Manuela Vellés se sube a los escenarios para no bajarse
La actriz Manuela Vellés ha cumplido su sueño. El 3 de septiembre publicó su primer single, Amanezco Cantando, y un día después presentó su nuevo álbum, que saldrá a la venta en otoño, en la Sala Galileo Galilei.
La actriz Manuela Vellés ha cumplido su sueño. El 3 de septiembre publicó su primer single, Amanezco Cantando, y un día después presentó su nuevo álbum, que saldrá a la venta en otoño, en la Sala Galileo Galilei.
La actriz, que ha formado parte de series como Velvet y de películas como Secuestrados y Retornos, ha decidido dar un paso adelante y sacar a la luz su faceta de cantautora, que hasta ahora solo había mostrado en algunos programas de televisión y en conciertos muy íntimos.
Con una enorme sonrisa y un vestido rojo, Manuela Vellés salió al escenario a compartir por primera vez su primer álbum, un conjunto de canciones marcadas por sus emociones más profundas. “Todo esto está siendo un viaje por mi vida, por mis emociones”, explicó la artista. “Cada canción es una emoción”.
“Estoy alucinando”, decía la cantante, claramente emocionada, tras dar la bienvenida a su público con la primera canción. “Tengo mucha suerte de estar aquí”.
Después de cantar Mi suerte, llegó el momento de su primer single, Amanezco cantando. “Trepo atropellada, agujetas me sujetan, hoy me nubla mi reflejo, bailo el agua a la marea y tal vez si el Sol me seca, amanezca cantando”, decía la canción que ha dado el pistoletazo de salida a su carrera musical.
Poco a poco, Manuela Vellés iba desnudando su nuevo proyecto ante su público, que la escuchaba sentir sus letras al ritmo de su guitarra.
Todavía al principio del concierto, la cantautora recordó su otra gran pasión con la canción No me ves, que formará parte de la película Alegría, tristeza, que verá la luz en noviembre de 2018.
Como su disco, Subo bajo, Manuela Vellés subió y bajó a lo largo del concierto. Después de un poco de alegría llegó La hoja, una canción que escribió “en un momento de bajón”. Pero duró poco la melancolía, y después de una canción que desprendía tristeza y superación al mismo tiempo, llegó Ojos chiribitas, una alabanza a una persona “con luz”.
Del amor romántico, la cantautora pasó al amor por la familia con una emotiva canción que compuso para su sobrino, que cantó mientras buscaba con la mirada cómplice de su hermana en la oscuridad de la sala.
Tras hacer un repaso por sus emociones, Manuela Vellés dejó de lado la guitarra para poder saltar y bailar libremente por el escenario, que llenó de ritmos alegres y de una energía positiva que se contagiaba con facilidad.
Tres canciones de alegría y baile, de palmas en el público y de una Manuela Vellés que dio todo de sí misma en el escenario fueron casi el final del concierto. Pero no se podía ir sin cantar la canción que da nombre a su primer álbum, Subo bajo.
El concierto llegaba a su fin y Manuela Vellés quería cumplir con todas las tradiciones. Tras agradecer a los músicos Alex ‘Flaco’ Hernán y Alex Moreno, la artista se fue del escenario para dejar que el público pidiera a coro otra canción. “Menos mal que la habéis pedido”, bromeó al volver. “Todavía estoy aprendiendo lo que hay que hacer en los conciertos”, dijo entre risas.
La niña, una canción “que habla de mojarse”, fue el broche final de un concierto en el que Manuela Vellés descubrió algunas de sus emociones más íntimas y dio los primeros pasos de una carrera musical que espera que, al contrario que la vida llena de subidas y bajadas que describe en sus canciones, no deje de subir.