La literatura no tan erótica de Anaïs Nin
Influenciado por el surrealismo y el psicoanálisis el trabajo de Anaïs Nin alzó no solo su voz sino la de tantas mujeres que se redescubrían para la época.
Entre lo erótico y lo pornográfico hay una línea difícil de clasificar sin recurrir a subjetividades, los límites marcados por críticos y lectores pueden ser confiables solo a medias ya que no todas las sensibilidades son iguales, pero en todo caso no es rol del escritor amoldar sus textos a la posible receptividad de quienes lo leen.
«El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía»
Si hay alguien que comprendió lo anterior con una idiosincrasia que incluso en el presente y sus modernidades es poco común fue la escritora y diarista Anaïs Nin, quien a pesar de ser referente por aquello de su literatura erótica acumula en sus escritos una narrativa que poco tuvo que ver con sexo y mucho con la vida y sus abismos.
Lo de Anaïs Nin no son historias picantes ni novelas con hombres musculosos como protagonistas, y aunque es común que al nombrar el término de literatura erótica su apellido surja como en una especie de secreto indecoroso para leer a escondidas, de sus diarios surge tal introspección de las intimidades sexuales e intelectuales de las mujeres, que leídos a fondo se alejan de erotismos para jugar a favor del concepto de libertad aferrado a cada persona. Como bien decía la autora:
“Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo. Libre o no libre, casado o soltero, heterosexual u homosexual, son aspectos que varían en cada persona”.
La biografía de Nin coincide con que en su infancia, como en la de tantos escritores habitan sus pecados, y sus diarios no tan secretos los reafirman. Nin comenzó a escribir sus diarios cuando tenía 11 años, siete volúmenes que la hicieron famosa en 1960 pero que abarcan un largo periodo de vida entre 1931 y 1974. Aquellos manuscritos originales constan de 35.000 páginas y relatan entre cientos de escenarios su relación sentimental con el escritor Henry Miller y su esposa June, la relación incestuosa que supuestamente mantuvo con su padre, sus triángulos amorosos, abortos involuntarios, sesiones psicoanalíticas y por supuesto, reflexiones personales.
De colecciones y relaciones
Los orígenes de Nin son una mezcla de tierra francesa, padres cubano–españoles y una americanización temprana. El abandono de su padre Joaquín Nin fue el detonante para el comienzo de unos diarios que se convertirían en el ápice de su carrera, la cual siempre estuvo ligada con sus relaciones amorosas y personales, su correspondencia apasionada con Henry Miller, la introducción en el vouyerismo y el safismo gracias a la pareja de Miller, y sus incursiones en la narrativa sexual desde el punto de vista exclusivo de la mujer.
En el presente Nin es reconocida como una especie de pionera en la liberación e individualidad de la mujer, una escritora destacada dentro de un género que aunque existía en aquella época era rara vez generado por mujeres. Sus atrevimientos controversiales y censurables para la estación son sus heroísmos del presente, y su manera derepensar cualquier relación sexual y personal hasta ahora relegada a contracciones fantasmas por parte de otras voces fueron sus mayores logros y legados.
Su primera novela, La casa del incesto fue publicada en 1936, a esta le siguen , Corazón cuarteado, Una espía en la casa del amor, Collage y Delta de Venus entre las más conocidas. En todas ellas hay varios comunes además del sexo y el erotismo que tanto se le atribuyen. El detalle casi periodístico con el cual Nin escribe sus diarios y sus relatos hacen de su literatura mucho más que una irrupción a medias en la realidad. Sus ficciones bordean la realidad y el presente y de manera minuciosa reflexionan sobre sus preocupaciones privadas, amores y desamores, sexo, bigamia y sobre todo su posición como mujer en un mundo carente de sus perspectivas.
Anaïs Nin fue también conocida por escándalos amorosos y clichés de época. Tal vez la escritora llevo su liberación un poco más allá de lo que la década sabía soportar. Un ejemplo de esto es su matrimonio con Rupert Pole sin haberse divorciado de su primer esposo Hugh Guiler, lo cual la conduce a una doble vida digna de los Don Juanes de telenovela añejos, en la cual se repartía entre dos hogares y dos familias en secreto. Un secreto tan elaborado que Nin guardaba una caja de mentiras en la cual mantenía el rastro de las historias inventadas para cada uno de sus esposos, ciudades y hogares.
Esa ambivalencia estuvo presente durante toda su vida, incluso en sus obras, de las cuales existen dos versiones publicadas. Aparentemente durante la primera publicación de sus diarios demasiados nombres y susceptibilidades estaban todavía presentes, por lo que grandes partes de estos fueron censurados. Sin embargo, con el paso del tiempo—y de las mortalidades—comenzaron a publicarse versiones «inexpurgadas» de los diarios en donde Nin es mucho más explícita sobre asuntos ya antes escritos y en donde los verdaderos nombres son por fin revelados.
Vida y ficción
Nin y sus escritos hicieron algo poco común incluso para el presente, se formaron con una honestidad tajante y reflexiva, sin vergüenzas ni disimulos, y exponen una perspectiva femenina ideal para revolucionar el acto de analizar sus pasiones.
Anaïs Nin continúo escribiendo hasta su muerte en 1977. En su tiempo el reconocimiento fue escaso como sucede con tanta frecuencia con los escritores. Fuertemente influenciado por el surrealismo y el psicoanálisis su trabajo alzó no solo de la voz de Nin sino la de tantas mujeres y jóvenes que se redescubrían para la época.
Nin ayudó a promover las voces femeninas en la literatura y con su franquedad característica abrió un camino para las reflexiones futuras. Sus diarios siguen siendo su más extenso trabajo tanto interior como profesional, una crónica que refleja su estado en una cultura restrictiva que si bien ha evolucionado continúa hiriendo susceptibilidades de vez en cuando.
«Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adapto a mí misma.»—Anais Nin