Tomás Mayer-Wolf y Roberto Antier son los experimentados y versátiles artistas que se suman a Les Luthiers, la compañía argentina que lleva más de cinco décadas sobre los escenarios con un humor elegante para todas las edades.
–¿Es un sueño cumplido?
–No. Les Luthiers no incorporaba nuevos integrantes. Hubiese sido soñar lo imposible.
–Pero vos tocás las canciones de Les Luthiers desde que sos chico…
–También toco Yesterday y no sueño con que me llame Paul McCartney para unirme a su banda.
Roberto Antier sintetiza en este diálogo, donde se desdobla e interpreta a un ser imaginario colectivo y a él mismo, la curiosidad de tantas personas que indagan en un misterio: ¿Qué se siente ser un Les Luthiers? Ese honor lo recibió junto a Tomás Mayer-Wolf. Ambos son los nuevos integrantes oficiales de esta compañía argentina que obtuvo el Premio Princesa de Comunicación y Humanidades en 2017 y al que el Instituto Cervantes le acaba de rendir homenaje por su “humor inteligente” en un evento donde Joan Manuel Serrat y Álex Grijelmo estuvieron presentes. Viejos hazmerreíres acaba de concluir el exitoso primer tramo de su gira española en el que realizaron 18 funciones en Madrid, y en marzo se reanudarán este espectáculo por el norte de España: Zaragoza (4 y 5 de marzo), San Sebastián (7 y 8 de marzo), Logroño (11 de marzo), Pamplona (13 y 14 de marzo), Bilbao (16, 17 y 18) y en Vitoria (20 y 21 de marzo).
Desde hace 52 años, Les Luthiers, un grupo de amigos que se conocieron en el coro de la Universidad de Buenos Aires, ofrecen su humor desopilante con un sello único y una identidad nítida: virtuosismo musical manifiesto en su don vocal y genio para crear instrumentos a partir de los objetos más ridículos, la solfa a la solemnidad a través del uniforme perenne –un esmoquin– y el tono ceremonioso, la ausencia de escenografía, y, en particular, textos brillantes que combinan la erudición, la corrección gramatical, con juegos lingüísticos y multiplicidad de recursos retóricos, condimentados con picardía popular.
En la actualidad, la formación de este plantel notable está integrada por los “históricos” Jorge Maronna y Carlos López Puccio, los “nuevos” Martín O’Connor y Horacio «Tato» Turano, y los “flamantes” Roberto Antier y Tomás Mayer Wolf. La compañía conserva su magia con este equipo tras la muerte de Daniel Rabinovich, la partida de Carlos Núñez Cortés y el hiato de Marcos Mundstock, quien padece una enfermedad. Les Luthiers mantuvo la sólida formación durante décadas hasta que comenzaron a incorporar la figura del “reemplazante”. Además de los actuales seis miembros oficiales, cuando Les Luthiers realiza una gira, veinte personas se trasladan con ellos, así como también cincuenta baúles con instrumentos. Una maquinaria perfecta y armoniosa.
Tu cara me suena; tu melodía, también
Roberto Antier es hijo de Violeta Antier, una de las mejores actrices argentinas de todos los tiempos, y además de actor, cantante, pianista y director musical actuó en programas de TV que se vieron en toda América Latina. “También plancho para afuera”, bromea. Con la interpretación de un sketch de Les Luthiers, Lazy Daisy, Antier ganó a los 17 años un premio único que no aparece en su extenso curriculum. En un mítico programa de la televisión argentina, Feliz domingo para la juventud, en el que institutos del todo el país competían por un viaje a Bariloche, el destino elegido por los adolescentes para realizar el viaje de fin de carrera, el jurado distinguió a su actuación con la calificación más alta. Luego, en la ronda final, y por sorteo, su instituto resultó ganador.
Tomás Mayer-Wolf fue director musical de grandes orquestas, compuso para programas exitosos de la televisión y se formó en los Estados Unidos. Mayer Wolf recuerda los viajes en coche con su familia por las rutas argentinas rumbo a la provincia de San Luis con una banda de sonido única: los cassettes de Les Luthiers. “Habías cosas que no entendía, tendría 8 años, pero algo me generaba fascinación, no sé si la música o la risa o las voces. Es un humor sano, no vulgar, con capas que pueden ser interpretadas de distinto modo por distintas generaciones. Ese es uno de los motivos por los cuales el grupo ha durado tanto tiempo”, recuerda y opina quien también es fundador del coro Vox Pop que interpreta covers a capella.
Antier vivía a metros del teatro Liceo, donde solía presentarse Les Luthiers hace algunas décadas. “Iba con un equipo de audio, de esos enormes de otra época. Lo tapaba con un piloto como los que usan los exhibicionistas. Compraba la platea arriba de todo y los veía chiquitos en el escenario, pero así los podía grabar. Algo muy trucho [algo así como el equivalente a cutre]. Creo que el acomodador se daba cuenta, pero me dejaba hacerlo. Eran otros tiempos y se tardaba mucho en sacar el nuevo cassette, así que, como no aguantaba, lo grababa yo. Bien casero”. Los tiempos han cambiado y ahora el espectáculo donde Antier brilla en escena, Viejos hazmerreíres, cuenta con una grabación en formato digital realizada por el mismísimo Juan José Campanella (ganador del Óscar por El secreto de sus ojos).
