¿Cada cuánto deberías cambiar las sábanas de tu cama?
Pasamos presumiblemente entre un cuarto y un tercio de nuestras vidas en la cama, durmiendo, en algunos casos incluso más. Sin embargo, y este es un mensaje para solteros y estudiantes, no somos conscientes de toda la vida que crece entre las sábanas. Y no es vida humana, sino un “parque botánico de bacterias y hongos”, tal y como defiende en el diario Business Insider el microbiólogo Philip Tierno, profesor de la Universidad de Nueva York.
Pasamos presumiblemente entre un cuarto y un tercio de nuestras vidas en la cama, en algunos casos incluso más. Sin embargo, y este es un mensaje principalmente para personas solteras y estudiantes, no somos conscientes de toda la vida que crece entre las sábanas. Y no es vida humana, sino un “parque botánico de bacterias y hongos”, tal y como asegura en el diario Business Insider el microbiólogo Philip Tierno, profesor de la Universidad de Nueva York.
Y si dejamos que esos organismos microscópicos convivan con nosotros entre los pliegues de nuestros juegos de cama durante demasiado tiempo, podemos desarrollar alergias, e incluso enfermedades. Dicho esto, es necesario responder a la siguiente pregunta: ¿Cada cuánto debemos cambiar las sábanas de nuestra cama?
Teniendo en cuenta que los seres humanos producimos cerca de 98 litros de sudor al año mientras dormimos y que esta humedad sirve como un hábitat “ideal” para la proliferación de hongos, Tierno sostiene que debemos cambiar las sábanas, al menos, una vez a la semana.
«Si vieras lo que habita en tu cama te plantearías si realmente quieres dormir en eso”, sostiene Tierno
Un estudio reciente trató de averiguar hasta qué punto está contaminada nuestra cama, cuántos hongos habitan ahí dentro, qué tipo de bacterias pueden afectarnos, y lo que descubrieron es que había hasta 16 especies de hongos en cada una. Y no es solo por los hongos, hay todo tipo de vida que se suma a las células de la piel muerta, a las pelusas, a los ácaros del polvo y a otros microbios.
Tierno sostiene que basta con una semana para que toda esa mugre se convierta en una masa “significante”. Además, esa exposición a tumbarse y recostarse en ese pequeño ecosistema provoca respuestas como estornudos, derivados de mantener las bacterias cerca de las vías nasales y de la boca. “Incluso aunque no te hayan diagnosticado ninguna alergia en particular, puedes sufrir reacciones similares”, explica.
Porque tus sábanas están destinadas irremediablemente a ensuciarse. Incluso si no te acuestas en ella, la propia fuerza de la gravedad hace que se llene de microbios y polvo. Tierno justifica que, igual que “Roma quedó enterrada por los escombros”, la gravedad provoca que la suciedad se instale en tu colchón. Y una o dos semanas de acumulación basta para provocar síntomas alérgicos como la sequedad de garganta y tos, especialmente en alérgicos y asmáticos.
Tierno pone un ejemplo algo desagradable para concienciarnos sobre la importancia de mantener la higiene en nuestro juego de cama: “Si tocas una caca de perro en la calle, seguro que querrías lavarte la mano”, dice. “Pues considera lo mismo con tu ropa de cama: si vieras lo que habita allí te plantearías si realmente quieres dormir en eso”. La conclusión es clara: más vale que cambies las sábanas de tu cama al menos una vez por semana.