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Leticia Sala: «Compartir lo que haces con el mundo es un salto de fe»

Leticia Sala era abogada y ahora es escritora. Las redes sociales han tenido algo que ver. Aprovechamos que publica un nuevo libro para charlar sobre esta forma que tenemos de habitar el presente. Ah, y sobre el Instagram de Joan Didion

Leticia Sala: «Compartir lo que haces con el mundo es un salto de fe»

Cedida por Grupo Planeta

A Leticia Sala le gusta conjeturar sobre cómo sería el Instagram de Joan Didion. Imagina a la escritora desayunando su habitual Coca-Cola con almendras y haciendo scroll en la pantalla de su smartphone. Quizás compartiría imágenes de la luz de Los Ángeles reflejada en las paredes de su casa –#nofilter– o cualquiera de sus lúcidas reflexiones sobre lo cotidiano. Se subiría a esta ola igual que lo hizo en los 70 porque ella «quería estar ahí».

Leticia era abogada, trabajaba en Nueva York para Naciones Unidas, y las redes sociales fueron para ella –como para muchos hoy– el puente hacia una profesión que le nacía genuinamente, pero de difícil acceso: la escritura. Ahora publica su segundo libro en papel, In Real Life, un guiño al acrónimo (IRL) que se utiliza en redes para contraponer el mundo virtual a la vida en carne y hueso. Una ‘novela en poemas’ –¿por qué no?– que cuenta una historia de amor que nació en Internet, un prisma desde el que hablar de muchas otras cosas que conforman eso que llaman ‘Zeitgeist’ o el espíritu de un tiempo [y que puedes comprar aquí]. Aprovechamos la ocasión para charlar de aquello que se mantiene y de lo que cambia, de las inseguridades que llevamos en la mochila y de cómo se manifiestan en un presente más instantáneo que nunca, de libros, de nostalgia, en fin, de todo un poco.

Leticia Sala: «Compartir lo que haces con el mundo es un salto de fe»
Portada de In Real Life, de estética noventera. Así como de escena de librería en Cuando Harry conoció a Sally. | Imagen: Editorial Destino

En el libro cuentas una historia de amor que nació en las redes sociales, pero en lo esencial no dista mucho de cualquier otra historia de amor. ¿Internet ha cambiado la forma en la que nos planteamos y vivimos una relación en pareja?

Este es justo el tema que intento diseccionar, porque me parece fascinante. Los escenarios han cambiado, y los códigos. También la forma en la que procesamos las emociones. Pero por encima de eso sigue un patrón universal que Internet no ha tenido la fuerza para cambiar. El enamoramiento, el desamor, la ansiedad, los celos… todo se mantiene, sólo ha cambiado el escenario donde los vivimos.

¿Cómo ha cambiado la forma en que procesamos las emociones?

Creo que necesitamos años de perspectiva para entenderlo. De momento, vamos aprendiendo conforme va sucediendo. Ahí está mi trabajo y el de otros muchos artistas, está pensado para responder a esta pregunta, pero aún no hemos llegado realmente. 

Todo escritor tiene sus temas, ¿cuáles son los tuyos?

En mi primer libro hice una especie de compilación de todos los temas que me fascinan. Coincido en que todos los escritores tienen una serie de obsesiones que trabajan y matizan durante toda su vida. En mi caso son, bueno, sin duda el amor. Aquí intento plasmar un tema tan sumamente tratado aportando un punto de vista distinto y situándolo en las redes sociales. También está el tema del sufrimiento, la muerte, la amistad es un tema que me interesa muchísimo, también la relación con los animales. Intento sacar capas, percepciones y cambiar el ángulo a estos temas tan universales. 

Al leerte pienso que consigues situar estos temas en el contexto de una generación muy concreta. ¿Cuál dirías que es la mayor contradicción de esta generación?

No lo sé. Tendría que pensarlo. Me has pillado con esto. Sin duda somos la primera generación que ha introducido en nuestra vida profesional y afectiva las redes sociales y todo lo que sale de ahí. Esto sin duda nos define, define los nuevos oficios y trabajos que han salido de ahí etc. Estamos aprendiendo a relacionarnos y a sentir de una forma distinta, condicionada por ello. No es lo mismo para quienes ya han empezado su vida con eso. Nosotros hemos crecido con y sin Internet, y esto hace que percibamos cada cambio de una manera muy fina. 

