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Tres días en el corazón del califato islámico

Aleppo resurge. Según un documento oficial al que ha tenido acceso Investigations, ahora es un Califato islámico donde reina el orden e impera la paz y la prosperidad social y económica. Su organización, sometida a la sharia, pretende dejar a un lado las ruinas, la sangre, las ejecuciones, el hambre y la miseria.

Tres días en el corazón del califato islámico

Pan y paz. El ISIL muestra su cara más amable en el recién autoproclamado califato en Aleppo (Hamid Khatib/REUTERS)

No hay ni rastro de las crucifixiones. Nada de sangre. Ni un solo vehículo militar. Ni un edificio en ruinas. Es la imagen de la ciudad de Aleppo que ofrece el autoproclamado Califato en un documento oficial de más de una treintena de páginas al que ha tenido acceso Investigations.

Imágenes de ríos y recursos naturales que evocan paz en su portada. Y una cuidada infografía que lo resume todo en grandes cifras. Según esta información del nuevo califato, Aleppo se compone de 1.200.000 habitantes distribuidos en cinco ciudades y 450 pueblos. Ocupa en total una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados: desde las afueras de la ciudad siria de Alepo hasta la frontera con Turquía y provincia siria de Raqqa.

Tierra bendecida

Tras la descripción geográfica, los voceros del ISIL dan pie a lo que llaman la “pintoresca naturaleza” del lugar y muestran “muchas cosas buenas con las que Alá bendijo a este estado”. Así se observan bonitas fotografías de ríos, montañas, bosques, y cultivos, en algo que parece más bien un reclamo turístico.

El califa ha rebautizado el Eufrates en su segundo día en el poder. Ahora se llama al-Farouq, y la presa hidroeléctrica es ahora Faoruq Dam.

Economía y organización

El nuevo califato pretende aumentar los impuestos progresivos como motor económico. El objetivo es redistribuir la riqueza a través del organismo designado para ello, una Cámara que se está encargando ya de elaborar un censo de pobres y también de cobrar impuestos a los propietarios de “granjas, pastos y tiendas”. Con ese dinero se establecerá una cuota fija para los pobres en función de su nivel de necesidad, previamente evaluado.

Pan para todos. La Oficina de Molinos y Panaderías asegura que ya controla una gran red de hornos de pan, para “garantizar el acceso a todos”. En este sentido hablan de “autosuficiencia” e incluso “superávit”.

Desde diferentes oficinas municipales, que entre otras cosas se encargan de la limpieza de basuras y mantener cuidadas las calles, parques y jardines, hasta la gestión de recursos como el agua o la electricidad. Todo tiene cabida en este constructivo proyecto en el que se omita toda mención a la situación que atraviesa la zona. Una de las pocas referencias la encontramos en el apartado de electricidad. Allí una nueva empresa – Faoruq- gestiona la red y el suministro, y se alude al empeño de esta compañía estatal en la “reparación” de transformadores, torretas y cables que “fueron dañados por los bombardeos y efectos de la guerra” –se ilustra con una imagen donde una inmensa grúa repara una torreta de electricidad-, y también en las diferentes reparaciones periódicas.

Justicia y seguridad

Las comisarías de policía han sido pintadas en los colores blanco y negro que distinguen al ISIL, y su lema y logotipo brilla ya en todas las fachadas. Estas comisarías se encargan de la seguridad interna y patrullan para vigilar que se cumpla la ley del Estado Islámico.

La organización legal es la impuesta desde el primer momento por el ISIL, separando la justicia en dos campos: una dedicada a los juicios generales, basados en la sharia o ley islámica, el segundo está abierto a quejas sobre los soldados del ISIL.

Todas los demás departamentos dependientes de la Corte se eliminan y se reduce su papel a “eliminar las injusticias”, mantener la ley islámica y establecer los límites del estado. Por supuesto, resumen así el principal trabajo de la administración: “Promoción de la Virtud” y “Prevención del Vicio”. En esto tiene un cometido especial la red de propaganda formada sobre las mezquitas, y equipos de enseñanzas islámicas que realizan “rondas diarias” por las aldeas invitando a los ciudadanos a conocer y dar a conocer su religión.

