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Joël Dicker: “Un país sin una prensa libre e independiente, no es un país democrático”

Conversamos con Joël Dicker (Suiza, 1985), ganador del Premio Goncourt des Lycéens y del Gran Premio de Novela de la Academia Francesa entre otros.

Joël Dicker: “Un país sin una prensa libre e independiente, no es un país democrático”

Joël Dicker es uno de esos autores que no necesitan presentación. Con su primera novela, La verdad sobre el caso Harry Quebert tuvo un enorme éxito entre los lectores, que no lo abandonaron cuando publicó El libro de los Baltimore, donde el joven escritor Marcus Goldman volvía a estar en el centro de la trama. Ahora, Dicker deja a Goldman de lado y construye una novela, La desaparición de Stephanie Mailer (Alfaguara): el asesinato en 1994 del alcalde de Orphea y la investigación de la periodista Stephanie Mailer que, diez años más tarde, afirma que los verdaderos asesinos siguen en libertad es el punto de partida de una novela que quiere hablar de la reparación de pasado, de cómo reparar aquello que, a priori, ya no tiene reparación alguna.

Por su trayectoria y por ciertos elementos de la novela, podríamos pensar que La desaparición de Stephanie Mailer es una novela policía, sin embargo, más bien es una novela acerca de cómo afrontar el pasado.

Tienes razón. La verdad es que me alegra mucho tu comentario. A menudo, cuando me dicen que tengo mucho éxito, siempre digo que soy un joven escritor y espero, por tanto, no estar al final de mi carrera, al contrario, espero tener todavía por delante muchas cosas por aprender. Me dedico a un oficio, el de ser escritor, para el cual no hay una formación específica y, por tanto, mi aprendizaje lo realizo hablando con la gente, escuchando sus feeds-back… Esto me permite darme cuenta de si he conseguido decir aquello que quería decir con mi novela o, por el contrario, no lo he conseguido y se ha entendido otra cosa. Todo esto lo comento para decirte que, en verdad, mi intención no era escribir una novela negra, sino una novela sobre la reparación, sobre cómo superar ese momento en el que el pasado está demasiado presente y es necesario. Es cierto que hay un asesinato, hay policías, hay una investigación… Es decir, es verdad que hay elementos propios de la novela negra, pero no lo es.

Hablando de la reparación, uno de los temas es la reparación judicial cuando ha se ha cometido un error a la hora de condenar a alguien.

Sí y a partir de ahí reflexiono sobre la justicia y sobre lo que se entiende por justo, en cuanto a veces es muy complicado definir qué es justo, incluso en términos jurídicos. Si algo es justo o no depende muchas veces de nuestra percepción. Por otro lado, el tema de la reparación tiene que ver con una pregunta: ¿Cómo reparar algo muy grave como puede ser un asesinato? Un asesino que ha cumplido su pena de prisión y sale de la cárcel ¿seguirá siendo un asesino a los ojos de los demás? Seguramente sí, pero ¿es justo que se le siga viendo como un asesino? Indudablemente, los familiares de la víctima lo verán siempre como un asesino, porque pensarán en la pérdida que han sufrido por su culpa. pero, el resto de la sociedad, ¿no deberíamos intentar integrar al asesino una vez que ha cumplido con su pena?

Joël Dicker: “Un país sin una prensa libre e independiente, no es un país democrático”
‘Un colosal thriller’, así ha sido descrita la última novela de Dicker. | Foto vía Alfaguara.

Esta idea de que no hay una única respuesta, sino que depende, muchas veces, de nuestra percepción se materializa en su novela a través de los 30 personajes, cada unos de los cuales narra su relato, cuenta su versión.

Sí, es así y este es otro de los motivos por los cuales no es una novela negra. Alrededor de la investigación, tenemos una serie de personajes que van contando la historia y, a menudo, lo que cuentan no tiene una relación directa con el caso. Ha habido lectores que se han quejado de que haya incluido muchas historias dentro de la trama principal, historias que no están relacionadas con el caso policial. Incluso, hubo un lector que me dijo que lo hacía simplemente para que mi libro fuera más grueso y, por tanto, más caro. Pero, evidentemente, este no es el motivo, lo he hecho porque así lo quería.

Me parece algo sorprendente que tal y como usted ha comentado, haya escrito esta novela de más de 600 páginas sin ningún plan o esquema inicial.

Yo explico esto no porque lo considere una proeza, sino para explicar el porqué de todos estos personajes y de su historia. Yo creo historias y personajes poniéndome en la piel del lector, me gusta ser el lector de mi propio libro y, para serlo, no tengo que saber qué sucederá después, lo tengo que descubrir en la medida que avanzo. Si yo hubiera hecho un esquema previo para este libro, no lo hubiera escrito, porque hubiera sabido de antemano todo y solo me hubiera preocupado por la trama, por su coherencia y homogeneidad. Al no tener un plan inicial, he disfrutado escribiendo y compartiendo tiempo con mis personajes, que iban aportando cada uno su propia historia y yo me nutria de ellas.

Uno de los temas del libro es la cultura. Usted se muestra particularmente crítico por la poca importancia que tiene la cultura en los programas políticos y en la sociedad.

Donde más se recorta a nivel presupuestario es en cultura; los políticos, que no hacen más que hacer promesas, obvian la cultura y esto es muy grave, porque la cultura es un elemento esencial de la sociedad, un elemento fundamental para que la gente pueda vivir conjuntamente. La cultura, la educación, la lectura… son elementos fundamentales, porque son las herramientas necesarias para encontrarse y asentarse. Una sociedad con cultura es una sociedad donde gente de distintos orígenes, con lenguas y religiones diferentes encuentra una base común para convivir, pero, si esta base común no existe, la sociedad no funciona.