¿En qué cambiaron sus vidas a partir de vuestra incorporación a Les Luthiers?
Tomás Mayer-Wolf: Viajamos mucho, son más de cien funciones anuales. Venía con una agenda con distintos proyectos de dirección musical y ahora, como estoy fuera de casa mucho tiempo, no participo de tantos proyectos. El hecho de ser Les Luthiers es una responsabilidad muy grande.
Roberto Antier: ¡Las chicas! ¡Cómo nos persiguen! (bromea). Es jugar en la selección nacional. Cada uno tiene un piano de cola sobre sus hombros.
Durante la representación, hay una ovación del público cuando se menciona a Mastropiero [el protagonista invisible de un espectáculo homónimo que narra las aventuras de este célebre músico]. Mencionas a los “ultra”, a los fanáticos de la banda. ¿Cómo los han recibido?
Roberto Antier: Hay gente que extraña la formación original del grupo, y yo también los extraño. Cuando eso me pasa, voy a Youtube.
Les Luthiers, desde hace algunos años, suele presentar antologías de sus espectáculos clásicos. ¿Trabajan en nuevos guiones?
Tomás Mayer-Wolf: Jorge y Carlos están escribiendo algo para el espectáculo del año que viene, son varios números. Tenemos suerte porque esta vez no habrá que incorporarse, sino que podremos ofrecer lo que sabemos hacer desde el comienzo. Esto no quiere decir que se vayan a estrenar todo lo que escribe, pero sí que se vayan a probar con amigos y luego con público para conocer la respuesta.
De reemplazo a titular
En 2015, cuando Daniel Rabinovich dejó de realizar representaciones, “Tato” Turano y O´Connor, quienes habían acompañado al grupo durante muchos años como “reemplazo” –es decir, aquel artista que, en caso de algún imprevisto, podía salir al escenario a substituir a algún miembro– se convirtieron en elenco estable de la compañía. Por lo tanto, era necesario contar con nuevos reemplazos. Antier y Mayer Wolf entonces se presentaron a las audiciones. El virtuosísimo vocal, instrumental y también histriónico fue clave para que ambos quedaran seleccionados. Durante un año y medio Antier cubrió los papeles y parlamentos de los seis miembros de Les Luthiers y actualmente se desempeña en los roles de Mundstock. Pero aquella era apenas la primera instancia.
Además de ser elegidos para acompañar a Les Luthiers en las giras con el texto y las partituras sabidas a la perfección, el momento clave y consagratorio llega con la segunda instancia: el ensayo. “Mi primer encuentro con ellos fue en Rosario. Me había llamado Jorge Maronna y me invitó a ensayar «Quién mató a Tom Mc Coffee». Fui con mi auto y mi teclado. Pensás que vas a ensayar tres horas, pero no. Nos juntamos media hora antes de la función. Los tenía por primera vez a todos reunidos frente a mí. Pasamos el número entero y salió muy bien, por suerte”, recuerda Mayer-Wolf.
¿Cuál fue la mayor dificultad que debieron enfrentar o cuál fue el sketch más complejo de realizar?
Roberto Antier: He hecho mucho teleteatro en la Argentina, cada uno de 220 capítulos de una hora. Nunca tuve dificultad de aprender la letra, pero el tema es con quién. Practicaba en casa, solo, o en las habitaciones de hotel, con algunas sillas. Vuelvo a usar una metáfora con los Beatles. Si te preguntan si sabés tocar Yesterday, decís que sí. Pero si te preguntan si sabés tocarla con Paul McCartney, ¿qué decís? Tocaba La maja del Bergantín en el living de mi casa a los 15 años. El tema es agarrar el timing de los demás que juegan hace juntos tanto tiempo.
El nivel de concentración para las representaciones es inmenso. ¿Pueden disfrutar de las funciones? ¿Cómo funciona su cabeza?
Tomás Mayer-Wolf: A esta altura, ya estamos relajados, ya pasó el stress y los nervios de las primeras funciones. Hay algunos números en los que estoy más concentrado, en los que pienso en muchas cosas al mismo tiempo. Hoy disfruto más el espectáculo. Siento cansancio después de la función, pero no es físico. La cabeza trabaja muy fuerte durante las dos horas de función.
Ahora bien, ¿cómo explican lo que ocurre la cabeza de los demás? ¿Qué les ocurre con la risa de los desconocidos?
Tomás Mayer-Wolf: Disfruto la risa, pero no puedo desconcentrarme porque el humor tiene que ver también con el ritmo, con la duración de la pausa y con el ritmo de la palabra.
Roberto Antier: Alivio y también preguntas. Las causas de aquello que provoca risa en alguien son las que la definen como persona. Nada habla más de una persona que su risa.