Top of the Lake, sus dos primeras temporadas, llegan a HBO este diciembre. El thriller policial es una muestra de que Moss se merece su estatus como la actriz del momento y es también un buen análisis del comportamiento tóxico masculino y la misoginia.
En 2013 la primera temporada de Top of the Lake se estrenó -siendo la primera serie en abrirse paso en un festival de cine- en Sundance. No era tan extraño si se tomaba en cuenta su pedigrí: dirigida por Jane Campion y con reparto que incluía a Jodie Foster, a Peter Mullan y a Elisabeth Moss. En ese momento, Moss sólo era conocida por su impresionante rol en Mad Men (que se puede ver en Netflix y en HBO actualmente) y no era aún la it girl del audiovisual que es actualmente. Pero como la protagonista de este drama policial probó que su rango era amplio y que debía, como sucedió luego, tener mucho más trabajo del que le habían dado hasta el momento. Este año la segunda temporada de la serie, con Moss, Nicole Kidman y Gwendoline Christie, llegó para ser recibida con peores críticas… aunque ninguna para Moss.
La actriz se ha convertido en el rostro del año con The Handmaid’s Tale y la película The Square, que ganó en Cannes. Y Top of the Lake es un buen lugar donde explorar sus talentos. Ambas temporadas estarán disponibles en HBO este 31 de diciembre, lo que permite despedir el año con un atracón de Moss.
La primera temporada de la serie se desarrolla en un recóndito pueblo de Nueva Zelanda, un lugar habitado por gente distante y casi cavernaria. Están aislados, rodeados de paisajes y de poca civilización, y el resultado en muchos de sus hombres es el de convertirse en machos territoriales y agresivos. El personaje de Moss, una detective que trabaja en Australia y que es originaria del pueblo, vuelve cuando una adolescente embarazada desaparece. La serie es sorprendentemente perfecta para este año, lleno de reivindicaciones feministas y condenas a las actitudes tóxicas masculinas. Una fábula dura y difícil de ver, pero también llena de suspenso y buenas actuaciones.
Otro personaje importante es el entorno. Misterioso, amplio, salvaje, el pueblo ficticio y su naturaleza oprimen más que liberan y ofrecen una oportunidad para valorar el ojo de cineasta que tiene Campion (que ya lo dejó claro con El piano).
La serie es un buen thriller, la trama, compleja y llena de detalles, se resuelve satisfactoriamente (lo que no pasa con tantas series de este tipo… sí hablo de ti Borgen, o de ti The Killing) y las actuaciones son magistrales, lo que no es difícil si se toma en cuenta que además de Moss están Jodie Foster como una líder feminista de un grupo de mujeres que vive en contenedores en la pradera, aisladas de la tóxica masculinidad del pueblo, o Peter Mullan (Trainspotting, Braveheart), un dañino pater familia lleno de desprecio e ira.
La segunda temporada no fue tan bien valorada y en parte puede deberse a que la primera vez Campion trabajó en la serie sin presiones o alboroto crítico. Esta vez hubo alfombras rojas, reportajes y expectativas… recuerda al fenómeno de True Detective. En China Girl, el subtítulo de la segunda entrega, Moss vuelve, pero la historia y la revisión de la misoginia como problema pierden sutileza y por ende pierden su valor como comentario social. La historia se desarrolla esta vez en Sidney, una ciudad enorme y en que el comportamiento masculino sigue siendo tóxico, pero ya a unos niveles que son menos creíbles (eso sin dejar de tomar nota sobre todos los casos de acoso que últimamente aparecen en entornos “urbanos y educados”). Igualmente, vale la pena volver a ver Moss como Robin. Su conflicto interior con respecto al machismo y su propia feminidad es siempre algo que merece la pena ver.
Para los fans de Moss también está la opción de ver The Square, película ganadora de la Palma de Oro en que la actriz interpreta a una periodista en una historia que gira en torno a la inauguración de una instalación de arte en un museo y todos los problemas que se suceden.
A pocos meses de iniciado el año, en abril, llegará la segunda temporada de The Handmaid’s Tale. La serie, sobre una sociedad arcaica que esclaviza a sus mujeres, se convirtió en fenómeno este año, ganó varios Emmy y le va a otorgar, casi de seguro, un Globo de Oro a Moss.
Moss se ha convertido en la chica que tener en cuenta, la actriz del momento. Y revisar su trabajo en Top of the Lake es descubrir que, antes de ser Offred, ya era una estrella en construcción, sólo que nadie se había dado cuenta.