THE OBJECTIVE
Ciencia

El poder causa daños cerebrales

¿Qué tienen en común Donald Trump, Kim Jong-un y Harvey Weinstein? No, no son unos kilos de más -que también-, sino el poder. Y esta característica tiene efectos secundarios que los mortales que viven bajo su yugo deben conocer. Dacher Keltner, profesor de Psicología de la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos, ha estudiado el fenómeno a fondo y, después de realizar un estudio de dos décadas con experimentos de laboratorio y de campo -del que se ha hecho eco The Atlantic-, ha concluido que las personas poderosas actúan como si hubiesen sufrido un traumatismo cerebral. Es decir, se vuelven más impulsivas, menos conscientes de los riesgos y menos partidarios de asumir puntos de vista ajenos.

El poder causa daños cerebrales

Reuters

¿Qué tienen en común Donald Trump, Kim Jong-un y Harvey Weinstein? No, no son unos kilos de más -que también-, sino el poder. Y esta característica tiene efectos secundarios que los mortales que viven bajo su yugo deben conocer. Dacher Keltner, profesor de Psicología de la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos, ha estudiado el fenómeno a fondo y, después de realizar un estudio de dos décadas con experimentos de laboratorio y de campo -del que se ha hecho eco The Atlantic-, ha concluido que las personas poderosas actúan como si hubiesen sufrido un traumatismo cerebral. Es decir, se vuelven más impulsivas, menos conscientes de los riesgos y menos partidarias de asumir puntos de vista ajenos.

Los descubrimientos de Keltner se suman a los de un investigador de la Universidad McMaster, en Canadá. Se trata de Sukhvinder Obhi, que, desde el campo de la neurociencia, ha descrito comportamientos similares con gente de este perfil. Al estudiar los cerebros de personas poderosas y menos poderosas con un aparato de estimulación magnética transcraneal, descubrió que el poder daña un proceso neurológico específico relacionado con la empatía.

Lejos de ser una excusa para exonerar a Trump, Kim y Weinstein -que no lo es en absoluto-, estos hallazgos sí sirven para entender cómo funcionan los mecanismos físicos y mentales de aquellos que tienen acceso a más control sobre otras personas. Y esta pérdida de capacidades está en consonancia con hallazgos anteriores. En 2006, por ejemplo, un estudio de la Universidad Nortwestern, en Estados Unidos, pidió a sus participantes que se dibujaran una E en la frente. Los que se sentían más poderosos tendían a dibujar la letra orientada hacia su derecha (es decir, quedaba del revés para cualquier otro observador), mientras que el resto hacía lo contrario, lo cual, según el estudio, demostraba una mayor capacidad empática.

Un curioso despiste confirmó extraoficialmente esta teoría dos años más tarde cuando el entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, que ya llevaba siete años en el cargo, animó al equipo de natación de su país en los juegos de Pekín ondeando efusivamente una bandera estadounidense… del revés.

El poder causa daños cerebrales
George Bush dando ánimos con la bandera del revés. | Jerry Lampen / Reuters

Otros estudios enfocados a la misma investigación han mostrado que a las personas con más autoridad les resulta más difícil descifrar las emociones de una persona retratada en una fotografía y que también les cuesta más deducir cómo interpretará un comentario un compañero. Uno de los factores que agrava esta situación, y que quizá en mayor o menor medida la configura, es el hecho de que las personas suelen imitar a aquellos con más poder y autoridad que uno mismo. Estos últimos actúan como modelo a seguir para los primeros y, además, carecen de modelos propios a los que seguir, lo cual tiene un efecto directo sobre las funciones empáticas.

La imitación, en psicología, es un proceso inconsciente mediante el cual a una persona, cuando observa a otra realizando una actividad, se le activa la parte del cerebro que utilizaría para realizarla ella misma. Es lo que Sukhvinder Obhi y su equipo intentaban demostrar cuando pidieron a sus investigados que vieran un vídeo de alguien apretando una pelota de goma. Los procesos neurológicos que se pondrían en marcha si fueran ellos los sujetos se activaron en el caso de las personas con menos poder. Esto no ocurría en el caso de las personas con menos autoridad.

Esta pérdida de capacidades tiene un irónico efecto que Sukhvinder Obhi ha denominado «paradoja del poder». Es decir, las personas utilizan una serie de habilidades para llegar a posiciones de poder que pierden en cuanto lo alcanzan. Y, si las han perdido, ya no podrán desempeñar con la misma eficacia el cargo para el que inicialmente habían demostrado estar preparadas.

 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D