El soul castizo que mueve Madrid
Quejidos enérgicos de viento metal con los que se criaron y en los que se basan gran parte de las composiciones de Freedonia, Aurora & The Betrayers y Cosmosoul. Tres bandas de Madrid cuyo motor es aquel soul que nació en los clubs y bajos de Norteamérica. En ellos se gritaba y coreaba de madrugada la llegada de un nuevo día. Una nueva América. A Change Is Gonna Come que cantaba Sam Cooke.
Empezaron a caminar con el compás que marcaban los grandes de la Motown (abreviatura de Motor-Town que hace referencia a la industria automovilística de Detroit), el sello que Berry Gordy Jr. fundó allá en la época de los 60 y que revolucionó todo el establishment discográfico estadounidense. Stevie Wonder, Marvin Gaye, Diana Ross & The Supremes o The Temptations hicieron de sus estribillos auténticos lemas reivindicativos que luchaban contra la segregación racial en EEUU.
Quejidos enérgicos de viento metal con los que se criaron y en los que se basan gran parte de las composiciones de Freedonia, Aurora & The Betrayers y Cosmosoul. Tres bandas de Madrid cuyo motor es aquel soul que nació en los clubs y bajos de Norteamérica. En ellos se gritaba y coreaba de madrugada la llegada de un nuevo día. Una nueva América. A Change Is Gonna Come que cantaba Sam Cooke.
Esa defensa de la igualdad social, el respeto por los derechos humanos y la justicia universal son algunas de las demandas que se encuentran en las letras de Freedonia. Así se demuestra en Dignity and Freedom (canción que da nombre al último álbum publicado) o You can’t stop us.
La formación, que comenzó su andadura musical en el 2006, se encuentra en plena grabación de su tercer disco, el cual han conseguido poner en marcha gracias a una campaña de crowdfunding. No tienen claro el título. Tampoco las canciones que van a incluir en este doble disco. Lo que sí tienen claro es la temática (la defensa de la mujer) y el estilo: se mantiene la esencia soul inicial. “Freedonia recoge el testigo de otras bandas que ya hacían música soul o negra, como por ejemplo The Sweet Vandals. Lo que nosotros intentamos es llegar más allá de lo que es la escena de la música negra en Madrid, que es un poco cerrada”, explica Ángel Pastor, guitarra del grupo, desde su local de ensayo en Carabanchel.
Cantar contra los prejuicios
Al decir esto Maika Sitte, cantante del grupo desde el 2013, afina aún más la definición y dispara la siguiente frase. “Es mejor emplear el concepto de música negra porque abarcamos todas las ramas que ésta comprende. Entre ellas el soul, el funky o el pop”. Maika, como el resto de sus componentes, huye de las etiquetas y los prejuicios, sobre todo porque los ha vivido en primera persona. La cantante, nacida en Madrid pero de origen guineano, mantiene esa actitud guerrera cuando canta (recuerda a divas del soul como Etta James o Sharon Jones), pero especialmente cuando habla de su trabajo y su perfil artístico. No le gusta que comparen su voz con la tonalidad de su piel, ya que para ella la música no entiende de lenguas ni de razas. Es universal. Plural. Esta es la conjugación que emplea cuando expone sus ideas. “Todo el mundo piensa que por ser negra ya puedes cantar bien o puedes bailar bien, y no. Depende de tus cuerdas vocales y tu fisionomía, que nada tiene que ver con el color. Desgraciadamente el mismo racismo que había antes lo hay ahora. Tener más derechos no significa que no esté, lo que ocurre es que la gente se calla más”.
Maika Sitte: “Todo el mundo piensa que por ser negra ya puedes cantar bien o puedes bailar bien y no. Depende de tus cuerdas vocales y tu fisionomía”
Tanto para Maika como para Ángel, el soul no acaba de entenderse en España, sobre todo por lo que se promociona desde las propias discográficas con fenómenos como Beyoncé, Amy Winehouse o Rihanna. “Lo que aquí llaman soul no es soul. En este país no hay ni una sola discográfica que tenga un grupo de soul de verdad”, dicta Maika.
