Diarios, ensayos, juegos y censura: cómo se modifica la literatura digital en pandemia
Mientras las librerías permanecen cerradas, internet genera nuevas narrativas acompañadas de sospechosos habituales
Primero fue Wuhan, le siguieron Italia e Irán, ahora es España y el resto del mundo. Ya todos lo sabemos. El mundo entero está lidiando con el mismo problema: estamos encerrados mientras somos golpeados por una enfermedad llamada COVID-19[contexto id=»460724″] que acecha a la especie humana.
Estamos todos atrapados en un mundo hiperconectado. Somos ojos, manos y pantalla a la vez. Así que tenemos que hacer frente a la vida desde la libertad que nos brinda internet.
Desde el brote en Wuhan hemos aprendido a contar historias, a volver al relato en primera persona, a lo que nos rodea y, al mismo tiempo, a encontrar múltiples formatos para narrar el testimonio, el ocio o la desinformación. Desde filósofos como Byung-Chul Han o Slavoj Žižek a los diarios de Wuhan en plataformas creadas en código abierto; desde la reedición de La Peste de Camus en ebook y audiolibro por parte del grupo Penguin Random House o la última y acelerada novela de Paolo Giordano en su confinamiento italiano hasta los juegos ilustrados en Twitter de Modesto García. Todos estos son ejemplos que reafirman que el relato continúa siendo primordial para entender lo que nos acontece; se revisita, se crean nuevos pero vemos que su formato de uso cambia.
Desinformación, censura y códigos
“Es una idea que puede parecer ridícula, pero creo que el único medio para luchar contra la peste es la honestidad”, afirma el doctor Rieux en La Peste de Camus. A pesar de esta sentencia máxima del escritor y del mundo de los países democráticos, los primeros testimonios que se escribieron desde el confinamiento llegaron desde China y llegaron codificados. Desde que el gobierno Chino apresó al médico Li Wenliang por explicar la pandemia a través de redes sociales y desmentir la información oficial, muchos periodistas y blogueros cambiaron su estrategia para explicar lo que pasaba, especialmente en una ciudad confinada en su totalidad. Una de estas personas fue la escritora Fang Fang, ganadora del Premio Literario Lu Xun en 2010 y quien durante esta cuarentena se convirtió en la “voz de Wuhan”.
Fang Fang comenzó su diario por WeChat el mismo día que Li Wenliang era encontrado muerto en la sala de cuarentena del Hospital Central de Wuhan. Con voz crítica hacia la desinformación y a las acciones del gobierno, la autora era censurada por los cibercensores chinos. Ya Facebook y Twitter son censurados en China, mientras las redes sociales chinas como Weibo y WeChat seguía activas pero con miles de censuras.
A pesar de las limitaciones, el diario se mantenía a través de la viralidad; los seguidores de Fang Fang habían replicado la información en otras redes. Sin embargo, cada vez que la escritora subía una nueva entrada en su diario, los censores la eliminaban.
En una de las entradas la escritora relata que “la epidemia ha provocado ese tipo de desastres colaterales”. Solo en donde vive, “dos personas mayores fallecieron” y “si hubieran tenido acceso a atención médica normal, tal vez no estarían muertos ahora”. Párrafos más adelante critica la censura y la desvela desde su consecuencia más íntima: “debido a que esta calamidad es provocada por el hombre, las personas deben poder expresar su dolor antes de poder superarlo. Sin ese medio de expresión, será difícil seguir adelante”.
El relato de Fang no solo es un testimonio narrado desde la pericia de una escritora que siempre ha relatado su contexto, sino que es un ejemplo de cómo la opinión termina convirtiéndose en un peso con mayor verdad en contextos censurados como el chino.
Por la censura del gobierno y la necesidad de transmitir lo que pasaba, los post de Fang Fang se republicaban en el periódico Caixin pero, entendiendo la necesidad de mantener un archivo digital de largo alcance, se creaba el proyecto en código nCoVMemory en la plataforma de software colaborativo GitHub, propiedad de Microsoft.
El proyecto creado por siete voluntarios en todo el mundo, narra y recopila narraciones personales e informes de noticias chinas sobre la enfermedad. «El propósito de la página es crear una base de datos que sirva como archivo para investigadores o para aquellos que estudian la prevención de epidemias y el procesamiento del lenguaje natural, así como para cualquier usuario de Internet», afirma la plataforma.
Extrañamente y a pesar de haber hecho públicos los avisos de censura del gobierno, GitHub sigue siendo accesible en China. Varios usuarios llaman a la plataforma «la última tierra restante que permite la libertad de expresión en China», aunque una posible expansión del negocio en el gigante asiático pueda cambiar esa accesibilidad según lo ha reconocido el propio CEO de la empresa.
