Stephanie Kelton: «Entrar en el euro fue un error»
La asesora económica de Bernie Sanders en las campañas de 2016 y 2020 propone, en ‘El mito del déficit’ (Taurus), ver la deuda pública desde una nueva óptica
Poner en el centro de la política económica las necesidades de los ciudadanos en lugar de los déficits en los que se pueda incurrir. En definitiva: lo opuesto a la austeridad. Es la receta de la teoría monetaria moderna (TMM), que aboga, desde la heterodoxia económica, por que los países con soberanía monetaria (Estados Unidos, Reino Unido…) vean la deuda pública desde una óptica radicalmente distinta. Sobre este tema se publica ahora en español El mito del déficit: la teoría monetaria moderna y el nacimiento de la economía de la gente (Taurus), en el que Stephanie Kelton (profesora de Economía y Política Pública en la Stony Brook University y asesora económica de Bernie Sanders en sus campañas presidenciales de 2016 y 2020) desmonta, capítulo a capítulo, seis mitos acerca del déficit público y ofrece una nueva visión sobre el gasto público.
El déficit importa, asegura, pero «no de la manera en que nos han enseñado a entenderlo», ya que, al ser emisor de moneda, un país con soberanía monetaria siempre puede hacer frente a sus deudas emitiendo más dinero (y no, esto no implica que se dispare inevitablemente la inflación, asegura Kelton). Si bien todavía es minoritaria, la teoría monetaria moderna está ganando cada vez más atención pública y más adeptos (especialmente en el ala más progresista del Partido Demócrata).
¿Hay una creciente desconfianza del capitalismo?
Hay algunas pruebas que lo indican y es comprensible, pero creo que hay una tensión entre una pérdida de fe en el sistema y un sentimiento yo creo que renovado de esperanza sobre hacia dónde podríamos ir si tomamos decisiones políticas distintas. Estamos sacando de la pobreza a la mitad de los niños que están en la pobreza mediante legislación, pero sí, la gente ha estado frustrada con las crecientes desigualdades, el estancamiento de los salarios y el deterioro de las comunidades al destruirse tantos empleos.
¿El efecto de esta crisis será tan duradero como el de la de 2008?
Creo que es demasiado pronto para saberlo. Creo que la razón de que los efectos fueran tan prolongados tras la crisis de 2008 fue la respuesta fiscal tan débil que hubo. ¿Repetiremos los mismos errores? Desde luego hay un riesgo. Después de la crisis financiera pasamos de proporcionar apoyo fiscal a preocuparnos por el déficit y la deuda y a la austeridad. Los Gobiernos podrían repetir ese error.
¿Qué oportunidades presenta la crisis de la COVID-19 para la transformación de la economía?
La COVID-19 hundió la economía, todo se vino abajo y cuando las piezas se desmoronan existe la tentación de ponerlas lo antes posible exactamente como estaban antes para volver a la llamada normalidad. Suena a cliché y en cierto modo lo es, pero la oportunidad es recoger las piezas, pero colocarlas de manera distinta porque si las colocamos como estaban antes estamos restableciendo las mismas vulnerabilidades. Tenemos una crisis cruzada: no es solo una crisis sanitaria ni una crisis económica y laboral, sino que hay también una crisis de vivienda, una crisis climática… Así que la oportunidad consiste en poner las piezas de forma distinta, en abordar otras deficiencias de largo recorrido en nuestra economía con respecto a la sanidad, a la crisis climática, al empleo, a la migración.
¿Qué opina del fondo de recuperación europeo?
Mi impresión es que es demasiado pequeño, demasiado lento y demasiado complicado.
¿Por qué demasiado complicado?
Creo que hay tiranteces y criterios en el proceso de aprobación que lo hacen complicado. La decisión sobre qué hacer con los fondos no depende solo de los Gobiernos democráticamente elegidos, sino que también está sujeta a la aprobación en Bruselas. A eso me refiero con complicado.
El Tratado de Maastrich tenía un defecto de nacimiento, que es esta idea de que puedes separar lo monetario y lo fiscal
Los países de la Eurozona no tienen soberanía monetaria. ¿Cometieron un error al entrar en el euro?
