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La guerra del petróleo: ¿Quién gana y quién pierde con la caída de los precios?

El descenso de los precios del crudo enciende las alarmas en muchos países productores cuyas finanzas dependen en grado significativo del valor del oro negro. Los gobiernos de Rusia, Irán, Venezuela, Argelia, Nigeria y Ecuador son algunos de los que se pueden ver más afectados.

La guerra del petróleo: ¿Quién gana y quién pierde con la caída de los precios?

La mayor caída en el precio del barril de petróleo en 4 años, y unas previsiones que lo mantienen a la baja para 2015, dibujan un escenario en el que pujan países exportadores e importadores, con consecuencias importantes para ambos. El petróleo, define una vez más el acontecer geopolítico con implicaciones que van más allá de los datos económicos. Los gobiernos “petro-dependientes” pueden verse en serios aprietos.

A mediados de octubre el precio del crudo experimentó su descenso más importante al ubicarse por debajo de 85 dólares por barril, 27% menos que su nivel más alto en el año.

Los expertos lo atribuyen a la desaceleración económica en China y Europa, al incremento de la producción –incluyendo el petróleo de esquisto o shale oil de Estados Unidos-, a la estabilidad en las cuotas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) –cuyos 12 miembros aportan un tercio del crudo mundial- y al aumento de reservas.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) –organización internacional que coordina políticas energéticas- rebajó en 200 mil barriles diarios su previsión de demanda global para 2014, que se situará en 92,4 millones de barriles diarios. Asimismo, destaca que el crecimiento de la demanda será más débil en 2015 y espera, además, que los precios sigan cayendo.

De acuerdo con un informe de Barclays Capital, el precio se mantendrá por debajo de los 100 dólares en 2015. Estima una disminución de 14 dólares, colocando al  marcador mundial Brent de $107 a $93, y al de los Estados Unidos, West Texas Intermediate (WTI) en $85.

La firma Goldman Sachs apunta a una mayor caída para principios de 2015: un barril Brent a $85 y un WTI a $75, unos $15 menos que sus predicciones anteriores.

Con esta perspectiva los países productores, sobre todo aquellos altamente dependientes de los ingresos petroleros, ven sus economías amenazadas mientras que los importadores se frotan las manos –al menos de momento- por el impulso que este ahorro puede significar.

Petróleo conspirativo

El columnista de The New York Times y ganador en tres ocasiones del premio Pulitzer, Thomas L. Friedman  plantea que la baja del crudo no es un asunto simplemente económico sino que se trata de una guerra petrolera que enfrenta a Rusia e Irán por un lado y a Estados Unidos y Arabia Saudí en el otro, al mejor estilo de la Guerra Fría.

En esta encendida hipótesis, Friedman explica que esta alianza –intencionada o no- es comparable con lo que también estadounidenses y saudíes hicieran, entre 1985 y 1986, frente a los últimos líderes de la Unión Soviética: provocar el descenso de los precios del crudo hasta hacer imposible el financiamiento de sus presupuestos y ocasionarles así la quiebra.

Para comprender la incidencia de la baja de los precios, hay que señalar que los ingresos por exportaciones de petróleo representan más de 50% para Rusia. Según la agencia Stratfor Global Intelligence, Rusia tiene importantes reservas financieras, sin embargo su presupuesto para 2015 se basó en un barril a $117 y el descenso podría significar una reducción de 2% de su PIB.

Ello podría mermar al apoyo del Kremlin a las empresas afectadas por las sanciones impuestas por Occidente -por el apoyo ruso a separatistas ucranianos- y tal vez obligue al gobierno de Vladimir Putin a moderar su posición frente a Ucrania.

Según Paul Richter, especialista en asuntos internacionales de Los Angeles Times, la cuestión no llegaría  a tales extremos. Explica que las presiones económicas ponen en dificultades al presidente ruso frente a sus empresarios pero ello no lo haría cambiar su posición sobre Ucrania.

Mientras que para Irán -cuyas exportaciones de petróleo representan más del 60% de los ingresos del Estado-, la baja del precio sí significaría un importante déficit fiscal -para equilibrar su presupuesto requeriría un barril a $140-, que lo colocaría en una posición más débil frente a las sanciones económicas impuestas por Occidente por su programa nuclear.

Sin embargo, el gobierno iraní confía en que el desplome será breve y se lo atribuye a ajustes del mercado.

