13 signos para descubrir si un adolescente sufre un trastorno alimenticio
Las cifras son alarmantes: cerca del 5% de las mujeres en España sufre algún tipo de trastorno alimenticio, según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia. Se trata de la gran mayoría de los casos, pues los hombres representan únicamente el 10% del total. Las medidas que se han adoptado hasta el momento para combatir el problema no han sido suficientes en España, especialmente en el contexto de los medios de comunicación y la publicidad. En países como Francia, en cambio, los difusores de contenido conocen las consecuencias de no tener la consideración necesaria: la legislación del país vecino contempla multas de 10.000 euros y hasta penas de prisión de hasta 12 meses.
Las cifras son alarmantes: cerca del 5% de las mujeres en España sufre algún tipo de trastorno alimenticio, según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia. Se trata de la gran mayoría de los casos, si bien los hombres representan ya el 10% del total. Las medidas que se han adoptado hasta el momento para combatir el problema no han sido suficientes en España, especialmente en el contexto de los medios de comunicación y la publicidad. En países como Francia, en cambio, los difusores de contenido conocen las consecuencias de no tener la consideración necesaria: la legislación del país vecino contempla multas de 10.000 euros y hasta penas de prisión de 12 meses por emitir contenido que induzca a la bulimia y otros trastornos.
En países como Estados Unidos el problema se extiende también casi en igual medida en hombres y en mujeres –representan uno de cada tres casos–. Sin tratamiento, la bulimia nerviosa y la anorexia aumentan el riesgo de causar problemas de salud graves, como arritmias cardiacas, taquicardias e incluso ataques el corazón, así como desórdenes psicológicos.
La etapa más sensible para padecer estos trastornos es la adolescencia, donde se suelen reproducir. Y suele llevarse en secreto, como un estigma. Por ello es necesario detectarlo a tiempo e intervenir, ponerse en manos de un especialista. La profesora de Medicina Clínica Mary Tantillo, de la Universidad de Rochester, enumera hasta 13 síntomas que facilitan la detección de estas enfermedades, tal y como recoge la revista especializada Futurity.
Inseguridad con el cuerpo
Pensamientos negativos y obsesivos sobre las tallas o las medidas del cuerpo. Preocupaciones constantes sobre no estar en forma y la necesidad de bajar de peso. Aunque no todos los desordenes alimenticios contemplan la inseguridad de uno mismo con su físico, sí se detecta con frecuencia.
Ejercicio abusivo
Obsesión con hacer deporte constantemente y a diario, sin importancia del día o la hora, incluso si se sienten cansados, enfermos o sufren algún tipo de lesión.
Miedo a comer delante de otras personas
Necesidad de escapar de las comidas en compañía o en público, y hacerlo con excusas a veces inexplicables.
Placer desmedido por cocinar para el resto y no para uno mismo
Preparación de comida muy elaborada para otros, pero raramente para uno mismo.
Cambios de apariencia constantes
Modificaciones físicas continuas y vertiginosas, por ejemplo rápidos pasos de sobrepeso a delgadez. Pérdida de cabello, piel más seca, mayor presencia de bello por el cuerpo, mejillas hinchadas.
Cambios psicológicos
Desarrollo de nuevos patrones de sueño y una mayor sensibilidad para el frío y una sensación perpetua de fatiga. También cambios en los ciclos menstruales en el caso de las mujeres.
Restricciones en la alimentación
Limitación de ciertos alimentos o supresión de los mismos, sin más. Una preocupación excesiva en la dieta, en las calorías, en los ingredientes. Una pérdida de interés en la comida.
Miedo a comer
Pánico injustificado a asfixiarse durante la ingesta de alimentos, o cuando menos un temor a sufrir algún daño físico por comer, sentir la obligación de vomitarlo.
Consumo compulsivo y fugaz
Pérdida temporal del control mientras se come, darse verdaderos atracones. Hacerlo cuando no hay hambre y cuando el cuerpo lo rechaza.
Vomitar
Hay muchos casos en los que los afectados no renuncian a comer, pero luego deciden vomitarlo. También tienen tendencia a levantarse tan rápido como pueden de la mesa.
Comer a escondidas
Desaparece mucha comida de manera repentina, aparecen envoltorios en lugares escondidos. Son indicadores de una ingesta compulsiva.
Apariencia de comer más de lo que realmente lo hace
Trocear de más los alimentos. Repartirlos por el plato para que dé la sensación de más vacío cuando la realidad es que apenas los ha probado, o que directamente no ha comida nada.
Aislamiento
Tendencia a apartarse de los demás, dejar de contactar con los amigos y alterar ciertas rutinas sociales. También a irritarse con mayor facilidad durante la hora de almorzar o cenar y a justificarse por no comer.