De nada sirve la bicicleta si luego bebes leche: las vacas contaminan tanto como las petroleras
Un informe de 2009 del Worldwatch Institute, institución no gubernamental con sede en Washington D.C., puso en relieve un dato alarmante: el 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero son consecuencia del ganado –especialmente vacas–. La cifra es desesperanzadora y contrasta con la estadística aportada por las Naciones Unidos, que hasta entonces marcó el techo en el 18%.
Sabíamos que la ganadería –especialmente vacas– es uno de los factores principales del cambio climático, que la cría de vacas para abastecer el mundo es una misión ruinosa para el medioambiente. Sin embargo, desconocíamos con precisión hasta qué punto llega ese daño.
Un informe de 2009 del Worldwatch Institute, institución no gubernamental con sede en Washington D.C., puso en relieve un dato alarmante: el 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero son consecuencia del ganado . La cifra es desesperanzadora y contrasta con la estadística aportada por las Naciones Unidas, que hasta entonces marcaba el techo en el 18%.
En aquel trabajo condensado en 19 páginas se explica que el gas en cuestión es el metano, una sustancia hasta 33 veces más dañina para la atmósfera que el dióxido de carbono. Pudimos descubrir esta circunstancia, que durante años no trascendió más allá de los grupos ecologistas, gracias al lanzamiento de un documental en 2014 llamado Cowspiracy, donde un joven norteamericano se lanza a investigar el impacto de la ganadería sobre el medioambiente. La película invita principalmente a hacerse una pregunta: ¿cómo es posible que el primer agente del calentamiento global sea la producción de lácteos y carne en un mundo con coches, motocicletas, aviones y fábricas?
Un nuevo estudio viene a certificar esta conclusión, y lo hace sin respaldar las abultadas estadísticas de Worldwatch Institute y con cierto conservadurismo, andando con pies de plomo. La ONG Grain, decidida en el apoyo de un desarrollo agrícola sostenible en Estados Unidos, ha manifestado su preocupación al comprobar el aumento de la contaminación procedente de este sector. Tal crecimiento puede superar incluso el causado por las petroleras. “En conjunto, las cinco principales empresas cárnicas y lácteas del mundo son ahora responsables de más emisiones anuales de gases de efecto invernadero que Exxon, Shell o BP”, puntualiza Grain en su informe, que ha contado con el apoyo del Instituto de Política Agrícola y Comercial.
Si hay una razón de peso para explicar que este nivel de emisiones haya pasado desapercibido durante tanto tiempo es el nivel de secretismo con el que opera esta industria, que en muchos casos consigue evitar la publicación de información respecto al nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. “Hemos descubierto que los datos disponibles están incompletos, no es posible comparar entre compañías”, recoge el documento.
Tanto es así que solo cuatro de entre los 35 gigantes cárnicos mundiales –una marca japonesa y tres europeas– han proporcionado información detallada al respecto al Instituto de Política Agrícola y Comercial. Del mismo modo, solo 14 de estas sociedades han anunciado que realizarán esfuerzos para reducir las emisiones, sin exponer más detalles.
Hay revelaciones igualmente sorprendentes: el conjunto de las emisiones de las 20 compañías de carne más grandes en el planeta supera el de países enteros como Alemania, Canadá, Australia o Reino Unido. Además, Estados Unidos, Unión Europea, Canadá, Brasil, Argentina, Nueva Zelanda y China son responsables del 60% de las emisiones consecuentes a esta producción. “No hay otra opción”, alerta Devlin Kuyek, portavoz de Grain, “la producción de carne en los países donde operan las 35 compañías más importantes debe reducirse significativamente. Estas corporaciones están presionando para sacar adelante acuerdos que incrementen sus exportaciones y emisiones, desestimando soluciones reales como una agroecología que beneficiaría a granjeros, trabajadores y consumidores”.
En los acuerdos de París suscritos en 2015 por la mayor parte de los países –195– y abandonados en 2017 por Estados Unidos se incluye un compromiso efectivo para limitar el aumento de la temperatura de la Tierra a 1,5 ó 2 grados centígrados de aquí a final de siglo. Es un hecho que la implicación de los productores ganaderos es fundamental para alcanzar el objetivo.
Oliver De Schutter, antiguo colaborador de las Naciones Unidas y copresidente del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles, cree –de hecho– que el sector ganadero debe ser los pionero en este cambio de tendencia: “Son los principales contribuyentes al cambio climático y generalmente se han escapado del escrutinio porque no recopilan información sobre sus impactos. Este informe debería alentar a los gobiernos a tomar medidas para detener su crecimiento”