El placer de cazar tesoros de la Hispanic Society en el Prado
Papel, mármol, oro, vidrio, cerámica y óleo en un espectacular muestrario de materiales y texturas. Manuscritos, esculturas, joyas, alfombras, pergaminos y pinturas como precioso botín recién llegado de ultramar. Desde el legado de fenicios, romanos y visigodos, pasando el arte islámico y cristiano de la Edad Media y del Siglo de Oro, hasta llegar a los mejores artistas del XIX y principios del XX. Con sus más de 200 piezas cubriendo un amplísimo espacio del Museo del Prado, la exposición Tesoros de la Hispanic Society of America hace honor a su acertado título: la muestra es, realmente, un auténtico baúl de los tesoros.
Papel, mármol, oro, vidrio, cerámica y óleo en un espectacular muestrario de materiales y texturas. Manuscritos, esculturas, joyas, alfombras, pergaminos y pinturas como precioso botín recién llegado de ultramar.
Desde el legado de fenicios, romanos y visigodos, pasando el arte islámico y cristiano de la Edad Media, el Siglo de Oro español y el arte colonial, hasta llegar a los mejores artistas del XIX y principios del XX. Con sus más de 200 piezas cubriendo un amplísimo espacio del Museo del Prado, la exposición Tesoros de la Hispanic Society of America hace honor a su acertado título: la muestra es, realmente, un auténtico baúl de los tesoros.
La ambiciosa exhibición temporal recién llegada a la pinacoteca refleja la riqueza de la cultura hispana en todo su esplendor, incluyendo piezas que nunca han visitado España e incluso que nunca habían sido expuestas al público. Procedentes de la Hispanic Society of America, institución fundada en 1904 por Archer Milton Huntington, las obras logran hacer realidad el sueño que este filántropo, coleccionista e hispanista americano tenía para su institución: Conseguir fomentar la apreciación rigurosa de la cultura española.
Huntington viajó a Europa con su madre a final del siglo XIX cuando apenas tenía 12 años, disfrutando de la oportunidad de conocer los museos de París y Londres. Fue en la capital inglesa donde compró un libro que despertaría una profunda curiosidad y marcaría la primera huella para el camino que más tarde recorrería. Se trataba de un ejemplar de Los zincali: los gitanos en España escrito por George Borrow, y cuyo contenido fue el detonante para hacer estallar en él una perenne pasión por la cultura hispana.
A los 22 años, Huntington visitó el Museo del Prado quedando prendado de las pinturas de Velázquez (de quien adquirió obras parte de la muestra), y según relata en rueda de prensa Mitchell A. Codding, actual director de la Hispanic Society, fue esta gran pinacoteca española la que le sirvió de mayor inspiración a la hora de crear la institución neoyorquina. Ahora, la cultura, la pasión, la historia y el gusto se democratizan en una muestra ideada para el disfrute del público, ya que según afirma Codding “la selección de obras no se basa tanto en cuestiones académicas sino en los intereses de los visitantes del Museo”.
El flamante director del Prado Miguel Falomir destaca el papel de Huntington y su ingente aportación para el estudio y difusión de la cultura hispana al señalar que “es importante que pensemos en nosotros mismos, pero también que sean otros los que nos piensen desde fuera”; una afirmación que se confirma como acertada si tenemos en cuenta que de no ser por los esfuerzos de la Hispanic Society, muchas de las piezas no hubieran podido llegar a la actualidad tal y como aparecen hoy ante nuestros ojos.
En un recorrido que ocupa por completo las salas destinadas a exposiciones temporales del Museo, como ya hiciera la muestra El Hermitage en el Prado en 2012, el visitante puede llegar a sentir el privilegio de visitar varios museos en un mismo espacio: Desde un arqueológico hasta un museo de artes decorativas, pasando por una gran pinacoteca hasta el archivo histórico de las mejores bibliotecas.
Cada cual encontrará en la variada colección piezas que considerar joyas según dictamine su propio gusto, pero como ejemplos imprescindibles cabría mencionar el extraordinario Mapa de Tequaltiche (el cual fue un encargo de Felipe II que se creía perdido), búcaros de indias o espectaculares tejidos del siglo XIII provenientes de la Alhambra. Entre los tesoros pictóricos, destacan (cómo no), las obras de Velázquez: Retrato de una niña, Camillo Astalli y Gaspar de Guzmán y el de Conde-Duque de Olivares, este último expuesto por primera vez en España, las obras del Greco y el pincel del maestro Goya en el retrato de La Duquesa de Alba; un cuadro que tras el proceso de restauración llevado a cabo por el el equipo del Museo del Prado, muestra un espectacular y renovado calibre artístico.
Tesoros hay muchos, pero muestras capaces de canalizar la abrumadora sensación por la calidad y cantidad de los mismos para hacerlos brillar, es una tarea no falta de complejidad que en este caso, resulta en una empresa exitosa. En la exposición Tesoros de la Hispanic Society, abierta al público desde el 4 de abril al 10 de septiembre, cazar tesoros es tan fácil como placentero.