Liv Strömquist: “Toda la historia del cristianismo afirma que la mujer hizo algo malo y por eso se le castiga”
Liv Strömquist estuvo de paso por Barcelona promocionando su libro «El Fruto Prohibido» y conversó con nosotros sobre feminismo y sexualidad femenina.
La historietista sueca Liv Strömquist está sentada en la sala de prensa del Salón del Cómic de Barcelona conversando con alguna radio española mientras espero entrevistarla. Al llegar mi turno, se levanta y se dirige hacia un cochecito de bebé junto a un hombre que lo pasea. Strömquist vuelve, se sienta a mi lado y me dice: “es mi hijo de tres meses y tengo que chequear porque debo darle pecho cada hora”.
La estampa es reivindicativa: una autora de renombre visita Barcelona mientras su pareja cuida de su hijo cuando ella concede entrevistas. Es un concepto cerrado si pensamos que Strömquist se encuentra en la ciudad condal promocionando su libro El Fruto Prohibido (Reservoir Books, 2018), un cómic de gran volumen, con mucha información, que refleja cómo a las mujeres se les ha censurado su sexualidad y su cuerpo desde el comienzo de la era cristiana hasta nuestros días.
Strömquist revela que siempre le decimos vagina a nuestro órgano sexual, cuando es vulva el verdadero término; así de confundidas nos ha tenido la historia o así se han creado los sesgos perceptivos con respeto a nuestro propio cuerpo. El Fruto Prohibido, relata cómo la censura masculina nos negó el placer sexual y nos metió en un cajón de experimentos para probar que no éramos aptas para muchas cosas en un mundo de hombres, especialmente si se tenía un órgano sexual diferente al de ellos.
¿Por qué escogiste a la vulva como tema principal e hilo conductor del libro?
Normalmente en el feminismo se habla de la igualdad salarial y otros temas importantes, pero yo estaba interesada en hablar de los sentimientos que genera el patriarcado sobre las mujeres y uno de esos sentimientos es la vergüenza. Esto es algo que nos afecta a nivel psicológico de una manera muy profunda. Las mujeres tienen una relación de vergüenza con su órgano sexual. Si la comparas con cómo los hombres se sienten con respeto al pene, es totalmente lo opuesto. Para ellos, su miembro es un símbolo de poder; para nosotras, la vagina o la vulva es totalmente lo contrario, es de vergüenza y, en algunos casos, sentimos asco.
¿Crees que esta relación de vergüenza con nuestros cuerpos viene fundamentada por la historia y la construcción del lenguaje, en muchos casos escrito por hombres?
No, creo que ahora eso se ha resuelto, pero en la actualidad existe la idea de que todo tiene una explicación psicológica y si sientes vergüenza de tu cuerpo, es un problema psicológico individual. Por ejemplo, el tabú del síndrome premenstrual, todas tenemos algún recuerdo donde te sientes avergonzada por comprar unos Tampax o por pedir permiso para salir de clases porque sientes mucho dolor menstrual, que fue mi caso. Recuerdo ese miedo de pedir permiso para salir de clase. Hoy día pienso: ¿cómo esto es posible?, ¿cómo uno no puede decir “necesito ir a enfermería”? Estas construcciones sociales son muy poderosas y crean muchos sentimientos sobre nosotras. Para mi es súper interesante explorar de dónde viene esta vergüenza, porque es muy fácil no estar avergonzado.
¿Por qué crees que es tan vergonzoso?
Quizás porque uno rara vez ve sangre menstrual. Yo tengo una exhibición actualmente en el metro de Estocolmo con una imagen del libro que refiere a la menstruación y ha creado una gran discusión alrededor de la imagen, mucha gente se ha molestado.
¿Se han molestado las mujeres o los hombres?
Ambos. Por ejemplo, una abuela dijo que estaba con su nieta en el metro y al preguntarle sobre el poster no sabia qué responderle. Y creo que es interesante que podamos decir, esto es la menstruación, esto le pasa a todas, no es porque tengas SIDA. Y no solo el caso de una abuela, los jóvenes también estaban en contra y destrozaban las imágenes, he tenido que remplazarla dos veces. Así que el tabú sigue siendo poderoso.
¿Por qué este ensañamiento, esta censura contra el cuerpo femenino?
No estoy segura del porqué, creo que las estructuras patriarcales tratan de controlar a la gente diciéndole que algo en su cuerpo no está bien. El libro se llama El Fruto Prohibido porque toda la historia del cristianismo afirma que la mujer hizo algo malo y por eso se la castiga: la mujer debe tener hijos de forma dolorosa, por ejemplo, y todo el sufrimiento de la mujer es un castigo de dios. La religión tiene mucho que ver, el cristianismo ha sido muy negativo en su lucha contra el sexo libre, sobre todo, en contra del cuerpo femenino, la sexualidad y la reproducción femenina. Si lo comparamos con el hinduismo, en el que la sexualidad es algo sagrado y parte de lo divino, el cristianismo ha sido lo contrario, desde la idea de la virgen María. Estas referencias nos afectan profundamente.
¿Qué piensas del feminismo de hoy en día? ¿Crees que movimientos como el #MeToo generarán un cambio? ¿El feminismo tendrá las mismas estructuras o realmente removerá algo?
Yo creo que se está moviendo hacia delante, el #MeToo es un movimiento positivo, eso espero, creo que tendrá un efecto a largo plazo que afecta a la prevención del acoso sexual, especialmente porque esto sucede cuando tienes un jefe hombre y mujeres empleadas. El caso de Harvey Weinstein es usual en la industria del cine, donde el poder lo tiene un director frente a una joven actriz. Mientras haya más hombres directores, que son jefes, mucho más notas el acoso sexual. Por ejemplo, en el caso del libro, vemos que hay muchas más mujeres científicas que están cambiando los hechos en la investigación médica, a diferencia de hace 150 años cuando solo se hacia investigación desde el punto de vista de los hombres; en el libro explico los problemas y censuras que ha conllevado para las mujeres.
El Fruto Prohibido es un cómic feminista. ¿Crees que la etiqueta “feminista” hará que lo lea público masculino? ¿Es una etiqueta positiva o negativa?
Hay un pequeño debate en Suecia con la palabra feminista, que está asociada a un sentimiento político; pero no, este libro soy yo tratando de decir algo que no es realmente político. Si mi libro se interpreta como feminista me siento muy orgullosa, porque como feminista la lucha es muy importante y para mi escribir este libro fue un proceso de curación, me hubiese encantado poder leer algo así cuando era una adolescente. No creo que sea una etiqueta negativa, espero que no lo sea.
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El Fruto Prohibido es un texto idóneo, desde una narrativa que incluye mucho humor, para entender cómo el discurso masculino ha invisibilizado al femenino; ese reír para no llorar. Además de un cómic, tiene algo de ensayo porque informa cómo ha evolucionado la sociedad y, al mismo tiempo, cómo ciertos tabús se afirman en prejuicios que no terminamos de borrar de nuestras mentes. Como dice el eslogan promocional del libro: “un libro que toda madre debería regalar a su hija y toda hija a su pareja”. Evidenciar los errores del pasado para comprender el presente y cambiar el futuro en la percepción de la sexualidad femenina.