La musa de la salvaje y aclamada 'Titane' se llama Vincent Lindon
El actor francés interpreta a un bombero vulnerable en la película ganadora de la Palma de Oro en Cannes, de estreno hoy en España
Dos son las semillas del segundo largometraje de Julia Ducournau: un sueño recurrente que la ha acompañado durante años, en el que da a luz a piezas de motor de coche, y filmar a Vincent Lindon (Altos del Sena, 1959) como nunca antes. Esto es, en toda la brutalidad y la ternura que el actor, amigo personal de la directora francesa, le despierta.
El intérprete recibió el guion de Titane dos años antes de que la película hoy reconocida con la Palma de Oro en Cannes se hiciera realidad. Al terminar de leer el borrador sintió alivio, porque su autora le había advertido que sólo él podía interpretar el rol masculino protagonista. Lindon le dio el sí, quiero, y Ducournau se comprometió a explicarle las razones de su empeño una vez finalizado el rodaje.
«El último día me dijo que, entre la gente que conoce, solo hay dos hombres que le hacen creer a pies juntillas en algo, su padre y yo. Según su opinión, si en una película, mi personaje asegura que algo es de una manera, los espectadores lo encajan. Y para esta historia, el protagonista debía asumir como cierto algo inverosímil», detallaba sobre su personaje, un bombero en un frágil estado mental tras la desaparición de su hijo una década atrás.
El jefe de todo esto
Este drama familiar que es también terror, thriller y comedia, es, en gran medida, una meditación sobre la transformación. Y Lindon se comprometió de lleno. Más allá de esa capacidad de persuasión que ejerce tanto en la vida como en la profesión, tuvo que hacer honor al nombre ficticio que la realizadora le había reservado, Vincent Legrand, que traducido del francés quiere decir el gran Vincent. Para ello, confiaba en Cannes, que había trabajado enormemente sus músculos y practicado horas interminables de deporte. El temor y el respeto que transmite su bombero jefe se ancora a la contundencia de su físico.
Su rol de figura paterna se hizo extensiva al set, pues sus compañeros no superaban la treintena. Junto a ellos aprendió nuevas formas de lenguaje. En el rodaje estuvo rodeado de cuarenta personas que a través de las redes sociales conocían mejor su vida y la de sus hijos que él mismo.
En contrapartida, les transmitió su sangre fría: «Me dedico al cine, así que forzosamente soy egocéntrico. Tengo un amor propio sobredimensionado, pero no es tan grave, lo grave sería tenerlo quizás más pequeño, pero mal ubicado. Al hacerte mayor, es más grande, pero lo ajustas. Si hay un problema, me río de mí mismo. Relativizo las cosas. Ya no monto el pollo si mi habitación es más pequeña que la de otro colega al llegar a Cannes. Y lo mismo en un rodaje, si llueve, pues desplazamos la escena al interior».
Miedos inesperados
Durante el rodaje descubrió que el fuego, más que temor, le despierta fascinación. «Nadar me provoca pánico, pero las llamas me atraen. Ha sido apasionante hacer de bombero. Siempre tenía ganas de que hubiera un problema en la escena para que la repitiéramos. Cuando se desencadena un incendio, ya puedes correr a toda velocidad, que te atrapa, pero no lo visualizo como tal, me da la sensación de que avanza dulcemente».
Al actor francés le da miedo no hacer bien su trabajo, «sentir que la gente es cortés pero ya no tiene ganas de ti», pero sobre todo, le da miedo sentir miedo. Se escuda en que no es una cuestión de edad, sino el mundo de hoy día. «Pienso que las personas pueden hacer cualquier cosa si sienten terror y hambre, y atravesamos un momento histórico en el que se busca que vivamos asustados».
A Lindon, sin embargo, no le provoca entusiasmo el uso del terror para analizar problemas sociales y políticos. «También se puede abordar el momento presente desde los géneros del thriller y la comedia. Fíjate en lo que hizo Raoul Walsh en EE.UU. en los años veinte. Una buena película, una buena música son aquellas creaciones que te hablan del momento en que se crearon», resume el actor, quien, concede que en Titane, que llega este viernes, 8 de octubre a la gran pantalla, hay mucha política. En concreto, «sobre la filiación, el rol de la madre y del padre, el género, el orden, la disciplina y… el fuego».