Inteligencia Artificial: la clave para hablar con tu perro
La tecnología disponible en el siglo XXI permite a los científicos recolectar, procesar e interpretar datos de una forma mucho más eficiente y a una velocidad que hace pocos años era impensable. La integración de Inteligencia Artificial en proyectos de conservación e investigación es fundamental para superar la crisis de biodiversidad que actualmente se cobra unas 200 especies por día y para desarrollar nuevas tecnologías que nos permitan en un futuro no muy lejano, por ejemplo, traducir el ladrido de los perros.
La tecnología disponible en el siglo XXI permite a los científicos recolectar, procesar e interpretar datos de una forma mucho más eficiente y a una velocidad que hace pocos años era impensable. La integración de Inteligencia Artificial (IA) en proyectos de conservación e investigación es fundamental para superar la crisis de biodiversidad que actualmente se cobra unas 200 especies por día y para desarrollar nuevas tecnologías que nos permitan en un futuro no muy lejano, por ejemplo, traducir el ladrido de los perros.
Una de las tantas consecuencias de los miles de años de domesticación es que los perros han desarrollado una capacidad asombrosa de comunicarse con los humanos. Entienden el lenguaje, adaptan su expresividad en función de si los humanos les prestan atención o no e incluso pueden leer nuestras expresiones faciales. Y si bien es cierto que cualquiera que conviva con un perro puede asegurar que el lenguaje no es una barrera a la hora de comunicarse con él, la verdad es que nosotros interpretamos sus acciones pero no tenemos forma de saber qué quiere decir realmente con cada ‘guau’. Hasta ahora. Porque gracias a la IA puede que más pronto de lo que pensamos podamos saber qué dice nuestro perro cada vez que ladra.
Un grupo de investigadores de la Universidad del Norte de Arizona (NAU, por sus siglas en inglés), liderado por el Dr. Con Slobodchikoff, biólogo conductista experto en lenguaje animal, estudia cómo traducir, al inglés, las vocalizaciones y las expresiones faciales de los perros. Para conseguirlo, están desarrollando un algoritmo que registra no solo los ladridos, sino todos los sonidos que hace el animal, para luego traducirlos. Los primeros estudios se realizaron con roedores. Durante décadas, Slobodchikoff y su equipo analizaron y clasificaron los distintos tipos de sonidos emitidos por perros de la pradera, llegando a distinguir la estructura y el significado de las llamadas de alarma de estos mamíferos. Los ladridos más agudos, por ejemplo, se producen cuando sienten que están en peligro.
Durante estos más de 30 años de investigación, el Dr. Slobodchikoff ha hecho descubrimientos importantes sobre el lenguaje de los animales. Por ejemplo, que los perros de la pradera pueden comunicar información tan específica como el color de la ropa que lleva puesta una persona. Las pruebas obtenidas por este grupo de investigadores respaldan científicamente la posibilidad de que los animales tengan idiomas que satisfagan sus necesidades de comunicación, tal y como los humanos tenemos los nuestros.
Con la idea de llevar la investigación un paso más allá y de estudiar nuevas especies, Slobodchikoff creó la empresa Zoolingua, cuyo objetivo principal es desarrollar la tecnología necesaria para descodificar las vocalizaciones, las expresiones faciales y las acciones de un perro para luego poder explicarle al humano lo que el perro está tratando de decir. Todo esto con el objetivo de ayudar a las personas a tener una mejor relación con su mascota. “Donde solo hemos visto problemas de comportamiento, es posible que escuchemos y entendamos su miedo, su dolor y sus necesidades”, explican en su página web. Hay expertos que aseguran que con los avances de la IA esto será posible en menos de 10 años. Tendremos que esperar.
Inteligencia Artificial para la identificación de animales
Vivimos en un momento crítico para la biodiversidad. Según cifras ofrecidas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) actualmente más de 26.500 especies están en peligro de extinción. Esto es más del 27% de todas las especies clasificadas por la organización hasta el momento. Afortunadamente, la tendencia es reversible y hay equipos de investigadores haciendo esfuerzos importantes para que esto suceda. La tecnología es, sin duda, su mayor aliado en un contexto en el que el tiempo juega siempre en contra.
La IA, que es básicamente la inteligencia llevada a cabo por máquinas, está cambiando la forma en la que los científicos obtienen y analizan los datos, ayudándolos principalmente a acelerar los procesos. Wild Me, una empresa tecnológica de conservación sin ánimo de lucro con sede en Portland, en el noroeste de Estados Unidos, ha desarrollado, con la ayuda del programa AI for Earth de Microsoft, una plataforma de gestión de datos llamado Wildbook que identifica automáticamente cada animal a través de los patrones únicos de su pelaje o de otros rasgos distintivos como el contorno de las aletas.
“La conservación de la fauna necesita desesperadamente una transformación digital, incluso podríamos decir que está ansiosa de ella“, afirma Jason Holmberg, Director Ejecutivo y Director de Ingeniería de Wild Me, y explica en la nota de prensa del proyecto: “Estamos en un punto en el que necesitamos pasar del mundo de los pequeños conjuntos de datos privados a los grandes conjuntos de datos colaborativos”. Wildbook combina distintas herramientas en una plataforma común basada en la nube y ayuda a los investigadores a trabajar a mayor escala. Esta colaboración entre conservacionistas e ingenieros es fundamental para resolver, a través de la IA, los desafíos que plantea la conservación.
“Gracias a la disponibilidad y al uso generalizado de las cámaras digitales, junto con las innovaciones en la tecnología de almacenamiento y el software de análisis automático de imágenes, existe una gran cantidad de instantáneas que constituye una fuente de datos muy económica. Esto, a su vez, puede ser utilizado para producir una base de datos que registre la identidad, ubicación, hora y fecha en la que los animales fueron fotografiados”, explican desde Microsoft. “Con los algoritmos de visión por ordenador implementados por Wild Me los individuos de un número creciente de especies pueden ser identificados por sus patrones únicos de manchas, rayas u otras marcas y características físicas”.
Esto, hasta hace poco, dependía de la capacidad de una persona para clasificar e identificar a cada animal en cada foto. Analizar las imágenes de forma automática a través de algoritmos de machine learning, reduce la tarea de identificación “pasando de horas en el caso del proceso realizado por humanos a pocos segundos en el caso del uso de la nube. Esto libera a los investigadores para que se centren en la elaboración de estrategias de conservación, fundamentadas en bases de datos cada vez más amplias y precisas”. En este sentido, el impacto de la IA en el estudio y la consecuente conservación de los animales es realmente positivo.
Y lo mejor es que el futuro es todavía más prometedor. Wild Me trabaja ya en un agente inteligente cuyo cometido es revisar Youtube cada noche para localizar vídeos que contengan la etiqueta “tiburón ballena” y determinar si el vídeo tiene o no material relevante sobre un tiburón ballena. También buscará si, a través de la descripción, se puede saber dónde y cuándo fue visto el tiburón. En caso de que no fuera posible, automáticamente solicitará la información al autor del vídeo en su propio idioma. Así, Wildbook podrá recopilar por sí mismo información científicamente relevante para la base en vez de esperar a que alguien envíe los datos. También están desarrollando un bot en Twitter llamado Tweet-A-Whale que, aprovechando el potencial de la IA y el machine learning, podrá reconocer cada una de las ballenas que aparecen en las fotos publicadas por los participantes de los tours de avistamiento de ballenas.