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Poemas entre los escombros: Gritos de mujer desde Siria

Desde el caos, florecen voces que hablan de cenizas, nostalgias y punzantes sentires; gritos de mujer que moldeados en verso traducen a una dimensión humana el sinsentido de la Guerra de Siria. Provenientes de un hogar en ruinas, han establecido un nuevo canon literario y gracias al poder catártico y revulsivo de sus letras, ofrecen desde lo íntimo un poderoso antídoto contra la indiferencia. Maram al-Masri y Maisoun Shukair son mujeres, sirias y poetas. La primera, musulmana suní, nació en Latakia, emigró a París en los 80 tras desafiar la ley que prohíbe matrimonios interreligiosos y demuestra su firme oposición al régimen de Assad cada vez que tiene ocasión. La segunda ayudó a los heridos y desplazados por el conflicto desde su farmacia en Damasco ganándose las amenazas por parte del régimen y vio a su marido encarcelado como sospechoso opositor. Llegó al Centro de Refugiados de Alcobendas (Madrid) tras verse obligada a dejar a su hijo menor y su pareja en el lugar más inseguro del planeta. Reunida de nuevo con su familia en un minúsculo piso en el extrarradio de la capital, sueña con el momento de volver a su país mientras compone versos.

Poemas entre los escombros: Gritos de mujer desde Siria

Reuters

Desde el caos, florecen voces que hablan de cenizas, nostalgias y punzantes sentires; gritos de mujer que moldeados en verso traducen a una dimensión humana el sinsentido de la Guerra de Siria. Provenientes de un hogar en ruinas, han establecido un nuevo canon literario y gracias al poder catártico y revulsivo de sus letras, ofrecen desde lo íntimo un poderoso antídoto contra la indiferencia.

Maram al-Masri y Maisoun Shukair son poetisas sirias. La primera, musulmana suní, nació en Latakia, emigró a París en los 80 tras desafiar la ley que prohíbe matrimonios interreligiosos y demuestra su firme oposición al régimen de Assad cada vez que tiene ocasión. La segunda ayudó a los heridos y desplazados por el conflicto desde su farmacia en Damasco ganándose las amenazas por parte del régimen y vio a su marido encarcelado como sospechoso opositor. Llegó al Centro de Refugiados de Alcobendas (Madrid) tras verse obligada a dejar a su hijo menor y su pareja en el lugar más inseguro del planeta. Reunida de nuevo con su familia en un minúsculo piso en el extrarradio de la capital, sueña con el momento de volver a su país mientras compone versos.

La poesía de ambas resonó en el encuentro de poesía árabe celebrado en la madrileña Casa Árabe, en el marco del Festival Internacional de Poesía y Arte «Grito de Mujer 2017», un evento que volvió a confirmar la evidencia de una poderosa corriente impulsada por una genealogía de poetisas marcadas por el mayor conflicto bélico de la última década. Tras estudiar con esmero la poesía siria durante años, la escritora y traductora sirio-canadiense Ghada al-Atrash aseguró en una entrevista con Al Jazeera que “a día de hoy existe una literatura proveniente de Siria que hace unos años no podríamos haber soñado”, una afirmación que viene a corroborarse con cada verso compuesto por estas autoras.

En la escritura de Maram al-Masri y Maisoun Shukair encontramos las singularidades de dos biografías y personalidades divergentes, pero que amarradas a la pesada ancla del éxodo sirio, contribuyen a contextualizar, profundizar y enfatizar una realidad más allá de titulares y números. Leía Javier Marín Ceballos en el encuentro que “la poesía es el camino más corto entre dos inteligencias y facilita el sentir de lo ajeno como propio”, y es sin duda esa cualidad la que se erige como estandarte y reclamo para el lector despierto. Se trata de una narrativa que contiene en su interior creatividad, activismo y subjetividades femeninas y que, ante un mundo que tiende al vacío y a la ausencia de sentimiento, proporciona una identidad contra el olvido e intensifica la conciencia.

A pesar de lo paradójico que pueda resultar, en pocas culturas se ha prestado tanta atención, antes de épocas modernas, a los poemas compuestos por mujeres como en la árabe, siendo sus voces las que en la actualidad vuelven a ejercer una renovada misión que traspasa fronteras. Según afirma Teresa Garulo “en la época preislámica las mujeres sirias tenían asignada la tarea de llorar a los muertos y de pedir venganza con sus versos, así como de animar a los guerreros”; un papel que hoy vuelve a resurgir convirtiendo en luchadoras a las propias poetisas.

 

 

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Poema de Maram Al-Masri y fotografía de la autora | Foto: Albaida vía Wikicommons

 

En The Guardian el periodista Ed Vulliamy describía la poesía de Maram como una lírica más allá de nuestro tiempo porque “es más compleja, postmoderna y tortuosa que eso: es poesía de guerra desde la diáspora, desde aquellos que no están allí, dispersos en el limbo”. Maram representa en este momento a la poesía hecha vida que además ayuda a vivir, a la mujer árabe residente en Europa y a la lucha por la paz en Siria.

Su editor en España, Javier Marín Ceballos, presentó su nuevo libro Almas Con Pies Desnudos (editado en español por la Editorial Lancelot, 2016), describiendo su escritura con precisión: “A la vez grito de dolor y de alegría, hacen saltar por los aires todas las cortapisas sociales más allá de la cultura y de la época. El sufrimiento es un país sin fronteras”.

Escuchándole recitar sus propios poemas en árabe, resulta imposible no enamorarse de la palabra justa, de la casi incongruente felicidad con la que pronuncia oscuras cotidianidades y la sensualidad con la que parece no pudiera (ni quisiera) evitar impregnarlo todo.

 

 

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Maisoun Shukair durante la presentación de su libro en Casa Árabe | Foto: Clara Paolini / TO

 

No vayas a la muerte solo es el título de la segunda obra de Maisoun, una colección de poemas e historias cortas editados por Casa Árabe de Madrid que evocan retazos del dolor y miedo, momentos de persecución y la incertidumbre por un futuro incierto. Desde la publicación de su ópera prima, la premiada Saca tu cara de mi espejo, han pasado nueve años de masacre.

Antes de posar sus penetrantes ojos oscuros sobre el libro, ofrece palabras pausadas refiriéndose a su Damasco natal y la muerte de su hermano en 2013, asesinado en su propia casa el día del cumpleaños de su hija, delante de todos: “Allí, dentro del armario de mi madre, hay un botón muy pequeño. Eso es mi corazón (…) A mi hermano: Cada mañana siempre las balas que hunden los pechos con sombra, cada mañana las balas ahora marcan a cientos de sirios. Por eso, por favor, no vayas a la muerte solo”.

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