¿Qué libro o película capta para ti el ‘espíritu’ de esta época? 

Un libro de Pandora Sykes, How Do We Know That We’re Doing It Right, que son ensayos sobre la vida moderna. Se centra en nuestra manera de consumir, desde aspectos como la moda hasta las redes sociales. Si yo fuera un alien y quisiera entender ciertos temas generacionales que todavía estamos aprendiendo, esta sería una buena referencia. 

Hay quien desvirtúa, no sé si por nostalgia o por otro motivo, todo aquello que nace en las redes sociales (el amor, la escritura, lo que sea). ¿Qué responderías?

Siento que esas personas no están queriendo aceptar la vida tal y como se está confeccionando. Esto ya no es ni nuevo. Internet y las redes sociales son parte de nuestra vida. Aquellas personas que piensan que la literatura que sale de las redes vale menos que la que sale de un canal habitual, de alguna forma está menospreciando a quienes conectan con lo que encuentran en las redes. Implica directamente el ver a las personas en niveles distintos, como si no todos tuviésemos las mismas capacidades para sentir.

Comprendo que los cambios son difíciles de asimilar. Toda la vida de un ser humano es cambio, pero, aún así, es lo que más nos cuesta. Hay que navegar esta ola en la que todavía se pone en cuestión que las redes sean un buen canal para enseñar arte y literatura. 

Al final lo importante es que a cada uno pueda gustarle lo que le gusta. También que haya ejemplos como el tuyo, que, por lo que te he leído en otras entrevistas, no tenías muchas facilidades para publicar un libro. 

Yo estudié Derecho y fui abogada de Naciones Unidas. En mi universo no conocía a otros escritores, no tenía conexiones con el mundo de la literatura. Algo que me salió totalmente natural, compartir en mi Instagram lo que escribía, cambió mi vida. Me empezó a seguir gente, una editorial independiente (Terra Nova) me dio la oportunidad de publicar mi primer libro. Ahora estoy escribiendo el tercero. Fui bastante genuina a la hora de plasmar los temas que me importaban y mi forma de ver el mundo, y eso llegó a quien me leía. Creo que es importante que, en un principio, no pasase por nadie más. Por unos agentes literarios que me dijesen qué iba a funcionar y qué no. 

¿Qué han aportado las redes a tu escritura?

Compartir lo que haces con el mundo es un salto de fe. A mí me permitió descubrir que la gente sentía cosas a través de mi escritura. Es como una relación: yo estaba al otro lado de la pantalla haciendo sentir cosas a personas, haciendo que canalizasen mi experiencia hacia la suya propia. Hay que confiar mucho en que todos somos humanos y sentimos de formas muy parecidas. Lo interesante de las redes es que sean una catapulta para la vida real, para el papel. No me gustaría dejarla de lado (de ahí el título).

¿Recuerdas la primera vez que un lector te escribió?

Yo que soy muy nostálgica, me acuerdo mucho. Ahora han pasado los años, pero cuando empecé y estaba absolutamente insegura sobre lo que escribía, ese apoyo fue enorme. También es verdad que que tiene otra cara de la moneda: esta no puede ser la única fuente de referencia para valorar si lo que haces está bien o no. El barómetro más importante, en mi caso, es cómo me he sentido mientras escribía eso. Si me he emocionado, exaltado… el círculo se cierra si una idea sale de mí y vuelve a mí mientras lo pongo en palabras. 

Quería hablar de ti como lectora. ¿A quién leías cuando decidiste empezar a escribir? ¿A quién lees en busca de ideas?

Me encanta Joan Didion, Miranda July, Lucía Berlín. Es interesante porque ninguna de ellas escribe poesía. Me han inspirado de una forma indirecta. En la importancia de las imágenes, del ritmo de las frases, de la brevedad y la palabra precisa. Aunque las vea en otro género, son aplicables a todo lo que incumbe a las palabras.

Colaboras de vez en cuando con marcas de moda. ¿Cómo complementan tus poemas a estas marcas?

Pues es como las colaboraciones con fotógrafos o ilustradores. La poesía es un instrumento muy poderoso para transmitir ideas con muy pocas palabras y eso a la moda, que siempre ha tratado de transmitir significado, le viene muy bien. Y también ayuda a sobrevivir. 

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