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La parábola del millonario o cómo el Supermartes pulverizó a Bloomberg

Biden es el gran triunfador del Súpermartes pero Sanders sigue en la brecha. Bloomberg y Warren, en cambio, han mordido el polvo.

La parábola del millonario o cómo el Supermartes pulverizó a Bloomberg

Reuters

“En política hay dos cosas que importan: la primera es el dinero y la segunda no la recuerdo”. La ocurrencia es antigua, de 1895, y pertenece al senador Mark Hanna, quien la pronunció sin sospechar que le llevaría directamente a ocupar un puesto de honor en el imaginario colectivo estadounidense. La cita, efectivamente, ha sido repetida hasta la saciedad y presentada durante décadas como verdad universal incontestable. Pero lo que ha ocurrido esta semana ha hecho pensar a más de uno que, quizás, habría que ir dando carpetazo a lo que dijo aquel senador decimonónico.

Frente demócrata

Con una fortuna estimada en los 64.000 millones de dólares, Michael Bloomberg se convirtió hace unas semanas, cuando irrumpió en las primarias del Partido Demócrata, en el candidato presidencial más rico en la historia de los Estados Unidos.

Lejos de recibir una ovación cerrada, su aparición desconcertó a más de uno. Primero, porque la última aventura política de Bloomberg –alcalde de Nueva York en la década posterior al atentado de las Torres Gemelas– ocurrió al amparo del Partido Republicano. Y segundo, porque el Partido Demócrata lleva cuatro años intentando recomponerse a la izquierda de sus postulados habituales. Por lo tanto, nadie sabe muy bien dónde puede encajar un tipo como Bloomberg. Sin embargo, él debió acordarse de Mark Hanna y se lanzó a la piscina desembolsando más de 400 millones de dólares en anuncios de campaña.

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Anuncio de la campaña de Mike 2020 en Times Square… y de La vaca que (sí) ríe. | Foto: Andrew Kelly | Reuters

Los resultados de la siembra se han conocido esta semana durante el famoso Supermartes, la jornada en la que los votantes Demócratas de 14 estados han acudido a las urnas para determinar qué candidato quieren ver frente a Donald Trump en otoño. (El Supermartes sucede a las votaciones en Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur, pero Bloomberg, considerando que esos estados son ‘menores’, no quiso gastar energías allí.)

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El descalabro ha sido tremendo. Bloomberg no sólo no ha quedado primero en ninguno de los 14 estados (las victorias se han repartido entre Joe Biden, el candidato oficialista, y Bernie Sanders, el candidato izquierdista) sino que, además, en muchos de ellos sus resultados han sido tan bajos que se ha quedado sin delegados.

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Joe Biden 😎comiendo helados en La Michoacana, Los Ángeles. ¿El sabor? Voto latino. | Foto: Elizabeth Franzen | Reuters.

¿Y por qué es tan importante obtener delegados? Pues porque para lograr erigirse como el candidato a las elecciones presidenciales uno necesita conseguir 1.991 delegados (de un total de 3.979). Y los delegados se consiguen en esas mismas votaciones estatales; dependiendo del porcentaje de voto, y siempre y cuando este supere el 15%, los candidatos obtienen más o menos delegados. Y así, sumando a través de la geografía del país, es como el Partido Demócrata determina quién será su aspirante a la Casa Blanca.

Por resumir: la performance de Bloomberg en el Supermartes pone en entredicho la verdad universal descifrada hace más de cien años por Mark Hanna. El dinero sigue siendo importante, qué duda cabe, pero parece que cada vez menos.

(Media hora después de poner el punto final a esta crónica Bloomberg, que ayer no parecía tener la menor intención de retirarse, ha anunciado que se borra de la lista. De camino a la puerta ha dicho que apoyará a Biden. Lógicamente.)

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Esa extraña sensación de déjà vu. | Foto: Caitlin Ochs | Reuters.

En cuanto a los demás candidatos, todo parece ir según lo previsto: Biden, que fue vicepresidente con Barack Obama y que por eso cuenta con las simpatías de la comunidad afroamericana, se acaba de posicionar como el candidato principal por delante de Sanders, que ha volado más bajo de lo esperado este Supermartes pero que no obstante se mantiene en la lucha para gran pesar del establishment Demócrata (a.k.a. los CEOs de Silicon Valley). Por su parte Elizabeth Warren, la otra candidata izquierdista, se ha caído con todo el equipo; no ha logrado ganar ni en su querido Massachusetts. Si se retira de la campaña, cosa probable, una parte de sus votantes se irá con Sanders en las próximas votaciones estatales.

Elecciones EE.UU. 2020: La parábola del millonario 1
Warren, ha sido un placer conocerte. | Foto: Rebecca Cook | Reuters.

Frente republicano

Mientras tanto, en la trinchera Republicana las aguas andan más revueltas de lo normal a causa del coronavirus. La enfermedad se acaba de cobrar otra vida en territorio estadounidense y los infectados se acercan a los 200. Unas cifras que pueden parecer ridículas –en los Estados Unidos viven 330 millones de personas– pero que si van a más podrían poner en entredicho la eficiencia de Trump.

Una parte importante del mensaje electoralista del presidente tiene que ver con lo bien que marcha la economía –contaba hace un par de días un corresponsal político del diario conservador The Wall Street Journal– pero ahora sus asesores deben prepararse para la posibilidad de una campaña electoral con una economía debilitada”.

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Seguidores de Trump en las afueras de la sede de Bloomberg para el Supermartes en West Palm Beach. | Foto: María Alejandra Carmona | Reuters.

(El aviso está justificado: los índices bursátiles neoyorquinos han sufrido una caída descomunal en los últimos días, la rentabilidad de los bonos del Tesoro ha caído de forma dramática, la Reserva Federal ha intentado relajar los ánimos bajando el tipo de interés pero no ha tenido éxito y los economistas a sueldo de la banca de inversión han recortado sus perspectivas de crecimiento global por culpa de la epidemia.)

En un primer momento el Donald decidió combatir la llegada del virus culpando a los Demócratas de exagerar, con la inestimable ayuda de los medios de comunicación, la gravedad del asunto. Hace unos días, empero, les dio la razón al poner en marcha varias medidas para combatir la enfermedad. Sin embargo, es poco probable que desde el Partido Demócrata vayan a hacer la vista gorda. Al contrario; harán sangre. El coronavirus, en fin, ha llegado para quedarse

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