El arte menstrual, una manera de acabar con los tabúes sobre la regla
La menstruación está rodeada de tabúes y estigmas en todo el mundo. La sangre se esconde, los dolores se minimizan y en algunos lugares las mujeres son discriminadas y apartadas cuando tienen la regla.
La menstruación está rodeada de tabúes y estigmas en todo el mundo. La sangre se esconde, los dolores se minimizan y en algunos lugares las mujeres son discriminadas y apartadas cuando tienen la regla.
Cada vez más, las mujeres tratan de hacer visible a la sociedad todo lo que supone tener la menstruación una vez al mes para recordar que es un proceso natural que afecta a la mitad de la población y no debería ser un tema tabú.
A este movimiento se han sumado numerosas artistas, que desde exhibiciones en museos hasta fotografías en Instagram, utilizan diversas formas artísticas para intentar normalizar algo que nunca debería haber sido tratado como una rareza.
Bee Hughes y Kay Standing son dos de esas mujeres que quieren acabar con los tabúes de la regla. Para ello, estas dos académicas, ambas centradas en el estigma que rodea a la menstruación, organizaron una exposición en la que mostraban los trabajos de diferentes artistas que se centraron en la regla y los tabúes culturales que la rodean.
“Aunque es importante destacar aquello a lo que se enfrentan quienes menstrúan, centrarse en el estigma y los tabúes puede ser contraproducente”, explican las dos académicas en un artículo escrito para The Conversation, en el que defienden que “el arte puede ser una manera poderosa de confrontar y subvertir el estigma alrededor de la menstruación”.
Con ese objetivo se han creado los siguientes trabajos, cada uno de ellos centrado en uno de los aspectos más escondidos o menos normalizados de la regla.
La sangre
La sangre menstrual es algo tan natural como escondido. Los anuncios de compresas y tampones utilizan líquidos que parecen de todo menos sangre para ilustrar los beneficios de sus productos y muchas mujeres sienten que deben esconder su menstruación.
Uno de los proyectos más sonados contra este tabú fue Period, de la artista Rupi Kaur, que fue censurado en Instagram por mostrar la sangre del periodo en varias situaciones comunes.
Las críticas a la red social fueron numerosas, y la artista desafió a Instagram y volvió a publicar la fotografía, que tres años después sigue en su feed. “Gracias, Instagram, por darme la respuesta exacta que mi trabajo critica”, dijo Rupi Kaur al volver a publicar la imagen. “Habéis borrado una foto de una mujer que está completamente cubierta y menstruando asegurando que incumple las normas de la comunidad, cuando vuestras normas dicen que es perfectamente aceptable”.
Otro proyecto que trata de normalizar la sangre menstrual es Beauty in Blood, de Jen y Rob Lewis. Con la sangre que ella recoge en su copa menstrual cada día de su periodo, la pareja toma cientos de imágenes del momento en que es desechada y se mezcla, con el agua del retrete.
A veces simples, otras veces complejas y abstractas, estas fotografías retratan un momento habitual en la vida de las mujeres, una rutina que en muchos lugares se esconde y que muchos hombres evitan conocer.
La normalización de la sangre de la menstruación ha llegado también a la publicidad, aunque muy discretamente, pues este es un ámbito habitualmente criticado por utilizar eufemismos y símbolos lejanos a la realidad para vender compresas, tampones y otros productos relacionados con la menstruación.
La campaña de la marca Bodyform llamada Blood Normal muestra sangre en una compresa, a un hombre comprando compresas y una mujer sangrando en la ducha. “Al contrario de la creencia popular, las mujeres no sangran un líquido azul, sangran sangre. El periodo es normal, mostrarlo también debería serlo”, dice la marca en la campaña.
La exclusión social
En algunas culturas, las mujeres con la menstruación son consideradas impuras. La fotógrafa Poulomi Basu, en su obra Un ritual del exilio, quiere mostrar las consecuencias de la violencia que sufren las mujeres en algunos lugares del mundo, especialmente en Nepal, donde las mujeres son marginadas cuando tienen la regla.
En algunos pueblos de Nepal, a pesar de que estas prácticas están prohibidas, las mujeres y niñas son alejadas de sus hogares y consideradas intocables durante los días que dura la menstruación. En refugios al aire libre, las mujeres se enfrentan al frío y al calor, a los insectos y a animales salvajes, así como a la falta de comida, durante días debido a una superstición.
La economía
El gasto que supone tener la regla para una mujer a lo largo de su vida también es algo que quiere visibilizar el arte menstrual. De media, una mujer tiene el período de tres a siete días una vez al mes desde los 13 hasta los 51 años, lo que significa que tiene alrededor de 456 periodos, es decir, unos 6,2 años de su vida los pasa menstruando.
El gasto anual en productos como tampones y compresas, junto a los medicamentos para calmar el dolor en muchas ocasiones, asciende a alrededor de 300 euros.
Algunas artistas, como Amanda Atkinson, han querido visibilizar este hecho a través de diferentes obras, como £306, en la que con monedas de plata y cobre representa el gasto anual en productos relacionados con la regla.
En numerosos países, los movimientos feministas piden que se rebaje el IVA de estos productos para reducir el coste que supone a una mujer su menstruación a lo largo del año.