¿Estados Unidos es un escenario particularmente para hacer este tipo de reflexiones?

No, no tiene mucho que ver con todo esto. Los Estados Unidos son simplemente un decorado, una tela en la que pinto algo, así que la historia podría pasar en Suiza, en Francia o en España. Lo que sucede es que conozco muy bien los Estados Unidos, quizás los conozco tan bien como conozco a mi propio país. Además, el ambientar la novela es América me permite poner una distancia entre el Joël que está en Ginebra y el narrador que está en Estados Unidos.

En ese lienzo que es Estados Unidos, usted apenas da detalles de sus personajes, cuyas descripciones son mínimas.

No hago descripciones, porque me interesa que el lector imagine lo que hay en ese lienzo; yo solamente diré que estamos en Estados Unidos y poco más. Me interesa que el lector imagine lo demás y lo haga a través de su propio imaginario. Es importante dejar espacio al lector para que imagine porque de esta manera le permites ser, en parte, autor de lo que está leyendo, es decir, le permites tener un papel activo en la historia. Me gusta también la idea de que cada uno puede hacer con la novela lo que quiera, es decir, yo construyo una línea narrativa a partir de la cual el lector es responsable de imaginar e interpretar la obra como él quiera.

¿El apellido de su protagonista, Stephanie Mailer es un homenaje a Norman Mailer?

No, no lo es. Yo quería ponerle a este personaje el nombre de Stephanie Mayer, pero mi editor me dijo que se parecía demasiado al nombre de la autora de Crepúsculo, Stephenie Meyer, así que lo cambié, puesto que había dejado de gustarme ese nombre. Entonces, repasando el texto, me di cuenta que en mi novela hay una desaparición cerca del lago de los ciervos y recordé el libro de Norman Mailer; fue entonces cuando opté por Mailer como apellido de mi protagonista. El problema de hoy es internet.

¿En qué sentido?

Si empiezas a mirar por Google, te darás cuenta que todos los nombres existen, no se puede inventar prácticamente nada. Yo no me había fijado en esto hasta que comenzaron a rodar la película sobre mi primera novela y los productores comenzaron a buscar cada nombre del libro para asegurarse de que no hubiera coincidencias con ninguna persona real. No hay problema si hay muchas personas que comparten el mismo nombre con un personaje, el problema está si solo existe una persona con el nombre del personaje, puesto que podría demandar a la película por un tema de derechos.

Joël Dicker: “Un país sin una prensa libre e independiente, no es un país democrático” 2
“La verdad sobre el caso Harry Quebert” (Alfaguara, 2013), fue galardonada con el Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa. | Foto vía joeldicker.com

Le hablaba de Norman Mailer, más que nada porque en su novela también reflexiona sobre la crisis periodismo.

Vemos diariamente que los periódicos están en una situación económica nada favorables y que el periodismo, en general, está en declive. Desde hace seis años, estoy en contacto con periodistas y en este tiempo han cerrado dos cabeceras importantes. Y esto es un fenómeno global, porque tiene que ver con que necesitamos cada vez menos del papel, puesto que podemos leer los periódicos en cualquier dispositivo electrónico. Y esto está bien; a mí me gusta el papel, pero entiendo que es más ecológico leer el periódico en una Tablet, donde, además, puedes acceder a mucha más información. Con internet, puedes acceder a cualquier revista y periódico del mundo, ¡es fantástico! ¿El problema? Es la actitud de la gente, que quiere leer una información, pero no está dispuesta a pagar por ella. ¿Esto tiene que ver con la pereza o con el no querer pagar? Me pregunto qué pasaría si el pago fuera facilísimo, ¿la gente pagaría?

Paradójicamente, ahora hay más información, pero también mucha más desinformación.

Sí y tiene que ver, una vez más, con nuestra actitud. Si voy por la calle y, por mucha sed que tenga, alguien que no conozco me ofrece un vaso de agua yo no la beberé, porque no sé de dónde viene ni el agua ni conozco a esa persona que, por ningún motivo, me dice que beba. Sin embargo, entramos en internet, encontramos un artículo y nos tragamos todo lo que dice, aunque no sepamos quién lo escribe, de dónde viene la información….

A través de su protagonista, usted reivindica periodismo como contrapoder.

La prensa libre e independiente garantiza la democracia. Un país sin una prensa libre e independiente, no es un país democrático.

Por último, ¿está cansando que siempre hagan hincapié en su éxito y en su edad?

Mientras me lo pregunten significa que sigo siendo joven y que tengo éxito. Bromas aparte, creo que este tipo de preguntas no son particularmente relevantes. Yo no estoy pensando ni en mi edad ni en mi posible éxito, antes que nada, porque ¿qué significa ser joven? Siempre eres joven respecto a alguien y siempre eres viejo respecto a alguien. Todo es muy relativo, como la idea de éxito. ¿Qué es el éxito? ¿Éxito respecto a qué y respecto a quién? La verdadera pregunta sería si se está en el lugar donde se quiere estar.

Y en su caso, ¿está en el lugar donde le quiere estar?

¡No tenía que haber dicho esta frase! Sí y no. Una parte de mi está muy feliz y muy contento, pero, por otra parte, no del todo, porque pienso en cuando tenía 16 años y creía tener toda la vida por delante. Con 15 años soñaba con ser policía, bombero…. Por entonces, todo era posible, sin embargo, ahora, con 33 años ya no todo es posible. En la medida que cumples años, pasas etapas y ya no hay vuelta atrás.

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