Andrés Suárez: «Necesito todo el rato estar buscando el amor»
Hablamos con Andrés Suarez pocas horas después de conocer que su disco se ha convertido en el más vendido de España
En plena pandemia, Andrés Suárez ha conseguido que su nuevo disco se convierta en el número uno de ventas. Ha salido de su zona de confort y se ha atrevido a ponerle su nombre y su cara a su octavo trabajo. Dice que no sabe muy bien por qué lo ha hecho ahora, pero lo que sí ha quedado claro que sus fans lo han recibido con los brazos abiertos.
Un amor de una noche, la muerte de un amigo por sobredosis y una relación tóxica son algunos de los temas que llenan Andrés Suárez, un trabajo íntimo, personal, en el que el cantautor gallego se ha atrevido a perder la timidez y subirse la voz, a “salir del banquillo imaginario” en el que estaba sentado.
Hablamos con él pocas horas después de conocer la noticia sobre su disco y pocos días después de haber dado su primer concierto tras el confinamiento, y se conecta a la videollamada con la sonrisa en la cara y muchas ganas de hablar.
Desde su casa de Torrelodones, se le nota la emoción por volver a los escenarios, aunque sea con todas las nuevas medidas de seguridad, y sobre todo, por volver a encontrarse con la gente que quiere.
¿Cómo llevas lo de volver a ver a tu madre, que ha estado en primera línea de batalla toda la pandemia?
Lo llevo mal. Mi madre es una enfermera vocacional que tiene 60 y algo años, no se dice la edad, pero tiene más de 60, y cuando la llamé para decir que bajase una marcha me mandó a la mierda, literalmente. Dijo que no se me ocurriese.
Es que mi madre es un ejemplo cada segundo que pasa, entonces dijo que jamás se me ocurriese volver a decirle algo así, es decir, ella si se moría salvando vidas se moriría salvando su trabajo, para lo que ella nació, que era ser enfermera.
Y por eso me duele tanto ver determinadas imágenes, uno las ve y dice joder, esta peña que tanto hemos puesto como salvadores y héroes, que llorábamos por ellos, los que no olvidaremos, y ves botellones de 2.000 personas, las fiestas porque gana un equipo de fútbol o de baloncesto y dices joder tío, que nos podemos ir al carajo otra vez. Y esta gente nos ha salvado una vez, yo no sé si pueden salvarnos dos, sinceramente.
¿Cómo te sientes al ver que tu disco es el número uno en ventas en España en plena pandemia?
Me encanta que me lo preguntes para poder explicarme. No es un tema materialista, no es económico, no es “vendimos mucho”. No, es que habiendo gente que se quedó muy jodida, trataré de ser positivo, pero hay que ser realista también, y pillan 10 euros, cinco, 20 o lo que sea y se van a una tienda de discos, pudiendo gastárselo en irse al cine con su pareja, en ahorrar para un viaje, yo que sé, de repente apuesta por ti, invierte ese tiempo, ese cariño en ir a un centro comercial.
Estoy muy emocionado, muy agradecido de que en el momento más jodido que conocemos, me lo ponen de número uno, van a comprarlo, lo comparten, tengo el mejor público del planeta.
Y además con este disco que dices que es el más personal, incluso le has puesto tu nombre y tu cara. ¿Por qué es tan íntimo este trabajo?
No sé cuál fue el clic, no sé qué fue lo que hizo que yo me atreviese a salir en un videoclip mirando a la cámara. A parte de mi amiga Clara Alvarado y el equipo profesional que tengo, cómo te atreves a salir tu zona de confort, cómo te atreves a poner tu careto en la portada de un disco cuando jamás lo hice. Cómo me atrevo a decirle a los productores “súbele a la voz, en lugar de bájale”, que es lo que hice. Yo en mi disco anterior, Desde una ventana, cuando comienza y empezaba fuerte mi voz, le decía bájale tío, que me da vergüenza.
Te lo juro, aunque no lo parezca, soy muy tímido. No sé cuál fue el clic, pero creo que fueron Tato Latorre y Toni Brunet, los productores, los que me dijeron “sal del banquillo imaginario en el que estás sentado, sal a jugar, muéstrate”.
Ahora decide el público, si está bien, si está mal, si gusta, si me equivoqué, si esta canción, si voy a tus conciertos, si no, el único juicio y jurado es el público, la gente que paga y que está en la calle.
¿Qué tiene este que sea más íntimo que el resto, para que le hayas puesto tu nombre?
Es que me encantaría poder contestarte. Es que no lo sé. Un montón de gente me pregunta.
