El próximo 6 de octubre llega al cine, tras 25 años del estreno de Blade Runner, una segunda parte tan esperada como temida. Blade Runner 2049 cuenta con Ryan Gosling como protagonista, pero recupera al Deckard de Harrison Ford, el cazador de replicantes original. Tras la cámara no estará Ridley Scott, sino Denis Villeneuve, responsable de películas como Enemy, Prisoners y La llegada. La primera película se convirtió, desde su estreno, en un clásico del cine de ciencia ficción y en fuente de diversas discusiones filosóficas sobre la humanidad y la inteligencia artificial. Es también una película que ha envejecido sorprendentemente bien (casi ninguna película que se imagina el futuro resulta fácil de ver cuando es realmente el futuro…).
Resumamos rápido de qué va: los replicantes son formas de inteligencia artificial humanoide con una corta vida y creados para cumplir funciones específicas en un mundo distópico futuro. Muchos de ellos no tiene siquiera conciencia de no ser humanos. Cuando cuatro de ellos se rebelan, Deckard, un blade runner, encargado de cazar replicantes, debe encontrarlos. Una mezcla genial de cine negro, ciencia ficción y reflexión filosófica, la película es un mito del cine contemporáneo.
Si pretendes ver la nueva versión hay algunas cosas que deberías saber antes. ¿Por qué? Por cultura general, porque la historia de cómo se hizo esta película es casi tan interesante como la propia película y porque suponemos que en 1982 no estabas teniendo discusiones sobre los replicantes, así que podrías tenerlas ahora, antes de verlos en su nueva versión.
Hay siete versiones de la película
Sí. El director’s cut es algo que existe y que se hace, pero nunca una película ha visto tantas ediciones diferentes, todas disponibles para ser vistas. La discusión general es considerable sobre cuál es la versión correcta, la que hay que ver. Hay tres que tienen la mayor puntuación: la primera, la que llegó a los cines, con voz en off y tomas de la campiña al final. Luego en 1992, sacaron un director’s cut que fue descubierto en los archivos de Warner Bros. pero según Ridley Scott no lo es, asegura no estar involucrado con esa versión. Luego en 2007, el director estrenó su versión, el Final Cut, de la película.
Deckard es un replicante, ¿o no?
Con tanta versión de una película que ya es de por sí confusa es fácil perderse entre las pistas -que a veces están y a veces no, depende de la versión que se vea- sobre si el propio Deckard es un replicante. Tras años Scott declaró estar convencido de que el detective lo es, pero Harrison Ford nunca estuvo del todo seguro. En la versión estrenada en 1982 no queda claro, pero en la siguiente, una escena en que Deckard sueña con un unicornio insinúa que sus recuerdos son implantados, como los de otros replicantes. Es de suponer que en la nueva película se dé una respuesta definitiva.
La adaptación tiene poco que ver con la novela original
Se supone que Blade Runner es una adaptación de la novela, ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick; pero el nombre proviene en realidad de una novela de William S. Burroughs y no tiene ninguna conexión temática, se usó porque a Scott le gustó cómo sonaba. La película es un material muy lejano al original. No es de extrañar que se diga que Scott ni siquiera leyó la novela antes de hacer la película: “No pude. Conocí a Philip K. Dick luego y me dijo: Entiendo que no pudiste leer el libro. Y le dije: Eres muy denso amigo, en la página 32 ya hay 17 historias sucediendo”.
En la nueva reedición del libro con prólogo de Nacho Vigalondo (Minotauro, 2017) el director de cine español explica: «La obra de Philip K. Dick ya es más real que la impresión que tenemos de ella. Muchos habrán comprado la edición de esta novela a partir del interés por su adaptación al cine (y su secuela), pero la obra de K. Dick, en el año 2017, ya proyecta su propia sombra. Insisto que me incomoda remitirme a Blade Runner, pero a estas alturas ya no tenemos que dar por hecho que una obra esté subordinada a la otra. Una comparación entre ambas no tiene por qué concluir que una de las dos sea más real. De hecho, creo que las diferencias entre ambas pueden servir para definirse mutuamente. Blade Runner y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? son dos obras tan diferentes como sus títulos. Y la distancia que las separa es la misma que separa la sonoridad perfecta y el sentido difuso de Blade Runner y una larga pregunta que podría ser un problema zen o la conclusión de un chiste. (…)». Para revisitar el libro puedes leer sus primeras páginas aquí.
El final idílico viene de El resplandor
Scott le pidió a Stanley Kubrick tomas aéreas sin utilizar de El resplandor para el final feliz de la primera versión, en que Deckard y Rachael conducen juntos y felices a través de la campiña. En versiones posteriores el final cambia radicalmente. La relación con los ejecutivos no fue fácil en esta película en general. Otro punto en que hubo discusión fue sobre la voz en off. Se dice que cuando se mostró la película a grupos de foco se quejaron de no entender nada por lo que el estudio insistió en agregar la infame narración. Es una leyenda urbana que Harrison Ford odió tanto la idea que leyó las líneas lo peor posible para que no se incluyesen. El actor ha negado esa versión de los hechos, pero sí ha declarado que fue una pesadilla porque le tocó tener que relatar lo que pasaba en pantalla, la exposición es el mayor enemigo de una actuación.