Dice Jeff Bezos que llegó al espacio cuando tenía cinco años. Solo que quien puso entonces el pie en la luna fue Neil Armstrong. Pero él echó a volar ya su pasión por las matemáticas, la ciencia, la física y la exploración. Era 1969 y Bezos, experto en el largo plazo, ya había decidido cómo iba a ocupar sus siguientes décadas. Hoy tiene 53 años y un imperio valorado en más de 70.000 millones de euros. Es dueño y señor de Amazon, y de todos los productos con el apellido de la sonrisa detrás. Se ha metido en los ordenadores, las casas, los móviles, las neveras, el correo y hasta en las cestas de la compra de millones de personas de todo el mundo. Ha sido, durante unas horas, el hombre más rico del mundo, y puede presumir de haberse mantenido fiel al lema de su vida: “Sigue tu pasión”.
El jueves las acciones de Amazon subieron un 1,5%. Ese incrementó hizo que Bezos, que posee el 17% de la empresa, arrebatara la corona de la fortuna a Bill Gates, fundador de Microsoft, según los rankings a tiempo real que prepara desde hace décadas las revista Forbes. Le ganó solo por unos cientos de millones (calderilla para millonarios), así que después de unas horas todo volvió a la normalidad: Bezos al segundo puesto y Gates a su trono.
Pero, durante estos momentos dio tiempo para entender la relevancia del imperio de Bezos. Porque la historia de Amazon es la historia de Bezos. Ha crecido en función de la personalidad de su fundador. Despacio, seguro, discreto, imparable.
«Subestimé su brillantez»
Este año, Amazon cumplió 20 años en Wall Street: vale un 50.000% más que entonces. El inversor que aquel 15 de mayo de 1997 vio en Amazon la oportunidad e invirtió 10.000 dólares, hoy tendría una fortuna cercana a los cinco millones de dólares.
Laid end-to-end @JeffBezos‘ 90B dollars can circle Earth 273 times, then reach the Moon & back 4 times. Then stack 10 km high pic.twitter.com/wRK1WFkU6S
— Neil deGrasse Tyson (@neiltyson) 28 de julio de 2017
Warren Butter, el cuarto hombre más rico del mundo, admitió recientemente que su gran error fue no haber invertido en Amazon. “Subestimé la brillantez de Bezos. Nunca pensé que podría tener un éxito de tal escala. Es el mejor empresario de la historia moderna. Nadie ha sido capaz de dominar así en dos industrias”, destacó el empresario en la junta general de accionistas de Berkshire Hathaway en referencia a su liderazgo aplastante en el comercio electrónico y la gestión de datos. Reed Hastings, fundador de Netflix, va más allá y reconoce que le asusta su genialidad, porque hace cosas que nadie se plantea.
Porque nadie se planteaba que un analista financiero de éxito de Nueva York abandonara todo para irse con su mujer a Seattle a montar una pequeña empresa de venta de libros por Internet. “Me di cuenta de que el uso de la Web crecía a un 2.300% al año. Nunca había visto u oído de algo que creciera tan rápido. Y la idea de construir una librería online con millones y millones de libros —algo que no podía existir en el mundo físico— me parecía muy excitante”, contó Bezos en el discurso de inauguración de Princeton en 2010.
Ante la duda: sigue tu pasión
“Dudé mucho pero decidí darme una oportunidad. No quería arrepentirme de no haberlo intentado. Tomé el camino menos seguro: seguir mi pasión”.
Esa pasión le llevó a un pequeño piso que costaba menos de 700 dólares en Seattle. Hoy le ha llevado a ser uno de los grandes terratenientes de Estados Unidos. Una de las últimas casas que ha comprado para él, su mujer y sus cuatro hijos fue la sede del Museo Textil de Washington D.C. Esa misma pasión le apoyaba cuando eran él y su mujer quienes envolvían con cartón los paquetes de los libros y los cargaban hasta la oficina postal. Hoy manda sobre decenas de miles de trabajadores en sus almacenes, entre los que se incluyen robots. Esa pasión le permitió seguir cuando a los cuatro años de su creación, Amazon.com todavía no daba beneficios. Hoy crece al 20% anual y se le calcula un valor bursátil de 460.000 millones de dólares, la cuarta mayor empresa del mundo.
“Estoy orgulloso de esa decisión. Al final, somos lo que elegimos”, dijo en aquel discurso en Princeton, la Universidad donde estudió ingeniería.
Bezos es el hombre que eligió la logística. Es el hombre que vive obsesionado con acortar, cada vez más, los plazos de entrega de sus productos. Con este objetivo, tiene una flota de aviones y de drones, que le permiten en algunos casos completar entregas en 13 minutos con Amazon Prime y Amazon Prime Air.
First-ever #AmazonPrimeAir customer delivery is in the books. 13 min—click to delivery. Check out the video: https://t.co/Xl8HiQMA1S pic.twitter.com/5HGsmHvPlE
— Jeff Bezos (@JeffBezos) 14 de diciembre de 2016
Pero, ni los aviones ni los drones solucionaban la entrega de productos frescos porque necesitaba más centros logísticos. Así, Amazon compró la cadena de supermercados Whole Foods por 13.700 dólares, pagados en efectivo y entró de lleno en otro de sus mercados objetivo: la alimentación.
Con estos movimientos que tambalean a sus competidores, Bezos demuestra que no solo le interesa el mundo virtual. Para el que ya desarrolla su propia red de mensajería, tiene su propia producción de películas y series, su plataforma de música y su propia asistente artificial, Alexa. La inteligencia artificial más aclamada es capaz de hacerte la compra (¿cómo no?), narrarte las noticias o convertirse en testigo de un crimen.
¿Qué le queda por hacer a Jeff Bezos?
Al considerar el historial, surge la pregunta de qué le queda por conquistar a Jeff Bezos. Los expertos señalan que todavía queda mucho espacio para seguir creciendo. El comercio online solo supone el 8,5% de toda la actividad de ventas en Estados Unidos, según los datos publicado por el Censo de Estados Unidos en mayo. Pero para Bezos el espacio es mucho más grande que cualquier porcentaje.
“¿Vas a pisar la luna algún día?”, le preguntó el periodista Steven Levy para la revista Wired en 2011. “¿Estás diciendo que si lo haría si pudiera?”. “Doy por hecho que podrás, te pregunto que cuándo crees que lo harás”. “Si quisiera comprar un viaje como turista para volar hasta la Estación Espacial Internacional, podría. Pero cuesta 35 millones de dólares. Quiero bajar el coste de acceso al espacio”.
Entonces llevaba 11 años al mando de Blue Origin, la empresa que ha creado para lanzar viajes espaciales de 11 minutos a partir del próximo año. «Mi modelo de negocio ahora mismo para Blue Origin es vender alrededor de mil millones de dólares en acciones de Amazon por año y lo uso para invertir en Blue Origin», señaló Bezos hace unos meses en el 33º Simposio Espacial Anual de EEUU en Colorado Springs.
En última instancia, su plan es que Blue Origin se convierta en una empresa autosuficiente, con el objetivo a largo plazo de reducir los costes de los vuelos espaciales para que millones de personas puedan vivir y trabajar fuera de la Tierra. El plan es el mismo que hace 48 años. Que millones de niños de cinco años ya no tengan que soñar más con viajar al espacio, porque puedan hacerlo.