El Tratado de Maastrich tenía un defecto de nacimiento, que es esta idea de que puedes separar lo monetario y lo fiscal, de que puedes llevar la política monetaria a una escala supranacional pero dejar la fiscal en una escala nacional. Cuando la deuda italiana estaba en liras, el Gobierno siempre podía hacerle frente y, por lo tanto, Italia no estaba en riesgo de impago. Pero al haberse pasado al euro, se abrió la puerta al riesgo de impago y, por tanto, a una crisis de deuda. Por supuesto, eso fue exactamente lo que pasó en 2010.
Pero la otra parte de la respuesta es que ahora sabéis cómo gestionar el riesgo de impago. En esta crisis Christine Lagarde dijo que no era trabajo del BCE gestionar las primas de riesgo, pero muy rápidamente se retractó y el BCE se puso a jugar el papel que solo puede jugar él, como emisor de moneda de la región, que es gestionar las primas de riesgo.
O sea que la respuesta es sí, fue un error, pero, a pesar de ese defecto de nacimiento, sabéis cómo gestionar el riesgo de impago si tenéis un Banco Central con voluntad. La pregunta es ¿cuánto tiempo va a jugar ese papel el BCE? ¿En qué momento va a retirar ese apoyo? Porque, en ese caso, los países estarían potencialmente arruinados. La realidad es que podéis volver muy rápido a un lugar que se parezca a 2010.
En el libro menciona que, en EEUU, «aproximadamente la mitad de toda la nueva renta va a parar al 1 por ciento más rico de la sociedad». ¿Cómo se soluciona la desigualdad?
A mí me preocupa mucho que no se persiga este problema desde el núcleo. De lo que están hablando aquí muchos demócratas es de políticas destinadas a redistribuir la renta para afrontar esto. Yo no estoy muy en el tren de la redistribución y creo que esto es clave. Necesitamos no tanto políticas de redistribución como políticas destinadas a predistribuir para que los ricos no lleguen a acumular tanto.
La inflación de Estados Unidos en abril fue la mayor desde 2008, un 4,2%. ¿Eso es síntoma de un déficit fuera de control?
La lección que hay que aprender de esto no debería ser: «Ay, la inflación fue del 4,2% el pasado trimestre, así que el déficit debe de ser demasiado elevado». En absoluto. Lo que digo en el libro es que, en nuestra experiencia histórica, casi siempre que hemos tenido algún problema con la inflación ha sido por cosas que han pasado en la parte de costes, en la parte de oferta, no en la parte de demanda. Y es lo que estamos viviendo ahora. Yo digo que, para buscar la prueba de que el déficit es demasiado grande, podemos ver la inflación, pero no que la inflación siempre sea la prueba de un déficit demasiado grande.
¿O sea que no hay una cifra concreta de inflación que sea causa de preocupación?
No, no quiero dar esa impresión, pero lo que digo es que la TMM no dice que ningún aumento observado de la inflación por encima de un objetivo concreto sea necesariamente una prueba de que el déficit es demasiado alto. ¿Creo que cualquier nivel de inflación es tolerable? No, realmente la inflación es un problema político. A la población no le gusta una inflación excesiva y la razón, obviamente, es que, si los sueldos no suben al mismo ritmo, el nivel de vida real disminuye. Pero, si la inflación es del 3,4% y los sueldos suben también un 3,4%, no hay un problema real. El problema viene cuando el aumento de los precios supera al de los salarios. Yo estoy cómoda con objetivos de inflación como los que hemos tenido durante décadas, algo así como un 2%, pero no creo que los bancos centrales tengan la capacidad de cumplir esos objetivos, creo que no hay pruebas de que la tengan.
Así que creo que lo que necesitamos es una caja de herramientas más sofisticada. No podemos tener solamente un banco central subiendo o bajando los tipos de interés para cumplir con un objetivo de inflación: eso no funciona. Tenemos que desarrollar un entendimiento más sofisticado y sutil de las dinámicas de la inflación porque no lo tenemos. La Fed no lo tiene. La Reserva Federal nos ha dicho que no tiene una teoría fiable de la inflación. ¿Qué te dice el hecho de que el banco central más poderoso del mundo admita que no tiene un modelo fiable de inflación? Y yo añadiría que hace falta algo más que un banco central para luchar contra las presiones inflacionarias: se necesita una multitud de políticas distintas para abordarlas, pero lo primero es entender qué es lo que está provocando la inflación.