París se indigna con la polémica donación del artista Jeff Koons
El artista estadounidense Jeff Koons ha generado una gran polémica en París a raíz de un acto aparentemente solidario. El cotizado artista anunció en noviembre de 2016 que quería crear una escultura con la forma de un ramo gigante de tulipanes de colores sujetos por una mano para y donarla a París en solidaridad con las víctimas de los atentados de 2015.
El artista estadounidense Jeff Koons ha generado una gran polémica en París a raíz de un acto aparentemente solidario. El cotizado artista anunció en noviembre de 2016 que quería crear una escultura con la forma de un ramo gigante de tulipanes de colores sujetos por una mano para y donarla a París en solidaridad con las víctimas de los atentados de 2015, que provocaron la muerte de 130 personas.
Este ofrecimiento fue recibido con gran entusiasmo por la alcaldía de París, que decidió que la obra se colocaría frente al Museo de Arte Moderno y el Palacio de Tokio, en una elegante avenida a orillas del Sena.
Sin embargo, no todo es tan bonito y solidario como parece. El artista anunció que donaría su obra, pero solo el concepto. Esto implicaba que los fondos necesarios para construir la escultura, que ascienden a unos 3,5 millones de euros, tenían que ser recaudados para que Koons creara su obra.
Tras varios retrasos en la construcción de la escultura debido a la dificultad para recaudar el dinero necesario, se ha generado un movimiento en contra de esta donación y del lugar elegido para colocar la obra, formado por numerosos ciudadanos y destacadas figuras del mundo del arte y la cultura del país.
En una carta publicada por el diario Libération, varias personalidades, entre las que se encuentran el cineasta Olivier Assayas y el ex ministro de Cultura, Frederic Mitterand, se oponen a aceptar esta escultura, que consideran que se ha convertido en “un emblema del arte industrial, espectacular y especulativo”.
Aunque la obra ha sido financiada por un mecenazgo privado, algunas de cuyas donaciones permitían obtener beneficios fiscales, sus detractores consideran que un regalo debería ser un acto altruista y no debería pagarse por él. “Apreciamos los regalos”, dice la carta, pero aquellos que son “gratis, incondicionales y sin motivos ocultos”.
“La elección de la obra, y sobre todo su ubicación, no guardan relación alguna con los eventos trágicos invocados”, aseguran los firmantes en la citada carta. “Por su impacto visual, su dimensión gigantesca y su situación, esta escultura rompería la armonía actual” de la zona, añaden.
Critican que la escultura se vaya a situar en una zona turística, cerca de la Torre Eiffel, y lejos de donde tuvieron lugar los atentados terroristas de 2015, donde consideran que debería colocarse.
Por otra parte, varios escritores y filósofos han calificado la escultura de “regalo denigrante”. “Impedirlo es una necesidad no solo artística, financiera, moral y política, es la necesidad de rechazar ser denigrados”, escriben en una tribuna autores como Pierre Alfieri, Eric Hazan y Jean-Luc Nancy.
La obra no ha sido aprobada todavía por las autoridades francesas, y las numerosas críticas forzaron una reunión entre Koons y la ministra de Cultura de Francia, Françoise Nyssen, de la que no ha trascendido nada.
Koons aseguró a The New York Times en 2016, cuando anunció la creación de la obra, que esperaba que “pueda comunicar un sentimiento de futuro, de optimismo, de alegría de ofrecer”.
Las obras de Koons, conocido por esculturas metálicas de globos de animales, generan habitualmente polémica en el mundo del arte, algo que ha vuelto a ocurrir ahora.