar al adversario, al menos eso señala Jesús. No obstante, además de todo esto, es primordial la interpretación del actor, para hacer creíble la historia. «Una coreografía de esgrima no deja de ser un texto que al actor se aprende de memoria, pero al que hay que darle vida con la interpretación y hacerlo creíble para el público».

En apenas 24 horas de trabajo el maestro Jesús Esperanza puede hacer que un actor adquiera los conocimientos suficientes en sable para ejecutar una coreografía dignamente. A esa formación habría que sumarle en torno a otras 12 horas para diseñar la coreografía y conseguir que el actor la memorice. Después de todo eso, tan solo queda salir al escenario y estrenar la obra.

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Jesús Esperanza da cursos de esgrima para profesionales y aficionados en su escuela Ateneo, en la Calle Academia, 6, Madrid.

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