Creative Commons contra la SGAE
Esta es una de las principales razones por las cuales el grupo siempre ha buscado nuevas fórmulas de financiación y producción, como las licencias Creative Commons. La SGAE no les representa. “La SGAE tiene un problema fundamental que es la última E y para nosotros los editores tienen unas finalidades distintas a las del autor. Usamos Creative Commons porque son unas licencias que nos permiten abrir como queramos nuestra obra. Creemos que España merece otro tipo de entidad que gestione los derechos de autor, y por eso no participamos en esta. Algo que no se entiende dentro del gremio. No somos antisistema, pero queremos un sistema mejor”, defiende Ángel con énfasis.
Ángel Pastor: “La SGAE tiene un problema fundamental que es la última E, y para nosotros los editores tienen unas finalidades distintas a las del autor”
Todo empezó con Tina Turner
Otro de los grupos que han apostado por la autopromoción y autofinanciación son Aurora & The Betrayers, una de las últimas confirmaciones para la próxima edición del Mad Cool Festival.
La agrupación que lidera Aurora García (ex vocalista de Freedonia) junto con José “Funko” (guitarra), Josué García (trompeta) y Martín García (saxo/ teclados) se alzó en el 2014 con el premio Pop-Eye como Mejor Banda de Música Negra por su álbum Shadows go away, y en 2016 recibió el premio MIN (Premios de la Música Independiente) en la categoría de Mejor Artista Emergente.
Tanto su primer disco como el segundo Vudú (2016) fueron grabados y editados por el sello colectivo del que forman parte: Siete Pulgadas Records. Acto de valentía.
Aurora, la pequeña de tres hermanos, hace memoria de por qué empezó en esto y señala a una culpable: Tina Turner. “A mí esa mujer me ha marcado a lo largo de toda la vida. La primera vez que la escuché fue a los 4 años. Ella tenía el soul, el rock y ese power que en otras artistas femeninas no veía”.
Se fijó en su voz y también en la manera que tenía de expresarse en el escenario, y esa imitación continua fue uno de los factores que influyeron en su proyección vocal. Una blanca con voz de negra, aunque ella prefiera no calificarse así. “Dado el año en el que estamos y la evolución que ha tenido el soul, la música ya no es blanca ni negra. Lo que pasa es que en este país se sigue asociando este género a lo negro y nos queda mucho para comprender que no estamos intentando imitar aquella música”, sentencia con educación y firmeza.
Aurora García: “En este país se sigue asociando este género a lo negro y nos queda mucho para comprender que no estamos intentando imitar aquella música”
El constante encasillamiento al que le ha sometido tanto la opinión popular como la crítica musical le han servido de aliciente para explorar nuevos sonidos y fórmulas. El rock de los 70, el funk o el R&B más clásico se combinan en Vudú (Fire o Steppin’ to the bad side son muestras de ello), que le ayudó a evolucionar tanto a nivel creativo como interpretativo. “Yo tengo ganas de hacer otras cosas y siempre me ha gustado mucho el rock y el punk. Es un poco frustrante cuando estás intentando evolucionar pero sigues con el estigma del soul. Te vuelves loco”.
Vivir y tocar al día
Cuando se le pregunta por ese boom del soul que predomina en Madrid, la artista matiza que gran parte de las bandas que ahora están en un primer plano llevan consigo mucha carretera a cuestas y mucha constancia. El tour de los bares de paso parece haber llegado a su fin. “Bandas como Sweet Vandals llevan 15 o 20 años en la escena madrileña. Es probable que con los fenómenos de Amy Winehouse y Adele se les haya dado un poco más de crédito, pero realmente han llamado la atención por sí mismas”, y reconoce la labor de las salas de concierto en la difusión y apoyo hacia este tipo de música. “Le debemos mucho a salas como el Tempo o Clamores, aunque los músicos nos hemos apoyado mucho para crear esto”.