Apuesta por precios bajos

Arabia Saudí -el mayor exportador de petróleo y miembro de la OPEP- elevó en septiembre su producción en 100 mil barriles diarios, en un mensaje en el que prevalece la defensa de su cuota de mercado sobre el precio.

Algunos analistas señalan que este país podría aceptar un precio por debajo de los 90$ o incluso de los $80 por barril, por uno o dos años.

La estrategia saudí, que cuenta con importantes reservas de divisas, apunta a usar su ventaja competitiva de precios sobre los productores de petróleo de esquisto estadounidenses, cuyo negocio no sería rentable de ubicarse el barril por debajo de $80 de forma sostenida.

Frágil dependencia

Uno de los países que puede verse más afectado por la caída de los precios del crudo es Venezuela, cuyos ingresos dependen en 95% de la renta petrolera. Por ello, se espera que el gobierno del presidente Nicolás Maduro sugiera un recorte en la producción para elevar los precios, durante la próxima reunión de la OPEP del 27 de noviembre.

Esta propuesta pareciera no tener eco en miembros del organismo que incluso han aumentado su producción, como es el caso de Arabia Saudí, Libia, Irak –a pesar de la lucha contra el Estado Islámico-.

La cesta venezolana (que incluye las exportaciones del país tanto de petróleo como de sus derivados) tocó su piso más bajo desde 2010 -al ubicarse en $75,79- en un momento difícil para la economía del país que sufre una escasez global de productos de 40%, una inflación que superará 60% este año, un estricto control de cambio y disminución severa de las reservas internacionales líquidas, que tocaron mínimos históricos en septiembre, ($900 millones), entre otras dificultades.

Maduro aseguró que el presupuesto venezolano para 2015 estará calculado a $60 el barril, por lo que podrán hacer frente a sus compromisos económicos y sociales. Otros –como la firma Stratfor Global estima que para ello Venezuela necesitaría un barril como mínimo a $110.

Un descenso sostenido del precio –además de agudizar la crisis interna-, podría obligar la gobierno venezolano a vender activos y a reconsiderar acuerdos de suministro –unos 400 mil barriles diarios- a bajos precios y condiciones muy favorables para Cuba, los países de Petrocaribe (que reúne a estados de América Central y del Caribe) y de América del Sur, disminuyendo su influencia sobre la región.

En otros países dependientes del precio del crudo también se encienden las alarmas. Irak se ve presionado por el avance del Estado Islámico y necesita un barril a $106 para no caer en déficit, mientras que Argelia lo requiere en $121 para hacer frente a sus compromisos sociales y sus gastos en seguridad y defensa. Nigeria, por su parte, necesita un barril en torno a los $119 y Ecuador en $117 para poder equilibrar su presupuesto de 2014.

Países consumidores: ¿Un respiro momentáneo?

Para la Unión Europea, China, Japón e India -grandes importadores mundiales- esto significa un importante ahorro. Sin embargo, el descenso del precio del barril vinculado a la débil demanda apunta a una desaceleración económica.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió sobre unas menores expectativas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial tanto para éste, como para el próximo año. Algunos expertos incluso temen una tercera recesión en Europa.

El informe World Energy 2014 de la Agencia Internacional de Energía señala que Europa adquirió el año pasado 9,3 millones de barriles de petróleo diarios, por lo que una bajada del precio entre 20% y 30% no es desdeñable.

En el caso de España, que consume unos 1,2 millones de barriles diarios, el ahorro de $30 dólares –de $110 a $80- por barril, significaría unos $36 millones cada día.

Los consumidores no verán una baja en sus gastos a la misma escala, pues el costo  final incluye, además de la materia prima, la refinación y una carga importante de impuestos. En el caso español, más de la mitad del precio de la gasolina se va en tasas.

Por su parte, China importa 5,6 millones de barriles diarios y cualquier descenso será bienvenido. Sin embargo, la producción industrial China ha sufrido una importante desaceleración, lo que podría traducirse en una menor demanda de crudo.

La Agencia de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos señaló que con un barril cotizado a $70 implicaría un ahorro de $30 mil millones al año. Si bien la baja del petróleo puede significar un impulso económico, en un futuro próximo podría afectar a la economía, pues un dólar fuerte incidiría negativamente en las exportaciones, el empleo y el gasto.

El petróleo sigue moviendo al mundo. Ganadores y perdedores en la actual la coyuntura reacomodan sus fichas en el mapa energético mundial y de poder geopolítico.

Claudia Delgado Barrios

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