En 2012 el escritor Jorge Carrión volvió de un viaje que le había llevado por Colombia y Venezuela. Sacó todos los apuntes y tarjetas de librerías de diversas partes del mundo que tenía y las puso en el suelo, en el sofá y en la mesa. Se dio cuenta de que tenía una especie de mapa de las librerías del mundo y, ante sí, la posibilidad de escribir sobre estos lugares que fascinan a tantas personas. «Si pude ver esta cartografía es porque asistí a la exposición Atlas que el filósofo Georges Didi-Huberman comisarió en el Museo Reina Sofía a partir de las ideas de Aby Warburg», cuenta Carrión a la hora de presentar su nuevo trabajo: Warburg & Beach (Salamandra Graphic), una novela gráfica que cuenta con las ilustraciones de Javier Olivares y que rinde tributo tanto a Aby Warburg y Sylvia Beach como a las librerías, las bibliotecas y los destinos cruzados.
Hay quien se preguntará quiénes son los protagonistas de este volumen. Pues bien, Aby Warburg fue un historiador del arte alemán que fundó una de las bibliotecas más fascinantes del mundo: la biblioteca Warburg, situada en Hamburgo. Su proyecto se regía por la exploración de la idea del «buen vecino», es decir, ordenándolos por la cercanía de la temática tratada, observando «afinidades secretas». En aquel mismo lugar dio vida al Atlas Mnemosyne, unas tablas en las que recogía miles de imágenes relacionadas entre sí, como una especie de Google Images que tanto usamos hoy en día.
Sylvia Beach nació en Baltimore pero en 1916 se trasladó a París, donde fundó la conocida librería Shakespeare & Company, lugar que se convertiría en punto de encuentro entre escritores e intelectuales de la talla de Man Ray, Ezra Pound, Hemingway o Samuel Beckett. La joven también fue la primera en editar el Ulises de Joyce y, al igual que Warburg, Beach inspiró una nueva manera de concebir las librerías al idear las mesas de novedades en su negocio.
Durante las primeras décadas del siglo XX consiguieron redefinir la relación entre los lectores y los escritores, el arte, los libros y la literatura. Si bien el ensayo Librerías existió porque Carrión es lector de Walter Benjamin este Warburg & Beach nace para poner de manifiesto «que fueron dos visionarios que no fueron entendidos en su momento pero siguen alimentando el mundo y la prueba de que los dos tienen la capacidad de inspirar las bibliotecas del futuro», sostiene el escritor. Warburg «tiene el prestigio de alta cultura por sus libros y su influencia académica en el mundo de la historia del arte, nos hizo cambiar el modo de verla», considera, mientras que «Beach tiene reputación a un nivel más popular, vinculada a las librerías, que no parecen tener tanta importancia como los museos o las bibliotecas».
La novela gráfica, editada con formato de acordeón, fue un reto tanto para Carrión como para Javier Olivares. El ilustrador, Premio Nacional de Cómic, no tenía claro el personaje de Warburg por lo que llevó a cabo su propia investigación. «No lo conocía bien, pertenecía a la esfera de pensamiento más intelectual, de universidad, de estudiosos de historia del arte. Me llamó la atención porque fue un reto gráfico», comenta. En este sentido, las partes de Warburg & Beach están ideadas de manera diferente: «Con Warburg trabajé de manera más peligrosa, me fui lanzando al collage, al mundo de la sorpresa. He intentado trasladar su manera de organizar su biblioteca a mi manera de contar», explica Olivares. El alemán usaba los ecos en el arte de modo que el formato de acordeón proporcionaba a la novela una nueva dimensión. «La experiencia de leerlo desplegado o no es diferente. Abierto conectas y entiendes a Warburg, es un libro que obliga al lector a interactuar con el objeto, tiene que jugar y atreverse», incide.
En cambio, la historia de Beach tiene un formato más tradicional, casi teatral, como si se tratara de un friso. «Vemos cómo transcurre la historia de la librería a la vez que los personajes que la pueblan y visitan generan una estructura de conexiones con un aspecto más teatral», comenta. Para Olivares, uno de los aspectos más interesantes de este proyecto ha sido descubrir a los personajes, meterse en su mundo y descubrir lo que hicieron. «Si lo pienso como autor creo que al lector le puede ocurrir lo mismo porque no solo me atrevo con cosas que conozco si no que quiero descubrir historias y personajes que puedo compartir con ellos», asegura.
Otro de los puntos que las historias de Beach y Warburg comparten es el peligro de la supervivencia de sus proyectos por parte de los nazis. Warburg murió en 1929 pero el avance del nazismo hizo que trasladaran los 60.000 volúmenes de su biblioteca a Londres, donde reside actualmente. En el caso de Beach, la librera se negó a vender un ejemplar del Finnegans Wake de Joyce a un oficial nazi que, ante la negativa, le amenazó con vengarse. Esta guardó algunos de sus libros pero la enviaron a un campo de concentración durante seis meses y cerraron su librería, que nunca más volvió a abrirse en su lugar original.
«La época histórica es muy importante. Nos pareció que el paralelismo entre las vidas de ambos era la Europa de la primera mitad del siglo XX, la Primera Guerra Mundial, la sociedad de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial y el nazismo. En términos de guion como de color es claramente uno de los climax del libro, ambos se enfrentan a ellos», considera el escritor.
Sin embargo, esta novela no solo se ciñe a estas dos figuras clave sino que se expande y crea nuevas relaciones paralelas que dialogan con otras figuras revolucionarias como la de la pionera del feminismo, Mary Wollstonecraft, y el editor Joseph Johnson, que protagonizan el prólogo, y un epílogo en el que nos encontramos a la librera Frances Steloff y al artista conceptual Marcel Duchamp y su pareja Mary Reynolds. «La novela se vuelve más compleja y explora otras relaciones entre creadores y editores», observa Carrión. En definitiva, este proyecto colaborativo es un homenaje a las librerías y una reivindicación del arte y del pensamiento crítico.