Algo que no es fácil, especialmente con el 21% del IVA cultural y la crisis económica que lleva en el vocabulario español desde el año 2008. “Vivo extremadamente al día. Muy al límite. Cuando empecé con Betrayers decidí dedicar todo mi tiempo a esto, pero económicamente es muy duro. El IVA es devastador. Te destroza. Nosotros hemos sido una banda formada por nueve personas en directo y ahora ya no podemos. Sí, es cierto que estamos empezando a estar en grandes carteles pero la diferencia entre cachés es muy grande. Una cosa es estar en un gran cartel y otra que te paguen adecuadamente”.
Soul políglota
Diferencia que también perciben desde Cosmosoul, una de las bandas más políglotas de la ciudad. Sus cinco miembros son de sitios totalmente distintos. Su cantante Alana Sinkëy procede de Guinea-Bisau. Abel Calzetta (guitarrista) es de Buenos Aires. Sergio Salvi (teclista) es napolitano y Arturo García (batería) junto con Manuel Pablo (bajo) son los únicos procedentes de España. Una rica combinación de culturas que ha hecho posible un soul multicultural y polifacético. “Cada uno ya tenía sus cosas hechas, pero es una casualidad que cada uno vengamos de un país diferente. Tuvimos la suerte de que a los cuatro o cinco meses de estar tocando nos convocaran para tocar los domingos en la Sala Barco. A partir de ahí empezamos a tocar y a hacer covers y funcionó tan bien que dijimos ¿Por qué no nos ponemos a componer? Y así pasó”, rememora Abel con cierto tono filosófico desde el sofá del local del grupo situado en Lavapiés.
Sus primeras notas comenzaron a sonar con cierta fuerza en el 2011, cuando salió Sunrise, el álbum debut que masterizó Dave Kutch (Al Green, Alicia Keys o Bruno Mars) en Nueva York. Siguen girando con Terra (2014), aunque se encuentran trabajando en su tercer disco, que presentarán el próximo 6 de abril en el Teatro Lara de Madrid. “Tuvimos siempre una aceptación muy buena acá y fuera de España. Hace poco hicimos un ciclo en el Café Berlín y hablamos con unos productores que nos decían que se alegraban de que nos mezcláramos, que eso en EEUU lo hacen todos los artistas”, cuenta Abel.
Y Alana interviene para mostrar esa visión diferente sobre un mismo género, “En EEUU cuando dices música negra no piensan en Aretha Franklin o Billie Holiday, sino en Usher. Es decir, en otros artistas que hacen distintos subgéneros”. Y vuelve a aparecer el tópico de que sólo los negros pueden cantar música negra. “En España si cantas soul suenas a negra, y a veces sí he sentido que la gente sólo quería de mí eso porque simplemente era negra. Fíjate, le he enseñado el disco a varios amigos de Guinea que viven en Londres y me dicen que sueno como una blanca americana. Para ellos sonar a negro sería cantar en criollo o en portugués”. Abel asiente y mira a su compañera. “Acá tocás una música o tocás otra. Es esa manía de poner tribus, épocas. Es algo que no sé de dónde sale. Es evidente que escuchamos esa música pero no queremos ser etiquetados”, remarca.
Alana: “En EEUU cuando dices música negra no piensan en Aretha Franklin o Billie Holiday, sino en Usher”
Ellos, que se han autofinanciado gran parte de sus discos, dudan del verdadero sentido del crowdfunding. “Se puso de moda y parece que sea la única solución, pero yo la verdad es que no la veo. Si vos amás la música que estás haciendo y estás currando de músico no es tan difícil en este momento meterte en un estudio de grabación y hacer mil copias” matiza Abel, pero ¿Se puede vivir de la música? ¿Es realmente accesible grabar un disco y obtener beneficios por él? Contesta a la pregunta Sergio, a los teclados. “No es imposible vivir de la música en España, lo que es muy difícil y casi imposible es vivir de un proyecto artístico. No hay canales para darte a conocer y el problema es que aquí muchas veces se concibe la música como entretenimiento”.