No sé bien lo que era. Yo creo que en el antiguo planeta, antes del COVID, a ver cuándo regresamos a él, si es que regresamos, estaba en una fase muy tranquila, venía de una relación muy tóxica y muy horrible, donde uno sale de un pozo oscuro y de repente agradece tanto el cielo y la risa y los amigos, los abrazos, estaba un poco en ese punto, y por esto tiene mucho de sexualidad, de jocosidad, de amor, este disco tiene más amor que desamor, por primera vez en mi carrera.
Entonces eso me hace estar orgulloso de las canciones. Creo mucho en la verdad, yo creo que los morritos de Instagram no te van a llevar a ningún lado, o sea, la gente es muy inteligente, tomarla por tonta es lo peor que te puede pasar en tu carrera. La gente ve de qué palo vas.
Hay más amor que desamor en este disco, pero tú has cantado mucho al desamor. Después de tanto cantar al desamor, ¿crees aún en el amor?
Si no creyera en el amor no haría esta entrevista, no sacaría el disco, suena super cursi, yo soy más intenso que Walt Disney.
Si me das a elegir, yo me quedo con el amor. Yo prefiero vivir intensamente el amor hasta sus límites, tanto que salga repleto de cicatrices, de heridas, de sangre, de lágrimas.
Entonces el amor lo es todo, absolutamente todo, y este disco me enorgullece que haya tanto amor. La que menos, Despiértame, que tiene un poco más de cabreo, una relación tóxica, una persona tóxica.
¿Y en el amor romántico para toda la vida?
Puede ser. A mí no me ha pasado, pero yo no soy quien, vamos, solo faltaría que siendo cantautor diera yo lecciones de amor.
Sé qué es lo que me mueve a escribir una canción y sé que es la búsqueda permanente, yo necesito estar todo el rato buscando el amor, y lo encuentro, en un abrazo, en una conversación con mis padres, con un amigo, en un libro, en un buen vino, el amor está aquí y es lo que me nutre realmente.
Dices que eres más intenso que Walt Disney. ¿Es eso consecuencia de la música, o la música consecuencia de esa intensidad?
No lo sé, es una buena pregunta, porque yo desde que tengo uso de razón estoy en la música. Desde que decía mi madre que cogía una raqueta de tenis de niño y hacía como que era una guitarra y jugaba. Yo soy muy afortunado porque yo jamás tuve duda, era música o nada. Mira, ahí tienes la intensidad. Desde que tengo uso de memoria, nunca dije veterinario, era música, y si no llego a tener voz o aptitudes para la guitarra, técnico de luces o de sonido, entonces claro, mira mi suerte. Quizá la música lo haga más grande.
Tal vez tenga que ver, ha quedado patente, en las tres marías de la educación, las artes plásticas, la educación física y la música, uno sobrevive, uno crece, uno se reproduce bien, creo que nos salvaron en el confinamiento. No nos salvaron, nos salvaron los héroes, que algunos perdieron la vida por salvarnos, pero imagínate.
Es cierto que la música, el arte, nos han salvado un poco en este confinamiento, pero siempre han estado un poco, como la educación física, menospreciadas.
Absolutamente, eran las marías de la educación a las que trataban de quitar horas y horas y horas. Al principio del confinamiento vi que el 92% de los expertos, de los sociólogos, de los psicólogos, los psiquiatras, de los que saben, que son todos menos los políticos, decían que era lo que nos iba a salvar, las tres marías de la educación. Y la gente se aferró a la educación física para tener la mente y el cuerpo sanos, la gente comenzó a pintar, comenzó a viajar por museos online gratis.
Ojalá los de arriba, del color y bando que quieras, se den cuenta de que no somos un entretenimiento.
¿Crees que va a servir para algo todo este tiempo en el que “nos ha salvado” la música?
A mí me ha servido. A lo mejor tengo que ser yo, mí, me, conmigo, que es lo que hacen los políticos, que es mirarse el ombligo. Pues mira a mí me han hecho el mejor premio del mundo.
Después de un festival en Instagram, yo recibí, no te exagero, 200, 300 mensajes privados, y era gente con fotos con mascarillas, con respiradores, pasillos de hospitales, gente tumbada en un hospital, y gente que me estaba diciendo “tus canciones hacen que yo tire para delante”. Así que, ¿de qué sirvió? A mí me dio la vida, me hizo llorar de felicidad, a mí me dio todo, todas las fuerzas, lo que yo me decía era tío, no puedes fallarle a esa gente. Si alguien se aferra a una canción mía, aquí estoy.
Ahora, con las nuevas medidas de seguridad, has tenido que ajustar toda tu gira y la mayoría de tus conciertos serán en acústico. ¿Te da pena tener que tocar así o lo afrontas como algo positivo?
