Pabllo Vittar: 'drag queen', superestrella y azote de Bolsonaro

El colectivo LGTBI ya tiene una nueva y poderosa voz a la que escuchar. Es la de Pabllo Vittar, la drag queen más popular del mundo, que utiliza su altavoz para combatir la desigualdad y la discriminación que en países como el suyo –Brasil– se hacen cada vez más patentes.

El artista y activista brasileño ha sido distinguido recientemente por la revista Time como uno de los líderes de la próxima generación, destacando especialmente cómo esta drag queen superestrella aprovecha su plataforma para reivindicar los derechos de las minorías frente a políticas que amenazan las victorias conseguidas en este ámbito. Según Time, Vittar “se ha establecido como alguien a seguir con atención en varios frentes, integrando lo personal con lo cultural y lo político”.

Sus cifras hablan por sí solas: casi 10 millones de seguidores en Instagram, un millón de streams diarios en su país, tres canciones en el top 10, incluyendo el número uno con Corpo Sensual, más de cinco millones de suscriptores en YouTube –fue la primera drag queen en el mundo en conseguir un millón de suscriptores– y 28 millones de reproducciones en Spotify.

En su corta carrera ha colaborado ya con varios artistas prominentes del panorama musical internacional, como Diplo, Major Lazer, Fergie o una de las más recientes, la cantante británica Charli XCX.

La de Phabullo Rodrigues da Silva, nombre que recibió cuando nació, no ha sido siempre una historia rodeada de focos. Nacido en São Luís, Maranhão, en 1994 y en el seno de una familia humilde, no tuvo unos inicios fáciles.

Nunca conoció a su padre, que abandonó a su madre, enfermera de profesión, cuando estaba embarazada de él y de su hermano gemelo. Pasó su infancia basculando entre la crisis económica y la personal. La económica era evidente en un entorno modesto y con una madre soltera. La personal tenía mucho que ver con su propia identidad.

Como es frecuente en las personas que conforman el colectivo LGBTI, fue víctima del bullying cuando era pequeño, debido a sus gestos delicados y voz femenina. Llegó a sufrir una agresión directa cuando alguien le tiró un plato de sopa caliente a la cara por su orientación sexual, antes siquiera de que descubriera el mundo drag.

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Su naturaleza creativa y su ambición artística le salvaron, sin embargo, de estancarse en la marginalidad. «Siempre sentí fascinación. Cuando descubrí que las drag queens actuaban y cantaban, me dije a mí misma que lo podía hacer”, decía en una entrevista reciente a Infobae.

De ahí a la fama mundial que sigue labrándose le separaba un largo camino que pasó por la vida nocturna de Maranhão, donde se hizo popular entre el colectivo local. Años después, en 2014, saltó al estrellato en Brasil gracias a su participación en un programa de televisión en prime time.

Aunque su nombre pudiera sonar masculino, él quiso conservarlo para, de paso, dejar claro que no se identifica como una mujer trans: “Siempre amé mi nombre y cuando puse Pabllo y Vittar juntos me encantó, solo cambié la grafía de mi nombre”, ha explicado.

Activismo político: un azote constante a Bolsonaro

Pabllo Vittar no destaca solo por su música. Desde su posición de poder en el mundo del pop, la drag queen más influyente del planeta aprovecha su altavoz para reclamar los derechos de las minorías y arremeter contra quienes las atacan.

Brasil es uno de los países del mundo más peligrosos para las personas trans. Las posturas de su presidente, el extremista Jair Bolsonaro, representan un peligro real para los derechos humanos, especialmente los del colectivo LGTBI, en el país. Lo denuncia Amnistía Internacional, que afirma que en 2018 Brasil registró el mayor número de homicidios de personas trans del mundo, y su presidente ataca con frecuencia a las personas LGTBI desde sus políticas y declaraciones.

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En este contexto, una voz como la de Pabllo Vittar es de vital importancia. “Creo que estamos viviendo un momento de grandes artistas LGTBI y es muy gratificante saber que mis hermanas y yo estamos dando voz a una minoría y luchando para que seamos escuchados siempre», afirmó recientemente.

Sus embistes a las políticas de Bolsonaro han sido constantes. Uno de los más recientes, cuando aseguró que siente “vergüenza de ser brasileño” por tener ese presidente, y criticó que sus políticas sean «perjudiciales» para los “derechos de las personas”. “En Brasil, ser un artista LGBTI es matar a un león todos los días. Todos los días tienes que demostrar que puedes y mostrarle a otras personas eso”, agregó en una entrevista a Time, después de que la revista norteamericana le considerara como uno de los líderes del futuro. Lo será, sin duda, pero ya lo es: en el presente, su voz es escuchada por millones de personas en todo el mundo.