Carlos Rivera: «Yo soy más sensual que sexual, no me gusta ser explícito»

Carlos Rivera ha sido Sky en el musical de Mamma Mia!, la Bestia en La Bella y la Bestia, Simba en el musical del Rey León y ahora uno de los artistas con más proyección del pop latino. Su clave: conjugar el verbo trabajar a la perfección para hacerse un hueco en el mundo de la balada en un momento en el que la mayoría de los éxitos en Spotify España y Latinoamérica son canciones de reguetón o trap.

Él mismo reconoce que la música de autor está «en peligro de extinción», y se lamenta: «España es uno de los países que tiene más representantes de la música de autor, en Latinoamérica, sin embargo, realmente somos muy pocos. Y muchos de ellos se fueron al reguetón», nos cuenta el artista, con quien nos citamos en el Hotel ME de la céntrica Plaza Santa Ana de Madrid.

Es un día soleado, solo alguna nube se deja ver de vez en cuando que parece un copo de algodón aplicado sobre alguna herida leve. Y entre focos aparece Carlos Rivera con un traje color camel a juego con su bronceada piel y una sonrisa que ni en el mejor anuncio de dentífricos. En ese momento le comunican que están a punto de agotarse las entradas para el concierto que dará el próximo 28 de julio en el Teatro Real de la capital, el templo de cualquier músico. «Qué buena noticia, Lidia, todo esto es mucho más de lo que esperaba», me comenta mientras preparan el set de grabación minutos antes de la entrevista.

Carlos Rivera se encuentra de promoción y de gira en España; y en este contexto, en el que la mayoría prefiere perrear que bailar pegados, lo sexual a lo sensual y en el que la palabra compromiso dejó de existir en el léxico mental de muchos, llega el mexicano y publica un disco de duetos, Leyendas, que es un homenaje a esos artistas pioneros de la música iberoamericana donde cantan al amor eterno, al amor verdadero y a las historias para siempre. «Soy demasiado romántico para creer que en este mundo hay gente que desea y necesita este tipo de música. Y esto no quiere decir que esté en contra de otro tipo de música, porque tiene que haber variedad y diversidad, pero tenemos que defender nuestra música, que es la de siempre y la que tiene capacidad de trascender», cuenta el mexicano, que asegura que «jamás» cantaría reguetón ya que piensa que «las letras tienen que predominar más allá del género o la música con la que se acompañe».

Así, junto a esas leyendas de la balada o la música de autor, el artista se deja ver y escuchar en Leyendas junto a Raphael, Camilo Sesto, Luis Eduardo Aute, El Puma, Gloria Estefan, José Luis Perales, Juan Gabriel o el maestro Armando Manzanero, icono de la balada romántica y que falleció el pasado diciembre. Para Rivera, sin duda, la colaboración más especial en este trabajo donde reúne a 14 grandes de la música de amor: «Uno de sus grandes regalos fue concederme una de sus últimas grabaciones, de pura suerte había una cámara ese día en el estudio y pudimos hacerlo», recuerda de su día de grabación con Manzanero.

Carlos Rivera se define como una persona terca, soñadora y poco enamoradiza. El primer deseo de su lista es ser padre, su palabra favorita, ‘amor’, y la canción que le representa, Puedes llegar, de Gloria Estefan. Asegura sentir España como su segunda casa, donde suele venir hasta 10 veces al año y donde vivió durante dos (2011-2013) mientras era Simba en El Rey León. Incluso su primer ídolo erótico nos cuenta que fue una española, Penélope Cruz, a quien posiblemente seduciría –en su momento– con su ranchera La Malagueña, a la cual revela ha recurrido en más de una ocasión para conquistar a alguna chica. Aunque, eso sí, las canciones del mexicano no son para dedicárselas a cualquiera, sino a aquella persona que piensas que es la correcta. Cargadas de sentimiento y emoción, son temas para con quien te ves «ahorita, en 10 años y cuando estén viejitos», nos dice Rivera, que confiesa que él ha encontrado finalmente a esa persona y asegura sentirse «muy afortunado».

Sobre la seducción también hablamos con el artista. Y es que entiende que ésta es «un arte» y que hoy «ya no hay filtros ni adornos a la hora de seducir». «Todo es más sexual que sensual», y en este sentido, relata: «Hay personas que preferimos empezar por lo sensual y que después eso ya te lleve a lo que tú quieras, pero es mucho más bonito tener algo que provoque sensualmente a ser absolutamente explícito».