Riz Ahmed: «Pienso interpretar a Hamlet algún día»

Hace 15 años, el primer musulmán nominado al Óscar al mejor actor era detenido en el aeropuerto de Luton a su regreso de Berlín, donde su película de debut, el docudrama de Michael Winterbottom Camino a Guantánamo (2006), acababa de alzarse con el Oso de Plata. Entre otras presunciones, los agentes del servicio de inteligencia británico sospechaban que había elegido su profesión «para promover la lucha islamista». Aquel incidente fue purgado en una canción paródica de hip hop, Post 9/11 Blues, y en un ensayo publicado en The Guardian titulado Encasillado como terrorista.

Desde entonces, Riz Ahmed (Wembley, Londres, 1982) ha protagonizado las superproducciones Jason Bourne (Paul Greengrass, 2016), Rogue One (Gareth Edwards, 2016) y Venom (Ruben Fleischer, 2018), las series Girls y The OA, ganado el Emmy por su papel en The Night Of y aspirado a un premio de la Academia de Hollywood por Sound of Metal (Darius Marder, 2019), pero sigue viviendo incidentes racistas en aeropuertos. En 2019, perdía el vuelo que lo llevaría a una convención de Star Wars porque lo retuvieron en el control de seguridad.

En su nueva película, Mogul Mowgli (Bassam Tariq, 2020), el actor, rapero y guionista inglés de ascendencia pakistaní purga vivencias personales como el racismo y la identidad. Ahmed coescribe el guion y firma las letras de las rimas que su personaje, un cantante de rap que reivindica su condición de inmigrante asiático en Estados Unidos, escupe con furia. Filmin estrena este drama hoy sábado, 31 de julio, en el marco de su festival de cine, el Atlàntida Mallorca Film Fest.

Tanto en Sound of Metal como en Mogul Mowgli te has puesto en la piel de un músico con problemas de salud. ¿Estás tratando de explorar tus propios miedos como artista?

La verdad es que Mogul Mowgli podría ser una secuela de Sound of Metal (risas). Han sido una buena terapia… Cada vez estoy más interesado en crear desde un lugar personal y eso implica enfrentar mis propios miedos, ansiedades y esperanzas, aclarar la mente. Es algo que siempre he hecho en mi música y cada vez lo aplico más a mi trabajo como actor. Este proyecto es, de lejos, el más cercano a mí que he rodado. Creció de conversaciones entre Bassam y yo sobre nuestros orígenes y aspiraciones. Ambos compartimos la contradicción de intentar representar a nuestra gente desde nuestro arte, pero en el proceso creativo, al mismo tiempo, nos alienamos y distanciamos de nuesta comunidad. ¿Qué papel juega el ego en todo esto? ¿Cuánto la catarsis? Creo que necesito hacer más terapia…

¿Qué te llevo a enrolarte como productor?

La idea de hacer lo que quiero y no lo que pienso que el resto quiere que haga. Te aseguro que asumir una posición así es muy difícil, sobre todo como actor, porque parece que no podamos vivir sin un golpecito en la espalda que apruebe nuestra actuación. En ese sentido, Bassam me ha ayudado a liberarme de esa búsqueda de la validación externa. Juntos nos hemos planteado qué es aquello sobre lo que necesito desahogarme y cómo podemos ofrecerlo desde la honestidad. Quizás la audiencia conecte, quizás, no, pero nosotros estamos absolutamente unidos a este proyecto.

De hecho, las canciones de tu personaje forman parte de tu álbum The Long Goodbye.

No fue deliberado. En ese momento estaba trabajando con letras para un nuevo álbum. Cuando terminó el rodaje, las integré en este disco de rap, que trata sobre el distanciamiento del país que pensabas que era tu hogar. Las canciones plasman mi sensación de que Gran Bretaña me ha dejado tirado, me ha expulsado de la casa que construí. Mucha gente se siente así hoy en día. La ola creciente de xenofobia es un tema de debate, pero en términos intelectuales, con referencia a los intereses electorales. No se aborda emocionalmente. El sentimiento que vivo es el de una ruptura sentimental, como si una relación tóxica estuviera llegando a su fin. Me he preguntado cómo he estado tan loco para enamorarme así, si puedo luchar para salvar la relación o si ha acabado, cómo puedo recuperar mi autoestima… Todo el álbum es una exploración de estas reflexiones.

¿Existe una motivación política en la elección de tus papeles? 

Soy muy consciente del amplio significado cultural de mi trabajo, pero si te motivan preocupaciones sociales, el proyecto puede fracasar. Lo que me mueve son mi apetito por crecer y retarme creativamente. Ahora bien, ¿existe una consideración extra si interpreto roles como el de Sound of Metal, no condicionado por mi origen racial? Animar tu trabajo con un propósito más allá de tu propia curiosidad puede ser tanto una carga como un regalo, pero yo lo vivo como una consideración secundaria. Las decisiones en mi carrera no responden a un cálculo, sino que provienen de un lugar emocional. 

En la película, la familia de tu personaje le critica haber acortado su nombre en su carrera como rapero. ¿Te cuestiona la tuya no hacerte llamar Rizwan?

No, ni siquiera me llaman Riz, sino con un apodo que quiere decir cabezota. Mis tíos, mis tías, mis hermanos, hermanas y primos me llaman así, incluso gente de mi comunidad con la que crecí y no tengo parentesco. En esta película exploramos el glorioso complejo moderno de la identidad, la ruptura, alteración y oportunidad de convertirnos en otro.

¿Cuándo consolidaste tu propia identidad?

Cuando eres artista te sientes un extraño de forma permanente. Ser artista te da un punto de vista privilegiado por poder hablar diferentes idiomas, explorar culturas, clases y entornos distintos. Te fuerza a adoptar diferentes puntos de vista desde una edad muy temprana, así que hay una condición inherente de intruso que, irónicamente, también nos lleva a habitar una perspectiva artística. Hasta hace muy poco no he empezado a considerarme artista, porque me sonaba pretencioso. Imagino que he llegado al punto de considerarme como tal después de aceptar el desorden de mi propia incomodidad con las etiquetas de británico, musulmán, rapero, actor… 

¿Te molesta que se refieran a ti como británico cuando visitas Pakistán?

No me importa, me han llamado cosas peores. Es divertido, y no puedo quejarme, porque es una definición precisa, así figura en mi pasaporte. 

¿Qué hay de los rumores que suenan desde 2017 sobre tu deseo de interpretar a Hamlet?

Estudié arte dramático un año y lo abandoné para hacer la película de Winterbottom. La única preparación que recibí fue en Shakespeare y ya que he aprendido algo, quiero usarlo. 

¿Y por qué el príncipe de Dinamarca de entre todos los antihéroes de Shakespeare?

Hamlet resuena increíblemente en los tiempos que vivimos. Aborda temas muy contemporáneos y es un rol y una historia atemporal relatada a través del terror psicológico. Trata sobre cómo en la intersección entre el negocio y la política se crea corrupción, mentiras, miedo y paranoia, pero también sobre la salud mental y las preguntas que surgen en torno a la situación de privilegio. Todos somos conscientes de nuestra complicidad con un sistema de opresión al más débil y de destrucción del medio ambiente. Una vez te percatas de esa connivencia, surgen preguntas como ¿qué hago al respecto?¿Soy capaz de renunciar a mi posición de privilegio aunque implique mi propia destrucción? Sí, pienso interpretar a Hamlet algún día.