No es bueno, es increíble, es excelente, y es un regalo de vida. Yo lucho contra la GMT, gente mala en Twitter, lucho contra los oscuros, los coñazos, la gente dark, lucho con toda mi alma. Ahora todo son quejas, ahora todo es una mierda. Pero vamos a ver señores, este año no íbamos a tocar, hace dos meses no íbamos a tocar. Y yo tengo abuelos en mi gira, gente que es padre, que no tenía manera de llevar dinero a casa. ¿Y ahora que vamos a tocar también está mal? ¿Todo está mal? ¿Si cantas el Resistiré está mal y si no lo cantas también?
El héroe de este siglo, del pasado y del que viene, es una madre de familia que se ríe con sus hijos en el coche y no tiene dinero para llevar a casa, es la gente a la que yo admiro y a la que le escribo canciones, no al coñazo derrotista, cenizo, no los aguanto.
Yo lo que voy a hacer es que estén los menos riesgos posibles y multiplicar por dos las medidas que ya hay, pero voy a trabajar, joder, saco mi disco. Me parece un premio de vida.
Estoy nervioso por volver a subirme a un escenario, estoy feliz, agradecido.
Has dicho en varias ocasiones empezaste la gira en Libertad 8 para devolverle a Julián, el dueño, todo lo que ha hecho por ti. ¿Crees que vamos a conseguir salvar todos esos bares que fueron los que os sacaron a muchos cantautores adelante al principio?
Yo creo que podemos intentarlo y luego vemos si lo conseguimos o no. El que no tenga dinero, porque aquí no va de tener, el que no tenga pasta, que hay mucha gente que se ha quedado sin un kilo de garbanzos, hace mascarillas. El que tenga pasta, echa una mano. El que pueda dar una propina a un camarero, lo hace. ¿Que no? Pues lo pone en sus redes sociales.
Desde luego en casa, maldiciéndolo todo y criticándolo todo, no sé si aportamos mucho.
Te indignas mucho con la gestión que se ha hecho de la pandemia, pero ¿hay algo que se haya hecho bien?
Seguramente sí. A mí me siguen políticos de extrema derecha y de extrema izquierda, y yo cuando me pronuncio en redes y digo “los políticos”, alguno te escribe y te dice “oye mira, pues yo hice esto”. Yo no te digo que no. Igual que a mí me jode cuando dicen “los músicos” o “el mundo de la cultura”, generalizar es lo peor que hay.
Ahora bien, a mí no se me murió un hijo, padre, madre, abuelo, mejor amigo, tuve esa suerte, yo me imagino que sentirá una de esas personas si enciende la tele y ve el show del circo, el Sálvame, el programa de sobremesa que es el Parlamento, que no tienen vergüenza, dignidad, respeto, luto, es a lo que me refiero.
Como español, y como persona muy patriótica, siento vergüenza, esa es la palabra.
¿Eres optimista con que se aprenda de esto y se deje de recortar en sanidad?
Yo ya no sé qué más necesitamos, o sea, hemos vivido una pandemia mundial, hemos vivido algo que pensábamos que era una olita desde la orilla, yo el primero, y fue un tsunami y puede seguir arrasando y esto no acabó. Si esto no cambia las cosas, ya nada lo va a hacer.
¿Que vamos a ser mejores? Yo es que ya no lo sé. Repito, podemos intentarlo, y no todo el mundo es igual, pero cuando ves que los mares se siguen atascando con mascarillas, o tiradas al suelo, o botellones colectivos, o manifestaciones de toda índole y tipo, deportes colectivos a la primera salida. ¿Mejores? No lo sé.
Pero sí es cierto que se ha visto mucha solidaridad esta pandemia, se han hecho virales miles de actos solidarios.
Pero si eso es lo que trato de mandar con mi mensaje, es decir, es imposible que todos nos saltásemos la cuarentena, que todos violásemos las leyes, es imposible. Entonces, tenemos ese foco puesto en las diez, me vas a perdonar, malas personas, porque una persona que se ríe de nuestros ancianos, una persona que sale de la cuarentena para pegarse por política, para hacer deporte entre 30, para meterse en un coche en un maletero para irse a la playa, para mí son malas personas.
El cambio está en nosotros, ¿por qué no hablamos de la luz y buscamos el amor? Ya sabemos que hay gente muy mala, pero son una minoría, coño, entonces les estamos dando toda la atención, todo el foco. Pues mi patria es esa gente, mi patria es la gente que no tenía un duro y hacía mascarillas, y las llevaba a Cruz Roja, esa es mi patria.
En este vídeo, Andrés Suárez responde a 11 preguntas random: