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De metadatos a conversaciones reales: el salto de la NSA en espionaje internacional

La NSA está grabando y almacenando todas las llamadas a móviles de al menos dos países, mediante un sistema llamado SOMALGET. La noticia ha generado un enfrenamiento mediático entre The Intercept y Wikileaks, que acusó a los primeros de ocultar el segundo país sometido a control total. El primero, identificado como Baseacoat, es Bahamas. La novedad que introduce SOMALGET es que permite acceso total a metadatos y una memoria “total de audio” de 30 días.

Metadatos

La NSA en Fort Meade, Maryland. (Handout/Reuters)

No se trata de metadatos. Tampoco de pinchazos puntuales. Ni siquiera del seguimiento de un operativo especial en torno a una red delictiva. La NSA está registrando, grabando, y almacenando todas las llamadas móviles entrantes y salientes de al menos dos países, mediante un sistema secreto llamado SOMALGET. Esos países son Bahamas y Afganistán. Del primero de ellos tuvimos noticia gracias a los documentos de denuncia que presentó Edward Snowden contra la NSA, y fue desvelado como es habitual por el periodista Glenn Greenwald en The Intercept. Sobre el segundo se produjo un extraño el silencio. Greenwald se refería a él como “país X” y se escudaba en que desvelar su identidad podía ocasionar un gran “derramamiento de sangre”.

72 de horas de plazo

La publicación en The Intercept, el pasado 19 de mayo, del nombre de las Bahamas como una de los países sometidos al control de grabación de llamadas bajo SOMALGET, fue muy criticada en Twitter desde la cuenta oficial de WikiLeaks porque consideraban inaceptable que se ocultase al otro país. Greenwald defendía sus razones y se escudaba en la prudencia: “Wikileaks también retuvo información cuando estaban convencidos de que podría dañar a inocentes”.

Tras algunos días de debate en redes sociales entre WikiLeaks y The Intercept, la web de Assange anunció el pasado 20 de mayo: “Dentro de 72 horas revelaremos el nombre censurado del país cuya población está siendo grabada en masa”. Y lo hicieron: el 23 de mayo WikiLeaks dio al mundo el nombre del país sometido al control total de llamadas: Afganistán. Nueva sorpresa envenenada de Julian Assange a Obama, que se encontraba esos días precisamente en plena visita a las tropas de Estados Unidos en Kabul.

Afganistán no es Bahamas

Aunque la NSA se escuda en un plan de lucha contra el narcotráfico para encontrar la puerta trasera desde la que registrar todas las llamadas de estas islas, el gobierno de Bahamas no fue en absoluto consultado al ponerse en marcha este programa. En cualquier caso, y a pesar de que lo de Bahamas pudiera tratarse de un plan para poner a prueba la capacidad de SOMALGET, en Afganistán las razones debemos buscarlas en el conflicto que implica a los Estados Unidos desde 2011.

“La NSA ha estado grabando y almacenando casi todos las llamadas nacionales e internacionales de dos o más países desde 2013”, denuncia WikiLeaks, “Tanto The Washington Post como The Intercept (con sede en los EEUU y editado por el presidente eBay, Pierre Omidyar) tienen censurado el nombre de uno de los estados víctimas”. Según Assange, ambos medios “declararon que habían censurado el nombre del país víctima, a petición del gobierno de EE.UU”.

En opinión de los responsables de Wikileaks mantener la “censura” sobre el nombre de un “país víctima” sólo ampara más víctimas inocentes, y pone como ejemplo “el programa de aviones no tripulados dirigidos de EEUU que están matando a miles de personas y cientos de mujeres y niños en Afganistán, Pakistán, Yemen y Somalia, en violación del derecho internacional”.

“En consecuencia”, concluía Assange, “WikiLeaks no puede ser cómplice de la censura del país víctima X. El país en cuestión es Afgnistán”.

Extranjeros de interés especial

La vigilancia total de Bahamas se justifica como parte de un plan global contra el narcotráfico en Estados Unidos. En los documentos de la NSA sobre el control de estas islas se identifica como el objetivo del programa a los narcotraficantes y a “extranjeros de interés especial”. Cabe señalar que estos son los ciudadanos procedentes de países “como Afganistán, Irán, Irak, y Pakistán”, como apunta el gobierno Federal en este documento oficial sobre contrabando fechado en julio de 2010.

En definitiva, la NSA podría haber encontrado el marco adecuado para vigilar en el extranjero a contrabandistas, traficantes de personas, y terroristas por igual, al menos en esos países “de interés especial” para Estados Unidos, aunque en principio, este operativo no tiene nada que ver con armas de destrucción masiva o planes de atentados. De hecho, Estados Unidos considera que Bahamas no esconde ningún peligro para la seguridad nacional.

Y sin embargo, no se trata de una vigilancia como la conocida hasta ahora.

¿Qué es el sistema SOMALGET?

Forma parte de un programa más alto llamado MYSTIC. Según los documentos filtrados por el ex espía Snowden, MYSTIC se utiliza para monitorear en secreto los sistemas de telecomunicaciones de Bahamas –país identificado en los informes con el nombre clave Basecoat-, México, Filipina y Kenia entre otros países. Este programa registra los llamados metadatos. Es decir, la hora, el lugar de origen y el lugar del destino de las llamadas.

La gran novedad que introduce SOMALGET es que permite a la NSA grabar conversaciones enteras de todo un país y almacenarlas durante un mes. “Los sistemas de recolección SOMALGET”, según los informes filtrados, “cuentan con acceso total “a metadatos en tiempo real” y cuentan con una memoria para grabación “total de audio” de unos “30 días”.

En todo caso, de los documentos en los que la NSA valora su funcionamiento se deduce que Bahamas ha sido empleado como “banco de pruebas” para este sistema y que “existen analistas especializados en los dos países a los que SOMALTEC tiene acceso”. Además, consideran exitosa la misión: “con la ingeniería adecuada y coordinación”, no hay razones para que este sistema no pueda “expandirse a otros accesos” que cuenten con “hardware compatible”.

La reacción de Bahamas

El pasado 20 de mayo, el Gobierno de Bahamas emitió un comunicado de prensa anunciando una inmediata investigación, y confirmando que lo publicado por Greenwald ya había sido denunciado por “personal de alto nivel de la embajada de Estados Unidos”.

El Gobierno de Bahamas expresa en un comunicado que “la noticia de que existe espionaje y registro de audio de llamadas móviles de los bahameses por parte de organismos de otro país es claramente alarmante”. “Los hechos deben ser aclarados”, afirman, “de lo contrario, el comportamiento descrito sería claramente ilegal” y “un abuso de poderes”. Además, señalan, supondría “un gran fracaso moral por parte de sus autores” y “una ilegalidad que desafía los principios fundadores del Estados de Derecho”.

Secreto sobre el secreto

La gran pregunta es: ¿qué está haciendo la NSA con los archivos de audio interceptados en Bahamas? Más allá de formalismos, no se deduce de sus informes que haya finalidad de lucha contra el narcotráfico, o la voluntad de desbaratar alguna operación que comprometiera a la seguridad de los Estados Unidos. Por eso, la filtración de este programa secreto, más que luz, aporta nuevas incógnitas sobre la política de espionaje norteamericana fuera de sus fronteras.

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