Filósofos por doquier y xenofobia editorial
Si algo conlleva una situación desproporcionada y sin referentes como la que se está viviendo en la actualidad es la ausencia de sentido. Las novelas distópicas plantean un futuro donde sucede el apocalipsis, sin embargo, la COVID-19 es nuestro presente y no tenemos quién nos plantee las respuestas del futuro, así que no es de extrañar que los filósofos se hayan adueñado del relato y de los medios de comunicación desde la aparición del virus en China.
Varios de ellos han explicado las posibles consecuencias de la epidemia desde una acción desinformativa y de control total en China. Uno de los primeros en hablar, no cabría duda, fue el filósofo esloveno Slavoj Žižek, quien ha publicado en la segunda semana de confinamiento global el que seguramente sea primer ensayo sobre el coronavirus. Pandemic! COVID-19 shakes the world es un texto de 120 páginas, en papel y ebook, donde Žižek explica que la pandemia daría paso a una nueva forma de comunismo que pueda ser la única forma de evitar un descenso a la barbarie global.
A la par de este libro, el filósofo esloveno también aparece en un compilado gratuito difundido por Whatsapp titulado Sopa de Wuhan. Los artículos –anteriormente publicados en otros medios de comunicación– han sido compilados por el editor argentino Pablo Amadeo y su iniciativa editorial ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) donde se pueden leer en orden cronológico de publicación los ensayos de filósofos de Asia, Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Desde Žižek, pasando por Giorgio Agamben, Jean Luc Nancy, Franco “Bifo” Berardi, Santiago López Petit, Judith Butler, Alain Badiou, David Harvey, Byung-Chul Han, Raúl Zibechi, María Galindo, Markus Gabriel, Gustavo Yáñez González, Patricia Manrique y Paul B. Preciado.
Los ensayos representan una mirada sobre el presente y las hipótesis sobre el futuro. El compilador propone un encuentro entre visiones que no siempre van de la mano explicar qué podemos hacer ante la infodemia, la paranoia y la distancia agresiva autoimpuesta por la cuarentena como política de resguardo ante un peligro invisible llamado coronavirus.
Para Agamben el virus es el pretexto ideal para desatar el estado del miedo y así generar un control social que es aceptado por la sociedad para acabar con el virus; mientras para Žižek el coronavirus ha desencadenado virus ideológicos como las noticias falsas o las explosiones de racismo, además de poner en cuarentena al sistema capitalista global.
Por su parte, para Judith Butler, el aislamiento obligatorio coincide con el reconocimiento de la interdependencia global. El virus no discrimina pero los humanos sí lo hacemos modelados por los poderes del nacionalismo, el patriarcado y el capitalismo.
Badiou, al igual que Žižek, hace un llamado para trabajar en nuevas figuras de la políticas como la creación de una tercera etapa del comunismo. Por último, el coreano asentado en Berlín, Byung-Chul Han, considera que los cierres de frontera son una expresión desesperada de soberanía aunque afirma que sirve para afianzar los aislamientos, mientras alerta sobre los sistemas de vigilancia en países como China. Al igual que Chul Han, la boliviana María Galindo señala y condena el control ciudadano en países latinoamericanos.
A diferencia de los diarios de Fang Fang, Sopa de Wuhan no ha sido censurada pero ha sido tan compartida por mensajería privada y redes sociales, y ha generado críticas sobre el racismo y xenofobia en la escogencia de la portada y el título de la compilación. Un comunicado ha solicitado a su editor el cambio de portada por tratarse de un acto racista, xenófobo y sinofóbico usar una ilustración de Ernst Haeckel, gran exponente del racismo científico en el siglo XIX y principios del siglo XX.
Dentro del comunicado, que ha sido firmado incluso por María Galindo y Paul B. Preciado, se compara la portada y el título con algunos de los mensajes realizados por líderes políticos contra la comunidad china: “¿Qué tan diferente es este diseño y este título, Sopa de Wuhan, de Ortega Smith (secretario general de Vox) o Trump hablando de “virus chino”; o de Santiago Segura (actor, director y guionista español) desahogándose en el “puto chino que se comió un pangolín semicrudo”?”.
Para el editor de Sopa de Wuhan, Pablo Amadeu, la publicación le ha otorgado muchos mensajes de agradecimiento aunque “hay también un porcentaje muy pequeño de gente que fue muy crítica con la edición del material, centralmente, con el título de la compilación y la imagen de portada. Ven, en ese gesto, un conjunto de recursos retóricos que podrían reforzar ciertos imaginarios racializantes y discriminatorios”. Sin embargo, Amadeu ha dejando claro su propósito sobre ciertos temas que lo “ubican en las antípodas de un pensamiento discriminatorio” a través de una entrevista a Infobae.
