'Palomares', el documental que 55 años después narra lo ocurrido en el accidente nuclear y sus consecuencias hoy
El 22 de abril Movistar+ estrena esta docuserie que, en clave de thriller, reconstruye cómo cuatro bombas nucleares con 75 veces la capacidad atómica de las de Hiroshima cayeron sobre este pueblo de Almería. Además, narra cómo fue el dispositivo de búsqueda que el gobierno estadounidense y la dictadura franquista pusieron en marcha para recuperarlas, qué se contó (o no) a la población local sobre el peligro que podían correr y cuáles son las consecuencias hoy en día del accidente nuclear. De hecho, la Unión Europea ha exigido a España que antes de que termine 2021 informe sobre la contaminación nuclear en Palomares.
El 17 de enero de 1966 cuatro bombas nucleares con 75 veces la capacidad atómica de las de Hiroshima cayeron sobre un pequeño pueblo de Almería. En plena Guerra Fría, dos aeronaves de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos colisionaron en vuelo mientras realizaban una maniobra de reabastecimiento de combustible sobre territorio español en un incidente que pudo ser catastrófico.
Medio siglo después la docuserie Palomares reconstruye el dispositivo de búsqueda que el gobierno americano y la dictadura franquista pusieron en marcha para recuperar los artefactos, cómo fue la limpieza de la tierra contaminada y qué impacto sigue teniendo en la actualidad uno de los mayores accidentes nucleares ocurridos en el mundo antes de Chernóbil.
«Sobre todo, lo que este documental hace es llevar al espectador de la mano por una historia muy compleja, a nivel humano, histórico y científico, a través de sus protagonistas», cuenta Álvaro Ron, director de Palomares y guionista junto a Daniel Boluda, María Cabo y Marta Catalán. «Tenemos testimonios de primera mano que nos cuentan no solo cómo fue la experiencia en el momento, sino las consecuencias hoy. Pero no pretendemos hacer un juicio de la historia y mirar con los ojos de ahora las decisiones que se tomaron entonces, sino dejar que el publico descubra por sí mismo qué sucedió», añade sobre esta docuserie, que debuta en Movistar+ el 22 de abril.
Lo que pasó, entonces, es que pocas horas después de producirse el accidente y caer las cuatro bomba en nuestro suelo, Washington activó todos los protocolos ante un posible accidente nuclear. Y en colaboración con la dictadura de Franco, puso en marcha un discreto dispositivo de búsqueda para localizar las bombas. El ejército norteamericano, con la ayuda de la Guardia Civil y los vecinos, dio pronto con un proyectil intacto. Otros dos esparcieron su contenido radiactivo por el pueblo almeriense, iniciándose una descontaminación cuyos resultados todavía no se conocen. Y la cuarta bomba tardaría 80 días en aparecer. Todo esto mientras Manuel Fraga, ministro de información y turismo, se dio el famoso baño en las aguas de Palomares junto al embajador americano, Angie Biddle Duke para tranquilizar a la opinión pública y las decenas de periodistas que ya se habían acercado a la zona.
Gracias a documentos y materiales recientemente desclasificados y cientos de imágenes y fotografías inéditas, este documental de cuatro capítulos trata de explicar, en clave de thriller, este incidente. «Necesitaban un director que manejara los códigos de la ficción, que pudiera pensar en una manera de narrar diferente», cuenta Ron, viejo conocido de Movistar+ por su trabajo en una serie tan distinta como el melodrama Velvet Colección. «Para lograrlo es muy importante el trabajo en equipo, aunando el trabajo de ficción, las recreaciones y la investigación periodística», señala dice sobre esta producción de 93 metros, responsables en la misma casa de la docuserie El Palmar de Troya.
Parte de las recreaciones vienen a ilustrar la extraña coexistencia que se produjo en Palomares entre los 1.600 soldados estadounidenses aterrizados para deshacerse del plutonio y los vecinos del pueblo, que observaron atónitos el espectacular despliegue mientras las autoridades españolas les aseguraron que no existía ningún peligro para ellos y que podían seguir cultivando en sus tierras sin temor. Franco temía que si evacuaba el pueblo dañaría la imagen de un país que empezaba a despertar al turismo, de ahí el citado baño de Fraga.
«Era como si el primer mundo aterrizara en un pueblo donde la gente viajaba en burro. Los soldados cuando hablan de la gente de Palomares destacan la heroicidad y la generosidad que tuvieron con ellos. Los palomareños se volcaron para ayudar a los americanos sin entender muy bien qué estaba pasando. Y luego están las historias de cada uno: desde el chico que veía la llegada de los americanos como una película a la niña a la que echan de casa sin muchas explicaciones porque la zona está contaminada», afirma Ron.
«La única manera de acercar esta historia es a través de la voz de sus personajes, así que nosotros nos limitamos a escucharles. Primero a buscarles, que fue también complicado, y luego a escucharles. Este proceso fue muy interesante porque nunca se habían juntado tantas historias de tantos lados», insiste el director. «Es sorprendente porque convivieron tres meses, pero no tuvieron mucho contacto y sus puntos de vista son muy diferentes», asegura el director.
Muchas de estos relatos cobran vida a través de las dramatizaciones. «Es un reto porque estás intentando mostrar lo que te han contado personas vivas, pero también es muy enriquecedor porque no lo puedes mostrar con imágenes de archivo», afirma Ron. «Hemos tratado de acercarnos lo máximo posible a la realidad de la historia desde todos departamentos, arte, vestuario, producción y casting», pues con la intención de dar mayor realismo a las imágenes algunos de los actores son del mismo Palomares o de provincia de Almería.
Entre los testimonios que han recabado se encuentran los de Joe Ramírez, abogado del ejército del aire estadounidense destinado en Torrejón, y William B. Jackson, teniente destinado en la base de Morón, los primeros en llegar a la zona del accidente; John Jarvis, miembro de la unidad de protección radiológica; y el sargento Victor Skaar, veterano destinado en Palomares; o Antonia Flores, ex alcaldesa del pueblo que tenía seis años cuando cayeron las bombas; Rosita Alsina, esposa del pescador Francisco Simó, conocido como Paco el de la bomba por su papel clave en la localización del proyectil perdido; y Pilar Paredes, hija de uno de los técnicos que participó en la descontaminación y medición de la radioactividad. Destacan, además, las entrevistas con Larry Messinger, piloto del B-52 accidentado que cargaba las cuatro bombas, o a Marvin McCamis, piloto del submarino que encontró la bomba perdida. Pero la historia no termina aquí.
Los soldados americanos solo se llevaron parte del plutonio esparcido por las bombas y 55 años después Bruselas ha dado un ultimátum a España: tiene hasta finales de 2021 para informar sobre la contaminación nuclear en Palomares. «Hay que subrayar que es un lugar maravilloso y sus gentes son fantásticas, pero es verdad que queda contaminación allí. Merecen que esto se limpie, pero nadie está haciendo nada por arreglarlo y muchos han perdido la fe en que este problema se resuelva», comenta Ron. «La Unión Europea está pidiendo a España que algo que es secreto deje de serlo y conocer cuál es el problema. Pero no es sencillo porque es un problema que involucra no solo a España. Para pasar página de verdad hay que curar la herida» concluye el director.