Gaming Sounds: Osu!, cuando el ritmo se convierte en nuestro séptimo sentido
Hay vida en los juegos online más allá de Fortnite. Si lo tuyo es la música y quiere comprobar cómo se te da seguir el ritmo, atrévete con Osu!
El ocio en Japón es un universo aparte, con formas de entretenimiento a veces incomprensibles para el occidental medio. Pero resulta fascinante indagar en todas sus facetas, para qué negarlo. La mayoría de los que tenemos nuestra venilla geek nos hemos visto atraídos por alguna de sus manifestaciones, en mayor o menor medida. Y en el caso de los videojuegos, junto a sagas y personajes que han traspasado las fronteras y se han convertido en iconos a nivel mundial, conviven otros títulos que nos dejan sin palabras por su extrañeza (mascotas virtuales con las que charlar como Seaman, simuladores de citas entre palomas, máquinas recreativas para lanzar mesas por los aires) o por su marcado sabor local. Muchos de ellos superan las barreras culturales y alcanzan popularidad más allá de los límites de Japón, convirtiéndose en juegos de culto y, en algunos casos, dando lugar a versiones occidentales.
Imaginemos un día cualquiera, en el que tenemos que llevar a cabo una tarea pesada o complicada. Quizás tengamos que presentar un examen crucial, declararnos, comenzar en un nuevo trabajo donde no las tenemos todas con nosotros. Nunca está de más una pequeña ayuda externa, ¿verdad? Es entonces cuando llamamos a los Ouendan: animadores todoterreno, que van a darlo todo para subirnos la moral y demostrarnos que podemos conseguir lo que nos propongamos, entonando uno de los gritos de ánimo más populares de Japón. OSU!
Esta es la premisa de la que parte Osu! Tatakae! Ouendan!, juego de Nintendo DS desarrollado por la compañía iNIS en 2005. Un título musical que nos invita a seguir el ritmo de canciones de pop y rock de grupos punteros del momento, en el ámbito japonés, claro, pulsando círculos que aparecen en la pantalla en el momento preciso. Con esta mecánica tan simple, que solo precisa de nosotros tener dedos y oídos funcionales, ayudaremos a los Ouendan a animar a la persona que ha requerido su presencia. Si conseguimos llegar al final de la canción sin que pierdan su energía, veremos el final feliz de la historia. El juego va subiendo en dificultad y alcanzando cotas casi demenciales, sobre todo cuando vamos desbloqueando a nuevos animadores (y la sorpresa final, el modo Insane a cargo de un grupo de chicas). Pero, por mucho que llegue un momento en que los círculos parezcan imposibles de seguir, no podemos resistirnos a jugar una partida más; las canciones son de lo más pegadizo, y las hilarantes historias tras ellas nos llegan al corazón. Aunque solo nos acompañe durante los minutos que dure su canción, le tomamos cariño a ese estudiante que no puede concentrarse por culpa de su ruidosa familia, al alfarero que ha perdido la inspiración, al cocinero que quiere que su restaurante despegue o a esa pareja de policías que tiene que enfrentarse a… robots gigantes. No lo olvidemos, esto es el Japón cotidiano.
Osu! Tatakae! Ouendan! contó con una secuela en 2007; además, como adelantábamos antes, su éxito fue tal entre los aficionados occidentales (que no dudaron en importar el juego o disfrutarlo de maneras menos lícitas) que se terminó por lanzar una versión expresa para este público, Elite Beats Agents, en 2006 en Norteamérica y en 2007 en Europa. También desarrollada por iNIS, en esta ocasión el concepto tan japonés de animadores fue reemplazado por una suerte de agentes especiales, quienes acuden a ayudar a ciudadanos necesitados de ánimo al ritmo de canciones de Sum 41, Deep Purple o Madonna. Para todos los gustos, aunque lo cierto es que nos resulta un poco más raro el concepto de “agentes del ritmo” que el de los animadores. En todo caso, se trató de una secuela espiritual muy digna, que contribuyó a expandir todavía más la popularidad de la mecánica de juego. Además, al estar en inglés podíamos, por fin, seguir las historias sin tener que hacer cábalas de lo que estaba sucediendo (los Ouendan nunca fueron traducidos de modo oficial, aunque es posible encontrar traducciones fan en Internet).
Lo accesible de esta mecánica, sus infinitas posibilidades y la enorme base de entusiastas llevaron a lo inevitable. De uno de estos fans, Dean Herbert (o ppy) surgió la idea de crear una versión del juego para PC, manteniendo la esencia del nombre original: Osu! Sin embargo, lejos de ser un mero homenaje para nostálgicos de los tiempos de Nintendo DS, Osu! se ha convertido en un fenómeno multijugador para amantes de los juegos de ritmo, al que es posible jugar de manera gratuita. Solo hay que descargar el cliente desde la página web y podremos acceder de inmediato a una inmensa biblioteca musical: cientos de canciones de artistas originales, rebautizadas beatmaps, con las que poner a prueba nuestro oído.
Aunque la mecánica de seguir los círculos y pulsar en ellos en el momento adecuado sigue siendo la principal, el inmenso crecimiento de Osu! y el feedback de los jugadores han provocado que existan otros modos adicionales inspirados en otros juegos de ritmo como Taiko no tatsujin o Beatmania.
Seguir los beatmaps con el ratón se antoja un poco más complicado que hacerlo con el stylus de DS; por ello, aunque el creador de Osu! asegura que es posible jugar de este modo a cualquier canción, es recomendable hacer uso de una tablet y un lápiz táctil para conseguir una experiencia mucho más satisfactoria.
Pero la cosa no se queda aquí. Si en nuestra vida diaria somos capaces de seguir el ritmo con multitud de objetos distintos, los jugadores de Osu! no iban a ser menos. En Youtube podemos encontrar recopilaciones de controladores de juego caseros de lo más sorprendente. Uno de nuestros favoritos es este vídeo de Squashy Boy, que nos enseña cómo jugar con palillos chinos.
Por supuesto, siendo un juego gratuito y con un componente competitivo tan evidente y satisfactorio (demostrar a los demás que podemos seguir beatmaps de rango alto nos convierte en poco menos que criaturas sobrehumanas), estaba claro que tenían que existir las competiciones online.
La Copa del Mundo comienza el 21 de septiembre, con premios en metálico de hasta 150 dólares. Suena nimio comparado con el dinero que mueven las grandes competiciones de eSports, pero tratándose de una iniciativa gestionada únicamente por la comunidad del juego es encomiable que exista un reconocimiento económico.
Osu! todavía no se puede considerar un eSport, de hecho: carece del apoyo de las grandes marcas y su comunidad no puede equipararse, en tamaño, a la de títulos como League of Legends o Fortnite, pese a ser gratuito como ambos. Pero suele tener una presencia constante en eventos de videojuegos o salones del manga, y contemplar la habilidad de jugadores expertos resulta fascinante; el tiempo dirá si alcanza la popularidad necesaria para codearse con los grandes.
La comunidad española parece todavía bastante discreta, aunque cuenta con un canal de Youtube por si queremos conocer a algunos de sus representantes. Y si nos animamos a poner a prueba nuestro oído musical, aquí tenemos algunos consejos y beatmaps para principiantes. ¡Cuidado!, después de algunas partidas, lo más probable es que cualquier canción que escuchemos se convierta en círculos frenéticos en nuestra mente.