Que de los premios literarios es mejor desconfiar es una verdad universalmente sabida, sin embargo, de la misma manera que toda regla tiene su excepción, toda verdad puede ser desmentida. Otorgando en su 60 edición el premio Biblioteca Breve a Agustín Fernández Mallo, Seix Barral no solo hace posible que los más escépticos confíen, al menos en esta ocasión, en los galardones a obras literarias inéditas, sino sino que también reconocen a un autor que ha destacado tanto en narrativa como en poesía y ensayo por haber construido una obra donde la indagación literaria ha tenido siempre un papel principal.
Físico de formación, Fernández Mallo no sólo ha concebido su obra como un espacio donde se borran los límites entre la ficción y la no ficción, sino que ha cuestionado conceptos como el de «autoría», el de repetición, el de espacio narrativo y, sobre todo, el propio concepto de lenguaje. El lenguaje de la ciencia ha formado parte de su obra, especialmente en la poesía, como escribía Andrew Gallix, en The Independent: «Fernández Mallo es capaz de detectar la cola de una sirena en un monitor de neutrones y de transformar teoremas en pura poesía».
Fernández Mallo transforma teoremas y los transforma también en Trilogía de la guerra, una novela que narra la historia de tres personas que, sin saberlo, están conectadas por su pasado y, en concreto, por tres lugares y sus tiempos históricos: la Isla de San Simón, los años en Estados Unidos y la costa de Normandía. El pasado se convierte en una red digital y analógica en la que todos estamos interconectados en una extraña simulteneidad, donde el tiempo se dilata a la vez que se contrae en un espacio reducido y, a la vez, amplificado como son las redes sociales.
Si con Nocilla Dream, en palabras de Ricardo Menéndez Salmón, Fernández Mallo «movía la silla de la literatura», en Trilogía de la guerra lo sigue haciendo, mostrando así con su gesto que no basta con innovar puntualmente, sino que es necesario repensar los modos narrativos y, por tanto, repensar la literatura constantemente en la búsqueda de un lenguaje cuya concreción resulta siempre reductiva para contar -crear- la realidad actual. En este sentido, la inclusión de la ciencia, de la tecnología, de la poesía, de imágenes responde a un intento de un (des) lumbramiento de «la cara B de la realidad». Sin embargo, es precisamente esta «realidad» la que cuestiona Fernández Mallo, pues si, como dice Elena Ramírez, editora de Seix Barral, en Trilogía de la guerra el mapa es el territorio, la virtualidad es la realidad y la realidad se vuelve virtual.
«La novela es calidoscópica, porque no solo hay una red, sino que hay salidas hacia otros lugares», comenta el ganador, para quien «la novela es una reflexión sobre los muertos: creo que los vivos y los muertos estamos interconectados y la red más grande que existe no es una red social, sino la red entre vivos y muertos».
.@FdezMallo, premio #BibliotecaBreve con la novela ‘Trilogía de la guerra’ pic.twitter.com/ewdnIaVMUd
— Seix Barral (@Seix_Barral) 5 de febrero de 2018
«Europa es el primer estado postmoderno en cuanto no se ha construido a partir de violencia, sino a partir de la publicidad y de la seducción».
En la 60 edición del premio Biblioteca Breve, el escritor, poeta y ensayista Agustín Fernández Mallo se alza como ganador con Trilogía de la guerra. La novela se abre en la Isla de San Simón y prosigue en Estados Unidos, donde un personaje narra la historia de Estados Unidos e indaga en el imaginario cultural norteamericano. La novela se cierra con una mujer recorre la costa de Normandía para tratar de comprender, desde su condición de mujer, cómo 100.000 hombres murieron a manos de otros hombres. Su recorrido por Normandía coincide con el Brexit, algo que sirve al autor preguntarse sobre qué es Europa y su relación con el presente. «Europa es el primer estado postmoderno en cuanto no se ha construido a partir de violencia, sino a partir de la publicidad y de la seducción». La lectura del pasado desde el presente lleva a una reflexión en torno a cómo el pasado regresa a través de la interrelación entre vivos y muertos, una interrelación que se hace posible cuando «el vivo se muere un poco, es decir, cuando se aleja, porque para poder escribir es necesario dejar morir las cosas para poder captar los contornos de esas cosas». Pero, qué pasaría, si en este acercarse a las cosas, no solo las narráramos, sino también las recicláramos. «Se puede reciclar el pasado? Se pueden reciclar los sentimientos?», estas son también algunas de las cuestiones presenten en la novela, concluye Fernández Mallo, que reconoce que en esta novela ha ejercido una gran influencia la obra narrativa de Sebal y las películas de David Lycnh.
Con una dotación de 30000 euros, el Premio Biblioteca Breve ha sido otorgado este año por un jurado formado por Pere Gimferrer, Manuel Longares, Edurne Portela, Ricardo Menéndez Salmón y Elena Ramírez, editora de Seix Barral. La novela se publicará el 6 de marzo.