Así es el coche conectado que 'habla' con semáforos y pasos de cebra

Son las 12 del mediodía de un martes de julio y en Segovia arden las aceras. Dejamos atrás el Acuaducto montados en un coche singular, el único en España que es capaz de comunicarse con los semáforos y los pasos de peatones. Enfilamos por una de las calles principales y el vehículo recibe un aviso en la pantalla, acompañado de un pitido, que le indica que el semáforo se va a poner en rojo. Al girar a la derecha, otro anuncio: hay peatones cruzando por un paso de cebra que nosotros todavía no vemos. Se trata de una curva ciega, pero el conductor está advertido y ha reducido la velocidad. Evitar frenazos, colisiones y accidentes es el objetivo principal de que los vehículos se comuniquen con la infraestructura urbana. El siguiente paso va más allá: hablar con señales de tráfico, carreteras, todo tipo de mobiliario vial.

Detrás de esta experiencia tan sencilla hay un despliegue de gran complejidad técnica que han llevado a cabo Telefónica, Seat y Nokia. Este equipo ha conseguido por primera vez en España combinar información que proviene de semáforos, cámaras térmicas y del vehículo para asistir al conductor. «Es información adicional que nos da la ciudad y que permite ampliar las capacidades de los conductores», ha explicado Mercedes Fernández, gerente de Innovación de Telefónica España.

Este nuevo caso de conducción asistida ha sido posibles gracias a lo que llaman el 4,9G —el paso previo a la esperada llegada del 5G— que permite una bajada de la latencia (el retorno de la red) para que la respuesta que se recibe de semáforos, pasos de cebra y coches sea ultrarrápida, casi en tiempo real. Así, cuanto más se reduzca la latencia, más avanzarán las posibilidades de conducción autónoma y cooperativa.

 

 

Esta es una situación ha tenido lugar en un entorno real con semáforos y peatones reales. La experiencia es real, pero tan limitada en el tiempo y en el espacio que no se puede decir que los coches conectados a infraestructuras también lo sean. Que un solo vehículo haya conseguido comunicarse con un semáforo y un paso de peatones durante una mañana es una situación difícilmente extrapolable, y sus creadores lo saben. «Esto es un primer paso, porque el coche conectado está todavía empezando. No creo que esto llegue a generalizarse muy rápido, porque hace falta todavía una gran inversión», ha sostenido Fernández.

Pero esta experiencia es como una ventanita desde la que asomarnos al futuro y hacernos una idea de a dónde podemos llegar si invertimos en tecnología. Los coches conectados a una red 5G, que pueden reaccionar en un milisegundo, evitar frenazos inesperados y ayudar a ampliar la visión del conductor para prevenir atropellos, pueden tener un impacto brutal en la cifra de accidentes.

 

El 90% de los accidentes son por fallos humanos

 

Actualmente, el 90% de los accidentes de coches están causados por fallos humanos, según recogió en marzo un estudio de CESVIMAP. Es más, son las nuevas tecnologías y los sistemas ADAS, de asistencia a la conducción, los que están contribuyendo a la reducción de la frecuencia y la gravedad de sus consecuencias.

El informe recomienda apostar especialmente por los sistemas de frenada de emergencia y aviso de colisión con los que cuentan ya algunos de los coches conectados. Compara estos sistemas con los airbags, que al principio también fueron opcionales, encarecían el precio de compra del vehículo y hasta la prima de su seguro. Y ahora son obligatorios, asequibles y han salvado millones de vidas.

Según Fabian Simmer, responsable de digitalización de SEAT, los sistemas del coche conectado pueden reducir la tasa de accidentes entre un 65% y un 68%: «Pero tenemos que colaborar entre todos o iremos mucho más lentos». En el verano de 2019 toda la gama de sus vehículos incluirá los sistemas para conectarse con infraestructuras.

Una de los puntos fuertes del proyecto es que cuenta con el apoyo de la red de Telefónica. La directora de Innovación para España ha asegurado que el protocolo que permite la comunicación entre el vehículo (llamado C-V2X) y la infraestructura se va a ir implantando en toda la red nacional, pero que todavía está en un nivel precomercial. «Considero en un año y medio o dos años lo podremos tener en toda la red«, ha señalado Fernández, que ha apuntado que se tiene que generar todo un ecosistema que apoye la incorporación de estos sistemas por parte de las administraciones públicas y también de las empresas de las carreteras.

La alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, al ser preguntada por la inversión pública que se necesitaría para implantar estos sistemas en una ciudad, ha asegurado que «es prematuro» pensar en un plan de inversión para modernizar todas las infraestructuras porque todavía se trata de un paso previo.

 

Tecnología contra la despoblación

 

Segovia y Talavera de la Reina se han convertido en una especie de avanzadilla de lo que podrán ser las ciudades con una implantación total del 5G. La alcaldesa de Segovia abraza orgullosa el marco del proyecto Ciudades Tecnológicas 5G, en el que las ha incluido Telefónica, porque puede ser una forma de que los jóvenes de la ciudad y la provincia se queden. «Estamos en una tierra, la de Castilla y León, que se despuebla, que están sufriendo una sangría poblacional y esto supone las llegada de nuevas empresas y oportunidades para los jóvenes«, ha dicho.

Estas ciudades pioneras han sido elegidas como escenarios reales para probar las posibilidades del 5G. Una de estas opciones es la realidad distribuida, un tipo de tecnología similar a la virtual y aumentada, que supone combinar la realidad que rodea al usuario con un entorno capturado remotamente. Así nace el proyecto «Tapas en…», que hace posible tomar un gazpacho de fresa frente al mar o un mousse de naranja en Marte sin moverte de un claustro segoviano.

«Hablo desde la humildad de una ciudad de 52.000 habitantes que se ha atrevido a diversificar y apostar por la innovación«. El objetivo de la ciudad, que tiene en el turismo uno de los principales motores de desarrollo, es que la tecnología sirva para apuntalar lo ya conseguido.