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Los cachorros son para siempre, no sólo para Navidad

La decisión de compartir la vida con un perro, un gato o una tortuga, por mencionar algunos de los animales más regalados, debe ser una decisión meditada y consensuada con todos los miembros de la familia. No es algo que pueda decidirse sólo con el corazón, aunque Hollywood se empeñe en decir lo contrario.

Los cachorros son para siempre, no sólo para Navidad

Navidad es sinónimo de alegría, de compartir en familia, de vacaciones, de turrón y también, nos guste o no, de regalos. Con la idea de sorprender y dejar huella, hay quien piensa en un cachorro como el regalo perfecto. Después de todo, qué puede ser más adorable que un perrito con un lazo. Probablemente nada. Pero la realidad es que los animales no deben ser nunca un regalo. Se trata de un compromiso, si todo sale bien, de más de 10 años. No puede, por tanto, responder a un impulso. Sia lo tiene claro y por eso en una de las canciones de su último álbum Everyday Is Christmas nos recuerda que “los cachorros son para siempre, no sólo para Navidad”.

 

 

La decisión de compartir la vida con un perro, un gato o una tortuga, por mencionar algunos de los animales más regalados, debe ser una decisión meditada y consensuada con todos los miembros de la familia. No es algo que pueda decidirse sólo con el corazón, aunque Hollywood se empeñe en decir lo contrario. Muchos de los animales que se regalan en estas fechas acaban en los refugios a los pocos meses, por eso es tan importante hacer énfasis en la tenencia responsable y en el compromiso a largo plazo. En la canción, la cantante australiana, entusiasta defensora de los derechos de los animales, lo plantea de la siguiente forma: “Son tan lindos y esponjosos con su pelaje brillante ¿Pero los amarás cuando sean viejos y lentos?”  

Otras razones por las que un perro no debería ser nunca un regalo de Navidad

Incluso teniendo la certeza de que la persona asumirá la responsabilidad con ilusión y de que su entorno familiar está de acuerdo, regalar un animal no es una buena idea. Mucho menos en Navidad, una época agitada, en la que se elevan los gastos y el nivel de estrés, complicando así el ya duro proceso de adaptación por el que pasan los animales cuando llegan a un nuevo hogar. No hay que olvidar que para ellos se trata de un cambio radical para el que no siempre están preparados. Mientras más estable sea el ambiente y mejor definidas estén las rutinas de la familia, menos probable es que el perro desarrolle luego problemas de conducta.

Los cachorros son para siempre, no sólo para Navidad 1
No os dejéis engañar. El cachorro es para siempre.

 

En el caso de los niños, recibir un animal como un regalo puede transmitir el mensaje equivocado. Un perro es un excelente compañero de juegos, pero en ningún caso un juguete. La diferencia, evidente para un adulto, puede no ser tan clara en la mente de un menor. Hacerlo partícipe de todo el proceso de decisión y posterior adopción lo ayudará a entender que se trata de un ser vivo que tiene sentimientos y necesidades que deben ser respetadas. En definitiva, un miembro más de la familia. Un niño que ama y respeta a los animales será un adulto que ame y respete a los animales, que es exactamente lo que el mundo necesita.

Ya lo dijo Albert Einstein: “Educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”. Y qué mejor ejemplo que adoptar en vez de comprar para enseñar a nuestros hijos que cada gesto cuenta. Crecer con la idea de que los seres vivos no deben comprarse es una buena base para construir una sociedad responsable, que mantenga de forma natural una política de tolerancia cero hacia el maltrato animal. Tema de especial importancia en una país como España en el que las cifras de abandono de animales son tan elevadas.

 

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