A pesar del comunicado, de la intención de Amadeu o de los mismos ensayos, el compilado en PDF continúa circulando a través de cadenas de Whatsapp.
Videojuegos censurados vs. Twitter gaming
Plague Inc. es un videojuego que se lanzó hace ocho años por Ndemic Creations. Actualmente la aplicación cuenta con 130 millones de jugadores en todo el mundo y sus descargas se dispararon en China en medio del brote de Covid-19, convirtiéndose en el juego más vendido en el mes de enero en China.
Sin embargo, y a pesar de la racha, el juego fue eliminado a los pocos días del aislamiento producido en Wuhan. El comunicado de Ndemic Creations afirmaba que su juego ‘incluye contenido que es ilegal en China según lo determinado por la Administración del Ciberespacio de China’, siendo eliminado de la tienda de aplicaciones en el país asiático.
Para los creadores no estaba claro si la eliminación estaba relacionada con el brote de coronavirus, sin embargo, afirmaban que la importancia educativa de Plague Inc. había sido reconocida en repetidas ocasiones por organizaciones como el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). El comunicado también aseguraba que sus creadores –que aún trabajan desde casa– estaban «devastados» por sus usuarios chinos y, agregaron, que el juego «alienta a los jugadores a pensar y aprender más sobre problemas graves de salud pública».
A pesar de la censura, Ndemic Creations acaba de donar US$ 250.000 para ayudar a financiar las investigaciones contra el Covid-19. A la par, en la ficción del juego, los desarrolladores han agregado un modo que permite a los jugadores detener un brote. El nuevo modo de juego surgió de las discusiones sobre las donaciones entre Ndemic Creations, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Coalición de Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI). En este modo, los jugadores equilibrarán la progresión de la enfermedad, los sistemas de atención médica y la respuesta del público, por lo que sí será una opción para hacer que los usuarios practiquen y entiendan la importancia del distanciamiento social.
Por su parte, en España, los memes corren por Facebook o por mensajería privada. Lo que se crea en Tik Tok se viraliza en Twitter. Sin embargo, es en Twitter donde se innovan las formas de sorprender a los usuarios con sus múltiples narrativas. Modesto García ya es conocido por crear tuiteratura y por ser, junto con Manuel Bartual, el creador de la Hiloteca, un proyecto de cuentos de suspense a través de hilos de Twitter. Su nuevo proyecto en tiempo de pandemia se titula #CrimenesIlustrados.
Bienvenidos a #Crimenesilustrados1, una serie de misterios en forma de imagen, creados por mí e ilustrados por @javi_decastro.
En la imagen hay cuentas etiquetadas que os llevarán a más detalles de la escena del crimen. ¿Puedes resolver el misterio? La solución, en 6 días. pic.twitter.com/KiR3vBPDvG
— Modesto García (@modesto_garcia) March 25, 2020
García nos comenta que el proyecto era una idea para fomentar su marca personal como narrador en nuevos formatos tecnológicos pero en vista de la circunstancia pandémica decidió, junto con el ilustrador Javi de Castro, crear la serie #CrimenesIlustrados. Este es un juego narrativo en formato thriller donde el usuario debe resolver un misterio en una cantidad de días determinados a través de las claves que se van dejando en varias cuentas de Twitter con sus correspondientes ilustraciones.
“Nunca pensé que iba a tener el éxito que ha tenido. Creé esto para aprovechar el tiempo en cuarentena y proyectarme como una persona que es aficionada a la narrativa en medios innovadores y en tema del suspense”, afirma el creador. El proyecto #CrímenesIlustrados tiene más de 24 mil retuits y podría llegar a formato físico para seguir evolucionando más allá de internet y generar beneficios al autor para sustentar sus proyectos digitales. Pasar este proyecto a una editorial “es mejor para sacarle rendimiento al proyecto. También me han ofrecido desde agencias de publicidad hacer campañas, pero no me apetece tanto porque es más limitado por las marcas; sin embargo, a nivel editorial creo que el proyecto mantiene autenticidad. Le veo mucho sentido a que sea un libro porque son dibujos estáticos y funcionan muy bien como producto físico”.
Aunque proyectos como #CrímenesIlustrados desvelan una posibilidad física, el futuro indudablemente será diferente a lo que habíamos conocido hasta ahora. Actualmente los únicos beneficiados en esta pandemia han sido casi todos los monopolios digitales y los proyectos que han crecido y se afianzaron detrás de la pantallas en los últimos años.