A menudo James Franco se lanza a proyectos cuando menos inesperados. El actor lleva casi 30 años apareciendo aquí y allá, en películas y miniseries y, sin embargo, conserva la cualidad de la sorpresa. Todavía recuerdo Freaks and geeks, aquella producción sorprendentemente suspendida tras la primera temporada donde Franco encarnaba el rol de un adolescente inculto y sin rumbo que sentía cómo su vida caía por una ladera por sus malos resultados en el colegio. Aquella cara bonita que luego apareció en Spiderman y en otras películas poco estimulantes fue sacando poco a poco su verdadero yo, y lo hizo tanto en las comedias divertidísimas de sus colegas Seth Rogen y Judd Apatow como en su faceta de artista poliédrico.
Porque Franco no es solo un rostro, sino un cineasta, un poeta, un pintor. Hay una mente activa todo el tiempo que se proyecta en sus adaptaciones cinematográficas de su admirado William Faulkner y en su vocación –más o menos talentosa– por expresarse a través de la poesía y del arte.
En uno de sus poemas, incluido en un libro que presentó en el show nocturno del simpático Jimmy Fallon, muestra al Franco genuino:
Because I played a knight,
And was on a screen,
Because I made a million dollars,
Because I was handsome,
Because I had a nice car,
A bunch of girls seemed to like me.
But I never met those girls,
I only Heard about them.
The only people I saw were the ones who hated me,
And there were so many of those people,
It was easy to forget about the people who I Heard
Liked me, and shit, they were all fucking fourteen-years-old.
En cuanto a sus cuadros, se vendieron a toda velocidad y a un precio razonable, y aunque el valor artístico de sus obras no desborda, se pueden interpretar como una declaración de intenciones. Su último proyecto consiste en un canal de internet donde publica encuentros y conversaciones con profesores y pensadores: Philosophy time es una serie de vídeos que aproximan la filosofía a la generación youtuber.
Franco explicó en una rueda de prensa que se trata del proyecto “más importante en el que me he embarcado en años”, y no “una broma elaborada”. En este sentido, el amigo del actor y copresentador del programa, Eliot Michaelson, que es profesor de Filosofía en el King’s College de Londres, escribió en Dailynous, una publicación para profesores de Filosofía, un artículo sobre el origen del proyecto: “Es difícil decir que no a James Franco”.
Y continuó: “Sobre todo cuando te dice que formas parte de su nuevo meta-proyecto para pasar más tiempo con sus amigos convirtiendo el tiempo para estos en tiempo de trabajo. Todo lo que hace es trabajar. Para alguien con un estilo de vida sin demasiadas turbulencias como yo, resulta simplemente encantador. Como una suerte de llamada extrañamente disfuncional a la solidaridad”.
Junto a los invitados Liz Camp, Andy Egan, Liz Harman y Shamik Dasgupta, Franco y Michaelson persiguen respuestas y divagan levemente sobre cuestiones hondas y variadas como la belleza, la imaginación, la metáfora o el aborto. Los dos amigos han publicado la primera temporada completa y de una sentada en YouTube: son cuatro episodios. No han aclarado si habrá una segunda temporada.