Educación y milicia

El Califato Islámico ha entrado de lleno en la educación. El nuevo Departamento de Educación está revisando todos los planes de estudios existentes y eliminando posibles “enfoques anteriores” que “contrarían la ley islámica”. De la nueva red de enseñanza islámica obligatoria forman parte todas las escuelas del estado. El ISIL asegura que ha creado en la región “20 institutos dedicados a la enseñanza de la sharia”. En la ciudad de Maskanah, el folleto presume de contar actualmente con 2.500 niños que ya están aprendiendo a memorizar el Corán en sus institutos y mezquitas, bajo la supervisión de las oficinas propias de esta urbe.

Una parte esencial de la organización del Estados Islámico es engrosar constantemente su ejército. A este efecto han abierto una oficina para reclutar a “cualquier musulmán que quiera colaborar” como soldado en el ejército islámico. El objetivo es formarlos en las diferentes etapas a través de esta oficina para que puedan dedicarse finalmente al ámbito militar en las misiones que le sean encomendadas.

El propio folleto sobre la situación de Alepo incluye un listado de principales enemigos en los distintos frentes así como una infografía, de sus avances y sus fronteras. En ella señalan los lugares donde se están librando las batallas más importantes para la expansión del califato.

En un comunicado reciente, bajo el título “Esta es la promesa de Alá”, aseguran que “ha llegado el momento de que las generaciones que se estaban ahogando en océanos de desgracia, siendo amamantados  con la leche de la humillación, y gobernados por los más viles (…) ha llegado el momento de que se levanten”. El objetivo es crear un califato al estilo medieval borrando las fronteras desde el Mediterráneo hasta el Golfo, y sin olvidar que se considera a los musulmanes chiítas enemigos y herejes que merecen la muerte.

Mensaje del califa a los musulmanes

En las últimas horas ha comenzado la distribución por todos los medios –impresos, sonoros, videos, digitales y redes sociales- del mensaje especial de Al Baghdadi a los muyahidines y a los musulmanes, con motivo del inicio del Ramadán. Tras una larga ristra de alabanzas a Alá, el califa asegura que “no hay ninguna acción en este mes ni en ningún otro mejor que la yihad el camino de Alá” y pide “apoyar la religión de Alá a través de la yihad”: “aterrorizar a los enemigos de Alá”, ordena.

A estas recomendaciones le sigue un análisis teológico y moral de cómo debe traducirse el Ramadán en el día a día, destacando la importancia de ceder todo en la vida con tal de que la religión islámica resulte victoriosa. Asegura Al Baghdadi que las mezquitas han sido profanadas y que la “umma –comunidad- del Islam está mirando a la yihad con ojos de esperanza”. Culmina su arenga a los musulmanes para que sean ambiciosos y menciona a “China, India, Palestina, Somalia, la Península Arábiga” además de Egipto, Irak, Indonesia, Afganistán, Filipinas, Irán, Argelia, y Marruecos antes de sentenciar: “sus hermanos de todo el mundo están esperando a su rescate”.

Posteriormente hace una ardiente defensa del terrorismo como modo de adorar a Alá y de exigir “sus derechos (como musulmán) y no renunciar a ellos”. “Siria no es para los sirios, e Iraq no es para los iraquíes. La tierra es de Alá”, sentencia, “y el Estado es un Estado para todos los musulmanes”. “Esta es mi recomendación para ti. Si te mantienes fiel a él, conquistarás Roma y te adueñarás del mundo, si Alá quiere”, concluye.

Mientras el nuevo califa hace estas llamadas a la yihad, plagadas de citas del Corán y sustentos teológicos, la vida en Alepo se muestra como un lugar tranquilo y casi paradisíaco, donde niños y mayores parece vivir felices y en paz, y donde el nuevo Estado Islámico trabaja incluso en la construcción de escuelas para las personas discapacitadas, tal y como recoge el folleto en el apartado de Educación. Una publicación de 36 páginas, en la que no aparecen mujeres en ninguna fotografía ni mención, y en la que la única alusión a ellas es en la imagen de un instituto femenino, recordando en sus muros el mandato del hiyab.

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