Calle Villanueva, pleno centro de Madrid, allí es dónde he quedado con Romano Aspas. He leído en sus redes que se define como un artista que viene del futuro, que el amor universal es el motivo de nuestra existencia y que ha estado en la constelación Orión. A algunos el confinamiento les sirvió para descansar, a otros para aprender a cocinar, retomar viejos hobbies o volver a pasar tiempo de calidad con su familia, pero este asturiano fabricado en Venezuela lo aprovechó para hacerse viral en las redes sociales.
Con más de 100.000 seguidores en Instagram, comparte vídeos en los que invita a sus seguidores a «esnifar vida» (título de una de sus canciones) y a una rutina entre «la buena vibra» y el nudismo: «En pelotas, y lo sabes». Pero detrás de esa fachada está un editor de libros que posee varios Premios Nacionales de edición y su empresa está más que consolidada en la ventas de libros carísimos para clientes de Europa y Estados Unidos.
«Aunque nací en Asturias fui fabricado en Venezuela porque mis padres son inmigrantes, mi madre asturiana y mi padre venezolano y se conocieron allí en Caracas. A las 10 meses de nacer me fui a Valencia y allí he vivido hasta que he sido mayor de edad y he podido ganarme la vida por mí mismo», cuenta Romano sentado en su sofá vestido con un pantalón plateado de Gucci y una camisa azul semi transparente.
Afirma que él nació para ser emprendedor como su padre. Su primer trabajo fue con 14 años vendiendo unos adhesivos en los semáforos. «Yo anticipé a los gorrillas que venden pañuelos en los semáforos», nos dice Romano que vive entre Madrid, Formentera y Valencia.
«Cuando tenía 18 años, un día me encontré a un amigo que vendía libros. Y decidí empezar a hacerlo yo también y vender libros a comisión. A los dos años ya me convertí en un vendedor muy crack, ya que hay que tener mucha capacidad de automotivación para poder ser vendedor a puerta fría y yo la tenía. Y a los tres años me hice jefe de equipo y monté mi editorial», cuenta.
¿Cómo alguien que lo tiene todo: éxito, dinero, reconocimiento en su sector, decide dejarlo todo y empezar a ser cantante? «A los pocos años tuve éxito internacional, premios nacionales, dominaba el marketing y la manera de hacer catálogos. Pero desde hace ochos años ya me empezaba a aburrir, me sentía desmotivado y hace dos años decidí dejarlo. Mi motivación es la música y no quería ser un muerto en vida», afirma el asturiano.
De editor a estrella del reggaeton
Un «alma libre» que dejó los libros medievales por hacerse un hueco en el reggaeton. «En mí nunca ha creído nadie. Cuando dije que quería dedicarme a la música la gente de mi entorno que más me quería me decía que cómo iba a dejar mi negocio que me iba tan bien. Nunca es el momento para los demás, el momento lo tienes que decidir tú», dice Romano mientras posa con unas gafas de aviador delante de uno de sus cuadros.
Y es que Romano no tiene miedo a nada ni a nadie. Mientras se sube a la ventana de un sexto piso para que le hagamos las fotos me cuenta que quiere estar vigente y por eso ha decidido cantar reggaeton. «Quiero llegar a las generaciones actuales y la única forma de hacerlo es cantando la música que hoy en día se lleva. A parte de que me gustan los ritmos latinos», dice Romano.
Un enamorado de la vida
El amor es su pasión, está presente en casi todos sus posts de Instagram y en todas sus canciones. Intento descubrir a quién le dedica sus canciones, quién es su Cleopatra, como el título de su nueva canción. «El amor es realmente lo que mueve el mundo. El amor lo mueve todo, es Dios, y el que no crea en Dios es la luz, el amor es armonía», afirma Romano Aspas.
Su nueva canción, Cleopatra, es explícita, sexual y está inspirada en su figura adaptada al siglo XXI. «Fue una mujer muy adelantada a su tiempo, como otras muchas que incluso le precedieron. Destacó por su gran inteligencia, una educación exquisita como reina faraón y sus grandes dotes diplomáticas. Si volviera a vivir ahora probablemente sería la mejor embajadora del mundo, de cualquier país. Enamoró apasionadamente a los dos hombres más poderosos de su tiempo que fueron Julio César y Marco Antonio. Quería hacer una canción adaptada al siglo XXI, todas las personas tenemos una parte frívola y otra más filosófica, y yo quería hacerlo desde un punto de vista más frívolo», cuenta Romano.
Los haters son inevitables. «Si existe el bien también existe el mal pero yo lo llevo bastante bien. No les dedico mucho tiempo, prácticamente no les dedico tiempo, al principio sí les dedicaba. Siempre he contestado a los haters por muy ofensivo que me hayan podido decir cualquier comentario», cuenta Romano Aspas mientras se prepara para hacerse un selfie con su iPhone.
Se despide dedicándole un «te amo» a sus haters. Lo quieran o no, queda Romano para rato.